A Portugal por fin le sale cara en los penaltis y Cristiano ya está en semifinales
Polonia empezó el partido ganando 1-0. No había llegado el duelo a los dos minutos cuando el lateral Cédric hizo una cantada propia del mismísimo Coentrao y se tragó un balón por atacar mal el bote. Su pifia la aprovechó el extremo Grosicki para conectar un pase medido al centro del área. Por allí merodeaba Lewandowski, entre los despistados Pepe y Fonte. El delantero del Bayern dio un paso atrás y marcó a un toque. Era su primer gol en la Eurocopa. Y podía valer oro. Cristiano Ronaldo torcía el gesto.
No era para menos. Empezar un partido de cuartos de final de una Eurocopa regalando un gol al rival es peor idea que cortarse el pelo en el peluquero de Pablo Iglesias. A Portugal le entraron las prisas y empezó a atacar con la precipitación y desesperación de quien busca un baño en pleno apretón. Nunca lo hiciera. A sus espaldas dejaban espacios que podían ser mortales. El partido tenía muchas pérdidas y muy poquito juego.
A los diez minutos Cédric quiso enmendar su error asistiendo a Cristiano en el área, pero su media volea la rechazó uno de los centrales de Polonia atento a la jugada. Pasaban los minutos y Polonia empezaba a gobernar el partido ante una selección lusa que era el ejército de Pancho Villa después de ponerse hasta las trancas de Tequila. Corrían como pollos sin cabeza, sin orden, sin sentido, sin ton ni son.
A los 16 minutos apareció otra vez Lewandowski para quebrar la cintura de Pepe en una baldosa y marcarse un disparo seco que atrapó abajo Rui Patricio. Le siguió una contra de Milic que evitó Pepe, esta vez bien, casi in extremis. Y luego una acción coral de todo el ataque de Polonia murió en los pies de Fonte. Polonia se gustaba y quería matar el partido.
Respondió Cristiano a los 27 minutos con su primer tiro a puerta, pero le salió demasiado suave y centrado, como Rajoy. Dos minutos después Félix Brych –el mítico amigo Félix del Barça ante el Atlético en el Camp Nou– se comió un penalti clamoroso sobre Ronaldo, que se desesperaba caído en el césped.
Renato se suelta el pelo
A los 32 empató Portugal. Fue Renato Sánchez, un jugador con mucho físico, pero no demasiado cerebro. Es atolondrado en su fútbol, aunque poderoso. No vale ni de lejos los 80 millones que va a pagar el Bayern por él, pero a sus 18 años aún tiene tiempo para aprender a jugar al fútbol. El caso es que Renato le tiró una pared a Nani, que se la devolvió a la perfección y el disparo del mediocentro luso se coló a la izquierda de Fabianski. Partido nuevo.
Con el gol, Renato se vino arriba y quiso estar en todos los lados. De mediapunta, de extremo, de mediocentro. Hacía muchas cosas (demasiadas), algunas incluso bien, pero a veces entraba en estado de hiperventilación. Menos mal que el amigo Félix señaló el descanso para que dejara de correr.
El partido volvió a salir con vértigo y un punto de desorden en la reanudación. Atacaba Polonia, atacaba Portugal. Fue Cristiano el que desperdició una clara ocasión en el 55 después de una asistencia de Nani. Llegó fundido al área y no vio que le acompañaba un compañero por el segundo palo, pero su disparo salió defectuoso. Igual que la siguiente ocasión, también para Ronaldo, que le pegó con la pierna de apoyo en boca de gol tras otro pase desde la banda de Nani. Portugal merecía la victoria aunque fuera a ramalazos.
El partido empezó a ser un poco correcalles y la pelota iba de área a área como la falsa moneda pasaba de mano en mano. Y estábamos en el 70. El tiempo avanzaba al ritmo del cansancio de ambos equipos y con él, los errores individuales. Los técnicos movían el banquillo en busca de oxígeno para sus jugadores.
En el 85 Cristiano volvió a tener en sus botas la clasificación de Portugal, pero otra vez el crack le pegó al aire cuando estaba solito ante Fabianski tras un pase en profundidad de Moutinho. Su rostro era un puro fado. El error de CR7 condenaba a su selección a una prórroga incierta. Más sufrimiento para dos selecciones que venían ya de jugar 120 minutos también en octavos.
Otra prórroga de premio
Arrancó la prórroga por la misma línea que el partido: con Cristiano Ronaldo desperdiciando una ocasión en boca de gol. Se le nota incómodo como delantero centro y llega una décima tarde a los balones, porque se ve fuera de sitio, como un cuarentón en un concierto de Gemeliers. El duelo se ralentizó por falta de fuelle en ambos equipos.
Un disparo alto de Milik fue lo único reseñable de la primera parte de la prórroga. Los minutos caían demasiado lentos para futbolistas y espectadores por igual. Sólo una acción a balón parado o un error individual podía evitar los penaltis. El partido era agotador. De jugar y de ver. Ambos equipos firmaban los penaltis. Y ahí que nos fuimos.
Cristiano y Lewandowski arrancaron marcando sus respectivos penaltis. Renato iba con el segundo. Fuerte. Arriba. Gol. Le siguio Milik. Rasito. Gol. Moutinho también raso. Gol. Después Glik. Fuerte. Gol. Nani, con paradinha. Gol. Tiró luego Blaszczykowski y paró Rui Patricio. Quaresma marcó el quinto y metió a Portugal en las semifinales de la Eurocopa.