Mundial 2018: Cheryshev mete a Rusia en octavos
El ex del Madrid volvió a marcar y ya es pichichi del Mundial con tres goles.
Salah marcó de penalti el gol de la honra de Egipto
Rusia quiere su Mundial. La anfitriona volvió a dar un recital ante Egipto en una segunda parte en la que volvió a mojar Cheryshev y donde Dzyuba mostró todo lo que tiene que hacer un 9 para rozar la perfección. Egipto dependió demasiado de un Mohammed Salah que no estaba al 100%, y que pese a ello fue el mejor de su equipo. Los rusos tienen ya los dos pies en octavos de final.
Ambas selecciones presentaban cambios sensibles en sus onces. Se mantenía el bloque que debutaba hace pocos días en este Mundial 2018. Egipto ocupaba titulares con la entrada de Mohamed Salah, el jugador del Liverpool saltaba de inicio dejando en el banquillo a Arm Warda. Cherchésov incluía dos novedades en Rusia: las molestias de Dzagoev le dejaban fuera, por decisión técnica también lo hacía Smolov. De inicio saltaba Cheryshev, merecido tras sus dos goles ante Arabia Saudí, y Dzyuba en la punta de ataque.
Cuando el balón echó a andar, se notó en los primeros compases que Rusia no tenía en frente a Arabia Saudí. En el partido inaugural, la anfitriona mostró sus credenciales para ser primera de grupo con fútbol y goles. Una sorpresa para todos, ya que llegaban con muchas dudas. A Egipto se le notó la necesidad de los puntos, tras esa derrota ante Uruguay, y se pudo ver un encuentro muy igualado en todo momento, sin un dominador claro.
El conjunto de Cherchèsov se encomendaba a Dzyuba, que saltaba como titular. El espigado delantero del Zenit de San Petersburgo fue un faro al que seguir durante la primera mitad. Daba igual el balón que le echaran, que el ariete sacaba rédito de cualquier situación. Fue un incordio en todo momento para la zaga egipcia y rozó el tanto en un par de ocasiones con su testa. Cheryshev y Golovin estuvieron también muy participativos durante los primeros 45 minutos e hicieron cantar un par de ¡uys¡ al aficionado ruso desplazado al Saint-Petersburg Stadium.
En frente estaba Egipto, muy dependiente y atenta a cada movimiento de Mohamed Salah, al que se le privó de la exigencia en tareas defensivas para mantener su frescura. Escorado a banda se le buscó una y otra vez. En sus botas estuvo la ocasión más clara de la primera mitad: controlaba en la frontal del área, se revolvía y disparaba con la zurda rozando el poste derecho de Akinfeev. Mohsen, el delantero de Los Faraones, también tuvo un par de ocasiones con la cabeza, pero todas defectuosas.
Egipto se derrumba en la segunda parte
Tras el paso por vestuarios algo cambió. La pegada que mostró Rusia ante Arabia Saudí se materializó, o al menos la suerte. Apenas habían transcurridos segundos del segundo tiempo cuando Zobnin remataba errático un balón que se quedaba muerto en la frontal. El balón lo intentó despejar Fathy, que se vio penalizado por el bote del esférico y acabó empujando con su rodilla el 0-1, en propia meta.
El golpe fue duro para Egipto, que no terminaba de reaccionar. Tardó diez minutos en asustar a Rusia de nuevo, otra vez Salah. Un balón colgado al área le llegó tras un par de conexiones con la testa de sus compañeros, la intentó colocar pero el disparo acabó en córner. Ese mismo saque de esquina se paseó por el área de Akinfeev sin encontrar rematador. Y Rusia no quería más sustos.
Tras esa acción llegó la sentencia rusa. Fueron apenas cinco minutos de excelencia para el combinado de Cherchésov. Primero con una gran maniobra de Fernandes en el área para poder ceder fácil para Cheryshev, que batía fácil a El-Shennawy, logrando su tercer gol en dos partidos.
Sin tiempo para reponerse, el escuadrón ruso sentenciaba. Dzyuba terminaba de exponer su tesis sobre cómo debe ser un delantero centro. El 22 local fue de largo el mejor del partido y lo demostró con el tercer tanto. Controló en el área un balón larguísimo desde campo propio. La pinchó, se deshizo de otro rival con un segundo toque, y batió fácil ante el meta egipcio para terminar su recital.
Héctor Cúper intentó hacer responder a su selección con un par de cambios pero poco serviría ya. Sería Salah el que daría algo de vidilla a los compases finales con una pena máxima que necesitó del VAR para materializarse –el colegiado lo pitó fuera del área–. El jugador red no falló desde los once metros e hizo el 3-1 ante Akinfeev.
Los últimos compases sirvieron para ver la funcionalidad que tiene Rusia también a la contra, que pudo ampliar el marcador en un par de ocasiones. Va muy en serio la anfitriona, que tiene ya el pase a octavos en un 99% en su bolsillo.