Nations League: España-Italia

Joselu mató a Italia

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España ganó 2-1 a Italia con un gol postrero de Joselu.

Un milagroso y postrero gol de Joselu mató a Italia y metió a España en la final de la UEFA Nations League en un partido que fue de menos a menos todavía. Yeremi Pino abrió el camino nada más empezar pero Inmobile empató rápido para los italianos. Luego el duelo languideció, con dos equipos fundidos, pero la selección española encontró la suerte en forma de delanterazo de área. El mismo que será jugador del Real Madrid la semana que viene.

Luis de la Fuente, ese seleccionador inesperado del que cuelga el sambenito de interino, resolvió el enigma de la alineación de España con alguna sorpresa. No en la pareja de centrales, los franceses Le Normand y Laporte, españoles de boquilla por mor de una nacionalización de conveniencia mutua. La portería fue para Unai Simón, el portero de Luis Enrique, que relegaba al banquillo a un Kepa que se había estrenado como titular en los dos primeros cántaros de De la Fuente.

Por seguir cierto orden ocupaban los laterales dos viejos rockeros. Viejos de verdad, porque entre ambos suman 71 años: Jesús Navas y Jordi Alba. En el centro del campo el flamante campeón de Europa Rodri Hernández escoltaba en su puesto –nada de experimentos de central– a Merino y Gavi. Por delante, sorprendía el seleccionador con Yeremi Pino para dar velocidad a los dos delanteros, Rodrigo y Morata, los mismos que se repartían el 9 de la sub-21 cuando fuimos campeones en la década pasada.

Enfrente Italia, otra selección en plena transición, igual que España. Los de Mancini, campeones de Europa por sorpresa, se han perdido los dos últimos Mundiales y están a ver si dan con la tecla de devolver a la azzurra al sitio que nunca debió perder. El partido sonaba bien aunque la competición sea un poco random.

Y arrancó con ritmo y una España osada y presionante. En el primer minuto la tuvo Rodrigo Moreno tras una buena maniobra individual pero su disparo chocó contra un defensor italiano. Fue un aviso de lo que estaba por llegar, el primero de La Roja. Nació de la presión altísima de Gavi a un dormido Bonucci, que se trastabilló y acabó perdiéndola ante la llegada de Yeremi Pino, que sólo tuvo que conducir unos metros, levantar la cabeza y batir con frialdad a Donnarumma en el mano a mano.

Intercambio de golpes

Italia, toro bravo, se vino arriba con el puyazo. Se estiraron los de Mancini y pusieron cerco al área de Unai Simón. Y no tardó ni cinco minutos en empatar. Lo hizo gracias a un penalti tan obsceno como estúpido de Le Normand, que metió una mano miedosa a un centro a ninguna parte de Inmobile. La pena máxima la ejecutó con precisión de cirujano el propio Inmobile.

Pues nada. Diez minutos y partido nuevo otra vez. Las sonrisas del banquillo español se tornaron en rictus serios. No era para menos porque España, como el Gobierno de Pedro Sánchez, había perdido el norte. Tanto que en el 22 nos cayó el segundo. Menos mal que el VAR lo anuló por un milimétrico fuera de juego de Frattesi, a pesar de que los cuatro defensas españoles habían tirado el fuera de juego como en el patio del colegio.

España trató de recomponerse, como el que se levanta con el traje arrugado después de un buen rato sentado. Pero la selección echaba en falta a un Pedri capaz de enlazar el juego del mediocampo y leer los desmarques de los delanteros. Italia se defendía con el oficio que da llevar un siglo jugando a eso. Y sólo Morata parecía capaz de inquietarles, porque Rodrigo jugaba de medio estorbo: no sabía si era delantero, extremo o mediapunta.

A los italianos les bastaba cualquier pelotazo para meternos en apuros. Especialmente a Le Normand, que estaba más nervioso que Spiderman en un descampado. El central de la Real Sociedad era un manojo de nervios. No dio una a derechas en la primera media hora. Tampoco estuvo mejor su compatriota Laporte, cuya temporada en el Manchester City ha sido intrascendente… si somos generosos.

En los minutos postreros de la primera mitad Jesús Navas se echó a la selección a sus enclenques espaldas. Remontó por la banda y puso en apuros a una Italia que se pertrechó atrás. Morata, siempre voluntarioso, volvió a avisar con un rematito blando y centrado en el 92 tras una buena asistencia de Gavi. Respondió Italia un minuto después con una volea de Toloi que se marchó arriba. Con una amarilla postrera a un hiperventilado y protestón Jordi Alba cayó el telón del primer acto.

Perdona España

Al descanso De la Fuente sólo hizo un cambio: Asensio por el perdido Rodrigo. Mancini sacó del campo a Bonucci, una sombra de aquel centralazo que fue. En el 48 Merino y Morata tuvieron una doble ocasión que debió ser el segundo gol de España, pero primero Donnarumma y luego la falta de puntería del 9 español lo evitaron. Luego fue Asensio el que se citó con el gol y se llevó una cobra. La pared de tacón se la hizo Merino y Marco, que debió chutar de primeras con la zurda, quiso controlar la pelota y se le escapó.

La tercera ocasión consecutiva de España fue una chilena de Rodri que se fue arriba por poco tras una cantada en la salida de Donnarumma que había dejado la pelota como la autocrítica en el Comité Federal del PSOE: muerta. Pero nada, no había manera de que la selección enderezara lo que se había torcido al poco de empezar.

Y pudo empeorar aún más si no llega a ser por el paradón monumental de Unai Simón a un remate a bocajarro de Frattesi. El meta español, en una acción acrobática, metió una de esas manos salvadoras que valen una final. El segundo cambio de Luis de la Fuente llegó en el 67: Canales por Gavi. Cinco minutos después entraron Fabián y Ansu Fati por Mikel Merino y Yeremi Pino.

España tocó a rebato en los minutos finales. La tuvo Morata en el 80 pero la sacó milagrosamente Acerbi bajo palos. En el 83 Luis de la Fuente quemó las naves para intentar evitar la prórroga in extremis: Joselu por Morata. Pero todo parecía indicar que no nos íbamos a librar de media hora más de tostón.

Pero no, con Joselu en el campo todo es posible. El recién entrado al campo, que no llevaba ni cinco minutos, fue otra vez providencial al aprovechar en el 88 un balón suelto en el área pequeña tras un tiro de Rodri que se envenenó tras tocar en un rival. España encontraba un gol salvador que podía ponerle en la final de la Nations League si resistía al empuje italiano en la prolongación.

Lo hicimos y con poco brillo y mucho sufrimiento España se metió en la final de este torneo que se inventó la UEFA para sacar dinero. Allí nos espera la Croacia de Modric, pero esa será otra película. Y se la contaremos, Dios mediante, el próximo domingo.

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