Un Rondo desencadenado prepara su salida de los Bulls

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Rajon Rondo, en un partido con los Bulls. (Getty)

El que fuera indiscutible director en cancha del último campeonato de Boston Celtics (2008) está viendo el mundo NBA que conocía desaparecer a su alrededor. Rajon Rondo es ahora un pequeño aviador en llamas, maniobrando a través de un cielo de la NBA iluminado en plena batalla.

“Lo veo lento”, fue todo lo que en sustancia declaró su entrenador Fred Hoiberg en la tarde de fin de año para explicar el destierro al fondo de la rotación al que había sometido a su base titular en las últimas semanas de diciembre. Ver cómo un jovencísimo, tibio, voluntarioso Michael Carter- Williams tomaba la plaza de primer base de los Chicago Bulls por delante de Rondo había sido una medida difícil de metabolizar para mucha gente, trayectorias en mano.

Posiblemente con la intención de subrayar su posición, Hoiberg dio un giro de tuerca y durante los siguientes cinco partidos dejó sentado e inédito al experimentado base: cero minutos disputados durante diez largos días que fueron hinchándose rueda de prensa tras rueda de prensa con una toxicidad insoportable. La medida de Hoiberg ha demostrado ser no sólo ambientalmente fatal sino una de las peores medicinas para un hombre como Rajon Rondo que condujo a tres futuros miembros del Hall of Fame a ganar sus únicos anillos.

Tras su vuelta a la cancha, el Wildcat de Kentucky ha disputado cinco encuentros (2-3), siempre desde el banquillo y promediando 22 minutos en pista. Por bien que Rondo jamás haya sido precisamente conocido por su eficiencia como lanzador, sus números en este tramo rompen a la baja la peor de sus estadísticas: 12 de 38 en los últimos cinco encuentros, es decir un 31% de conversión en tiros de campo. Unos números impropios y sin precedentes.

Al fondo de la rotación

El frío de verdad llega sin embargo al observar específicamente su rendimiento en Chicago Bulls, franquicia histórica por la que fichó como agente libre el pasado verano, bajo la promesa de tener el papel relevante que tuviera en Boston (papel que obviamente no va a desempeñar, esencialmente porque la plantilla de este Chicago no es la de aquellos Celtics, pero eso es otra historia.)

Rajon Rondo en esta campaña 2016-17 está operando severamente por debajo de su media histórica en todos los valores estadísticos relevantes para un base. Ha bajado notablemente (y en su caso es mucho decir) en anotación, y sensiblemente en asistencias. Pero sobre todo, y más relevante todavía, su valor de eficiencia por minuto (en inglés PER) ha caído a un más que alarmante 10.5. Para comprender lo abismal de este dato diremos que la media de la NBA es 15 y que otros conductores de juego como Russell Westbrook, Chris Paul, LeBron o Lowry gravitan valores de 28. Ahora mismo Rajon Rondo no logra estadísticamente una plaza entre los 100 mejores jugadores de la NBA.

Posiblemente consciente de todo ello y con la amargura de aquel que finalmente se sabe involucrado en una relación que no le conviene, Rondo declaró esta semana en una entrevista con David Aldrige (uno de los popes del periodismo a pie de cancha de la NBA): “Yo no firmé para esto. Quizás todo esto tiene que ver con el personal [de Chicago Bulls]. Es decir el año pasado, fui líder en asistencias de la NBA, pero no serías capaz de nombrar a tres jugadores del equipo para el que jugaba. No tengo duda que mis habilidades siguen siendo válidas, siempre y cuando esté con el personal adecuado y se dé una buena dinámica de juego.”

Es por supuesto un torpedo a la línea de flotación de los Chicago Bulls y de paso un pequeño navajazo a los Sacramento Kings. Y rebosa verdades, como mínimo en lo estadístico. Si bien su contrato le mantendría originalmente en la Ciudad del Viento por una temporada más, no sería de extrañar que viéramos pronto a este jugador tan especial, talentoso y genial, apunto de cumplir 31 años, firmando por su quinto equipo (desde el traspaso en 2014 desde Boston ha pasado por Dallas, Sacramento y Chicago) en tres años.

Quizás el caso Rondo apunta a un conflicto, una estructura de magnitud superior. El juego está cambiando, la cancha se abre, los jugadores de perímetro bombardean a triples. ¿Dónde podremos encajar a este base, y a otros de cortes similar, en la NBA abierta y triplista de hoy? Veremos.

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