España camina y revienta a Bulgaria
Plácida y comodísima victoria de España ante la endeble selección de Bulgaria, que no hizo otra cosa que meterse en su área
El doblete de Mikel Merino encarriló el triunfo de la selección de Luis de la Fuente que ya tiene pie y medio en el Mundial y acumula 29 partidos consecutivos sin perder


Plácida y comodísima victoria de España ante la endeble selección de Bulgaria, que no hizo otra cosa que acumular gente en su área. El doblete de Mikel Merino encarriló el triunfo de la selección de Luis de la Fuente que ya tiene pie y medio en el Mundial y acumula 29 partidos consecutivos sin perder. El seleccionador repartió minutos y el combinado nacional generó ocasiones de sobra para lograr una goleada escandalosa.
De la Fuente es un hombre prevenido. Por eso vale por dos. No se fiaba el seleccionador español de la debilidad de Bulgaria –no presunta, constatada–, así que prefirió no tocar su centro del campo (Zubimendi-Pedri-Merino) y limitar los retoques en la alineación de España a un par de cambios atrás y otros dos adelante, uno de ellos obligados por la ausencia (no confundir con lesión) de Ferran Torres.
Entraba Laporte, con el 10 a la espalda como si fuera un mediapunta, y rotaba Cubarsí. También Grimaldo daba un respiro a Cucurella. Arriba las novedades eran Baena y Samu en lugar de Yeremi Pino y Ferran, así que Oyarzabal, uno de los pretorianos de De la Fuente, se desplazaba a la banda. La cuestión, con estos muchachos, no era si España iba a ganar a Bulgaria sino por cuántos goles.
Salimos con el vértigo y la presión por bandera que son a esta selección lo que la corrupción al sanchismo: su seña de identidad. Retrocedió como pudo Bulgaria y se pertrechó en torno a su área. El tráfico de jugadores en esa zona provocaba una circulación lenta con paradas como la M-30 en hora punta. Cada vez retrocedían más los búlgaros hasta el punto de acabar dentro de su propio área. Tocaba España con paciencia, casi resignación.
Monólogo de España
Así pasaron los primeros diez minutos marcados por una posesión de la selección española rayana en el 90 por ciento. No lo ponía fácil Bulgaria tan metida atrás. Fue Baena en el minuto 13 el que atacó bien el área para llegar con el exterior a un centro de Pedri, aunque se le fue algo arriba. El gol parecía cuestión de tiempo y no demasiado.
Pasó entonces Bulgaria a la táctica del murciélago y España no paró de bombardear su área. El partido era casi un gol regañao que se jugaba dentro del área de Vutsov. En el 18 la tuvo Pedri. Esquivó a una legión de búlgaros, se metió dentro del área y dibujó una vaselina sutil que repelió con mala leche el travesaño. Era el segundo aviso y tenía pinta de que no habría muchos más.
Pedri se quedó con la pelota y empezó a jugar de quarterback. Repartía juego a sus anchas ante los ooohhhs de la grada. Samu también tuvo la suya en el 22. Se giró dentro del área, armó la zurda y sacó un disparo virulento al que respondió con una magnífica mano el meta Vutsov. En pleno acoso y derribo de la selección también Pedri desperdició una media volea dentro del área en el 29. El gol estaba a puntito de caer.
Merino abre la lata
Habría caído si Zubimendi no hubiera querido pisarla dentro del área en lugar de armar la puntera. Bulgaria ya tenía seis jugadores, siete con el portero, dentro del área. En el 33 Vutsov sacó el remate a bocajarro de Oyarzabal. El partido se jugaba en 20 metros cuadrados y habría bastado para arbitrarlo con un juez de silla.
Por fin en el 34 Mikel Merino encontró el gol que había perdonado varias veces contra Georgia en Elche. Fue un centro al área de Pedri, seguido de una asistencia con la cabeza de Le Normand y otro cabezazo del mediapunta del Arsenal para hacer (por fin) el 1-0. Ya con el partido encarrilado España siguió acumulando ocasiones. A Samu se le quedó corta la pelota en el área para embocar el 2-0.
Despodov tuvo una carrera que pilló mal parado a Le Normand para alcanzar el área de Unai Simón. Lo hizo pero llegó tan fundido que cayó de maduro. Fue la primera vez que Bulgaria hollaba el campo de España. Y con esa postrera llegada se acabó una primera mitad algo insulsa en la que los nuestros pudieron golear sin necesidad de acelerar. Los búlgaros celebraban su pírrica derrota ante la campeona de Europa.
Al descanso entró Borja Iglesias por Samu. Habían pactado una parte para cada nueve, así que el del Oporto se quedó compuesto y sin marcar a pesar de haber hecho una notable primera parte. Ocho minutos tardó El Panda en cocinarse su primera ocasión con una buena maniobra en la frontal abrochada con un tiro raso que desvió a córner Vutsov. Y también marró un cabezazo a medio metro de la portería cuando era más fácil ponerla dentro de la portería que despejarla.
España sin puntería
Fue otra vez Merino el que puso el 2-0. Otra vez de cabeza tras aprovechar un centro medido y maravilloso de Grimaldo, que había levantado la cabeza antes de ponerla. Esta vez a Vutsov se le coló entre las piernas. España tenía resuelto el partido tanto que nos despistamos y le regalamos un mano a mano a Despodov. El búlgaro la echó fuera.
De la Fuente metió entonces a Yeremi Pino y Aleix García. Estábamos en la hora de partido. Se fueron Baena y Zubimendi. España tenía el partido bajo control sin necesidad de correr siquiera. En el 66 entró Pablo Barrios por Pedri, ovacionado por el público de Zorrilla. Luego Vivian por Le Normand, con un golpe en la boca, fue el último cambio de Luis de la Fuente. Ya sólo faltaba dejar pasar el tiempo camino del 90. Quizá algún gol más iba a caer.
Cayó el tercero en el 78 después de una buena jugada coral de la selección española que acabó con la pierna de Chernev introduciendo el balón en su portería en su intento de evitar el remate de Borja Iglesias en boca de gol. Era uno más en la cuenta de España, que pudo haber engordado muchísimo más de haber estado más certeros de cara al gol.
El partido ya estaba acabado. España selló con un penalti postrero que rubricó Oyarzabal una victoria tan cómoda que por momentos resultó aburrida. Bulgaria ni quiso ni pudo. La selección de Luis de la Fuente cuenta sus cuatro partidos por victorias camino del Mundial del próximo verano en el que, guste a quien guste y moleste a quien moleste, somos favoritos. Candidatos no, favoritos. Más favoritos que nadie o tan favoritos como cualquiera.