Marc Márquez encarga su noveno Mundial

Marc Márquez se va de vacaciones con los deberes hechos y su noveno Mundial en el horno. El objetivo de alcanzar a Valentino Rossi está cada vez más cerca tras su victoria en Brno este pasado fin de semana. No hay quien pare al número 93, que va lanzado hacia su séptimo título de MotoGP. Ahora mismo es muy superior al resto y quedó reflejado tras su quinto doblete seguido, que le coloca con 120 puntos de ventaja sobre Álex y 168 respecto a Bagnaia a falta de 10 carreras para el final.

Tras hacer una de «mis mejores primeras partes de temporada de mi carrera», el octocampeón del mundo se marcha al parón veraniego con el título en el bolsillo. Ni él mismo se esperaba estar en esta situación al inicio de año. Pero el de Cervera ha alcanzado el ecuador del campeonato en su mejor momento. Atrás han quedado los errores de Austin y Jerez que provocaron sus dos únicas caídas del año. Aquello supuso un antes y un después en su temporada.

Fue después del GP de España cuando Marc Márquez se sentó y analizó sus errores, el «por qué, cómo y cuándo se tenía que hacer» como dijo él tras la carrera de Brno. Una vez su cabeza hizo click y entendió lo que tenía que hacer para corregirlo, todo cambió, para él y para el campeonato. De Jerez salió segundo del Mundial, un punto por detrás de Álex, que logró su primera victoria en MotoGP y el liderato.

Le Mans fue una carrera marcada por la lluvia. Ahí, el español vestido de rojo tiró de experiencia y de inteligencia para mantenerse encima de la moto y llevarla de vuelta a boxes en segunda posición, mientras sus rivales se caían. En Silverstone se les apareció la virgen a los dos Márquez después de que mostraran una bandera roja al poco de irse al suelo. Al no haber completado ni una vuelta, la carrera se relanzó con salida desde parrilla en las posiciones iniciales. Para colmo, Bagnaia, que había hecho la elección correcta al principio, se fue al suelo en la segunda salida y Marc acabó en el podio.

Luego han venido los cinco dobletes consecutivos. Tras dos carreras locas pasadas por agua llegó Aragón, territorio Marc Márquez, y todo cambió. A pesar de los intentos de Álex por ponerle nervioso, el de Cervera dominó todos los entrenamientos del fin de semana y ganó las dos carreras. Era el principio del fin para sus rivales. En el test, Ducati encontró algo que le permitió dar un salto de puesta a punto al español.

Márquez se pone en modo estelar

Desde entonces, el hexacampeón de MotoGP no se ha bajado de la primera posición. Ni siquiera un error en la sprint de Sachsenring que le hizo llegar a estar a más de 3 segundos del primero, o los problemas de presión en el neumático en el sábado de Brno evitaron su victoria. Ha conseguido algo que nadie más había logrado antes, ganar cinco carreras seguidas con Ducati y hacer cinco dobletes consecutivos entre sprint y carrera larga.

Además, el mayor de los Márquez ya es el piloto que más triunfos ha logrado en las sprint races. Ha superado en media temporada el récord de Jorge Martín en un año. MotoGP llega al ecuador con la sensación de que el Mundial es cosa de uno y de que él es su principal rival cada carrera. De la mano de Gigi Dall’Igna y el Ducati Lenovo, Marc Márquez ha recuperado su mejor nivel, el de antes de la lesión, en 2019.

La Torre de Campeones –trofeo que se le otorga al campeón de MotoGP– ya se está preparando para poner una nueva placa con el nombre de Marc Márquez. Lo tiene en su mano, le vale con acabar segundo todas las carreras que quedan para levantar su séptimo campeonato de MotoGP e igualar a Rossi. Todavía queda mucho, falta rematar la faena en la segunda mitad de la temporada, pero por el momento el español se ha ganado unas vacaciones por todo lo alto, irse de fiesta y lo que quiera porque mucha parte del trabajo ya está hecho y el noveno título está encargado.