Messi desenfunda sus armas y dirige un nuevo triunfo del Barcelona

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Messi firmó un gran partido en Eibar. (AFP)
Javier Iglesias

Eibar recibió la visita de uno de los mejores pistoleros de la Liga. Este pequeño municipio guipuzcoano es conocido, entre otras cosas, por su producción de armas de fuego que han apodo al equipo de Ipurúa. Desde 1997 se han dejado de fabricar, pero el aroma a pólvora inspiró a un Messi que no tuvo piedad.

El Barcelona entró muy enchufado al partido desde el comienzo. En cuando Undiano Mallenco tocó el silbato comenzó a mandar y metió atrás a un Eibar que quería que sus opciones pasasen por ser un equipo sólido e intenso.

Los de Luis Enrique tocaban el balón muy rápido. Control y pase. Uno y dos. Tiqui, taca. Pero sin sobarla. Entonces apareció Messi por primera vez en el encuentro. Al trote, por no decir andando, recogió un balón en la zona de tres cuartos que transformó en un pase magistral por encima de la defensa y al hueco hacia Luis Suárez. El uruguayo la puso al segundo palo donde Munir, el sustituto del sancionado Neymar en el once titular, sólo tuvo que empujarla a la red defendida por Riesgo. Apenas habían transcurrido siete minutos y el Barcelona ya estaba por delante en el marcador.

Minutos después Suárez tuvo el segundo en sus botas. Con la fuerza y la potencia que le caracterizan condujo hasta la el área rival, pero su disparo, dirigido a la escuadra, se marchó elevado.

El Eibar, lejos de venirse abajo, fue creciendo según transcurrían los minutos. Iván Ramis tuvo en su cabeza el empate. En segunda jugada tras un córner dispuso de una de las ocasiones más claras de los armeros, pero su remate se marchó por arriba de la meta de Bravo.

Mientras, Messi seguía a los suyo. El argentino jugaba un partido paralelo en el que cada vez que tocaba la pelota generaba una ocasión de peligro. Con otro pase sacado de la chistera regaló un gol a Munir, que el canterano no supo desenvolver. Dudó entre chutar o asistir a Suárez. Optó por la segunda, pero su pase acabó lejos de los tres palos.

Los de Mendilibar no cesaban en su intento por buscar la igualada. Escalante, que pidió un penalti por agarrón de Alves, probó suerte en un par de ocasiones. Sin embargo, el que más cerca estuvo de batir a Bravo fue su compañero Busquets. Tras una gran presión a la salida del balón azulgrana, un disparo de Enrich a punto estuvo de acabar en gol tras un despeje del centrocampista culé que se pasó la primera mitad intentando solucionar un golpe en los dedos de la mano.

El empate se rondaba y el Eibar se lo creía. Pero esta vez Messi dejó el papel de asistente a un lado y se vistió de goleador. El argentino cogió en balón casi en la divisoria de los dos campos y comenzó a correr un contraataque. Munir y Suárez le acompañaban, uno por cada costado. Leo, con la pelota cosida a la bota, llegó hasta el área y en el momento justo sacó un disparo preciso con su zurda que acabó en la red lejos del alcance del meta local. Lo guisó y se lo comió.

Otro penalti más a favor

En la segunda parte, el Barça supo llevar el partido a su terreno, mientras que el Eibar pagó el esfuerzo físico realizado en la primera mitad. Messi aprovechó para aumentar su cuenta goleadora y presentar su candidatura al Pichichi. El argentino materializó un discutido penalti, otro más y van 14 a favor de los culés en esta Liga, para firmar su gol 21 y quedarse a seis de Cristiano.

Esta vez Messi no se lo dejó a un Suárez, que cerró el marcador con un gol que aleja el runrún que se tornaba sobre su figura por la falta de gol en las últimas semanas. El Barcelona no flaquea. Tres puntos más que sirven para estar un paso más cerca de un nuevo titulo de Liga.

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