Griezmann no tuvo su noche en su regreso al Metropolitano
Antoine Griezmann no tuvo su día en su regreso al Metropolitano. El atacante del FC Barcelona vivió un ambiente hostil en su primera visita al Atlético de Madrid y tuvo una actuación, cuanto menos, gris.
El partidazo que cerraba la jornada entre el Atlético de Madrid y el Barcelona tenía como principal morbo el regreso de Antoine Griezmann al Metropolitano. El francés volvía tras su sonada marcha el pasado verano y el recibimiento, como era de esperar, no fue el mejor. Entre pitos, abucheos e insultos, el atacante culé vivió su primera visita como rival al que fuera su estadio, en la que no estuvo precisamente fino. Su actuación fue cuanto menos gris, sin llegar a entenderse del todo con Messi y Suárez.
Griezmann regresaba al Metropolitano en el que puede ser su mejor momento de forma de la temporada. Cada vez más integrado en el esquema de Valverde y mostrando un mejor entendimiento con los otros dos bastiones culés en el ataque, amenazaba a su ex equipo con dejarles alejados de la cabeza de la Liga. Sin embargo, el futbolista no tuvo su día.
Que le esperaba un ambiente hostil se notó en los prolegómenos del encuentro. Los pitos de la afición rojiblanca al ser anunciado por megafonía como integrante del once del Barcelona no era nada comparado con lo que le esperaba después. Nada más saltar a calentar, se comenzaron a escuchar cánticos procedentes de un sector de la grada que decían «¡Griezmann muérete!» y que se unían a la atronadora pitada del resto del estadio.
Una vez comenzó el partido, lejos de olvidarse de él, el Metropolitano prosiguió su fijación con la que fue hasta la pasada campaña su estrella. Cada vez que el futbolista barcelonista tocaba el balón, los pitos retumbaban con fuerza en el templo rojiblanco.
En lo deportivo, poco que destacar de Griezmann. En la primera parte fue objeto de dos duras faltas por parte de la defensa rojiblanca, pero su incidencia en el ataque fue nula. En la segunda mitad, que comenzó de nuevo con cánticos por parte de la hinchada contra su persona, disparó a puerta desde la esquina izquierda del área, que atrapó sin problemas Oblak.
Pese a que sus apariciones se contaron con los dedos de la mano, Griezmann tuvo una de las más claras para los suyos. Corría el minuto 69 cuando se aprovechó de una gran conducción de Messi y un posterior dentro de Suárez para sacarse una volea de primeras que salió mordida y se fue desviada.