Fognini desquicia a Carreño y deja a España en el alambre

El equipo español se queda al borde de la eliminación en la ATP Cup. Pablo Carreño cayó ante Fabio Fognini (6-2, 1-6, 6-4) en un encuentro durísimo en el plano físico y sobre todo, mental, y en el que el tenista gijonés no pudo hacer bueno su gran segundo set, penalizado por un inicio muy negativo y un parón, antes del tercer parcial, en el que su rival se escapó de la pista y consiguió sacarle de sus casillas. España deberá remontar, mientras Italia se coloca a sólo un paso de eliminar a la vigente subcampeona de la ATP Cup y soñar con el título desde la serie final.

Fabio Fognini es uno de los tenistas más particulares del circuito. El italiano, dotado de unas cualidades ofensivas de difícil comparación, contiene también el defecto de la fácil desconcentración, por lo que llevar el partido a una batalla mental resultaba imprescindible para Carreño, más joven pero también mejor preparado para partidos del máximo nivel. Si había que depender de la cabeza, Pablo tendría a priori más opciones de ganar.

Las cartas estaban aún escondidas pero los precedentes dejaban resquicios sobre los que dibujar un teórico escenario, que al menos en el primer set, se quedaría lejos de una realidad tangible. Carreño, más agresivo en esta ATP Cup, comenzó mandando y dominando desde el fondo de la pista ante uno de los magos del circuito, a los que defender no está entre sus prioridades.

El break inicial era prueba de la mayor concentración de Pablo que, sin embargo, iba a cortocircuitar de forma inesperada, al más puro estilo Fognini. Lo que había sido inspiración, táctica y cabeza se iba a convertir en el mayor descontrol posible, tanto tenístico como mental, en un cúmulo de golpes y decisiones que dejaron al español lejos de lo competitivo.

El primer mal fue marcharse del partido, pero es que encima con ello, Carreño había devuelto la magia a la muñeca de Fognini. El resultado no podía ser más duro, en forma de rosco parcial para pasar del 0-2 al 6-2 favorable a Italia. La cara de Nadal lo decía todo. ¿Le iba a tocar actuar y estrenarse en pos de salvar el primer punto de eliminación?

Todo dependería de una reacción de Carreño que en el primer juego no iba a suceder. El asturiano sumaba dos puntos casi sin querer, pero su cabeza seguía en la manga inicial, en la ventaja perdida ante un rival al que tenía dominada la moral en el pasado. El desgaste mental era tremendo y así se mostraba el número dos español sobre la pista. Agarrotado en sus carreras y sus golpes, incapaz de encontrar efectos y ángulos. Necesitado de una mejora inmediata que le permitiese, al menos, competir con Fognini.

La lluvia resucita a Carreño

La clave podía estar en el servicio, el escudo de todo tenista en horas bajas para maquillar su inferioridad, pero lo rocambolesco del partido iba a continuar con una tormenta eventual que obligaba a parar de inmediato el partido, y cubrir la pista con el techo retráctil. El parón, de casi media hora hasta que se secó por completo el tapete, resultó a priori una buena noticia para Pablo, que aún no sabía que esas gotas lo habían cambiado todo.

Fognini ganó los dos primeros puntos tras la reanudación, neutralizando el 40-15 de Pablo con su servicio –y 1-0 favorable al italiano–. Desde entonces, el gijonés se haría con el mando del partido hasta devolverle, uno a uno, los golpes sufridos en el primer set. Un punto por delante de su rival en lo tenístico y varios en lo mental, Carreño volvió a invocar al caos de Fognini, quien se inmoló en cada punto clave hasta sufrir, esta vez en sus propias carnes, el segundo rosco parcial del día. Tres restos inmejorables del español colocaban las tablas en cuanto a sets.

Fognini ríe el último

El encuentro más loco de lo que va de ATP Cup tendría el tercer set como inevitable desenlace, no sin antes sumar un capítulo más al thriller. Fognini, con noventa minutos de descanso, decidió hacer una escapada al baño de ocho largos minutos, en los que Carreño esperó en pista, intentando no quedarse frío, y el italiano, tan pancho en su regreso, no tuvo represalia alguna por parte de la juez de línea.

Esta artimaña le sirvió a Fabio para volver a desconcentrar a su rival, romperle el servicio, y construir con una ventaja que iba a duplicar para colocarse con 4-1 y saque. Una vez ahí, Carreño percibió que ya no le quedaba qué perder, y activó de nuevo la maquinaria para recuperar un quiebre y quedarse a las puertas de hacerlo con el restante. Sin embargo, era demasiado tarde. Fognini había sumado los pasos suficientes para que, con un leve toque de varita, el partido se diera por finiquitado y el primer punto fuera a parar a las manos de Italia.