Ilicic cierra la puerta al sueño europeo del Valencia

El Valencia puso punto y final a su andadura en la Champions League en medio de una vorágine de goles, emociones y sentimiento de ausencia por la prohibición de acudir a Mestalla debido a la crisis del coronavirus. Josip Ilicic representó el poderío ofensivo de una Atalanta que volvió a golear (3-4) a los ché a pesar de los intentos de Gameiro y Ferrán de liderar a un equipo notable en ataque, pero marcado por los fallos defensivos.

El ambiente desangelado de Mestalla intentó ser contrastado con la grabación de cánticos que sonarían en megafonía durante los 90 minutos de partido, cuya potencial ampliación, en caso de prórroga, se vería como un éxito rotundo visto el resultado de la ida. Ese 4-1 cosechado en San Siro otorgaba pleno favoritismo a la Atalanta, un conjunto ultraofensivo y que sólo en su principal carencia, la organización defensiva, podía encontrar a un enemigo que le apartara de los cuartos de la Champions.

Tres minutos tardó el Valencia en demostrar lo que muchos ya sabían. Su defensa no está preparada para jugar eliminatorias de Champions. Con el capo Garay lesionado de larga duración y su escudero, Gabriel Paulista, de baja por sanción, Diakhaby volvió a mostrar sus carencias con un penalti evitable que Ilicic iba a transformar para aumentar la pendiente de la cuesta a escalar por los ché.

La esperanza es lo último que se pierde y aún con todo en contra –resultado, moral y grada vacía– el conjunto de Celades sacó fuerzas de flaqueza para hacerse con el dominio y Gameiro puso la mordiente para, aprovechando la falta de contundencia de la línea de tres centrales de la Atalanta, hacer un empate que reactivaba un sueño lejano pero al fin y al cabo, aún vivo.

Espacio para soñar

Otro gol antes del descanso se antojaba fundamental para dar un golpe moral a la eliminatoria y el Valencia lo encontró… en contra. Unas manos de Diakhaby, el mejor jugador de la Atalanta en la primera mitad, condenaba a los ché a verse superados por Ilicic desde los 11 metros y, esta vez sí, convertir en el más difícil todavía el darle la vuelta a una eliminatoria virtualmente perdida.

La cabeza de Diakhaby no estaba como para seguir en el partido y Celades aprovechó para realizar una maniobra ultraofensiva, reemplazando al central galo por Guedes y dejando una línea de tres defensores en la que ninguno –Wass, Kondogbia, Coquelin– eran defensas. Freuler puso a prueba la maniobra suicida pero su disparo golpeaba en el palo, mientras acto seguido Gameiro sí acertaba a convertir el centro medido de Ferrán. 

Ferrán aparece, Ilicic sentencia

El niño prodigio del Valencia aparecería por segunda vez en el encuentro para dar pie a aquellos que piensan en él para un grande. Ferrán aprovechó un pase majestuoso de Parejo para superar a Sportiello con una vaselina mágica que volvía a cuadrar las cuentas para optar al milagro. Lástima de la aparición, la tercera de la noche en forma de gol, de un Josip Ilicic que confirmaba su vitola de villano ché con un nuevo remate notable de zurdas, este en jugada y no a balón parado.

Seis goles en un partido loco que dejaba a los valencianistas satisfechos en cuanto a la actitud de los suyos pero defraudados por los tantos recibidos. La misma fragilidad defensiva que les condenó en San Siro hacía inútil el esfuerzo de remontada e Ilicic, quién sino, subía la apuesta y anotaba el cuarto, su cuarto, para aniquilar definitivamente a un Valencia que se despide de la Champions con honores y goleado dentro de un ambiente enrarecido por el vacío provocado a causa del coronavirus.