El Madrid se estrella contra Adán
A falta de Bale, Zidane tiraba de James. El colombiano afrontaba el partido del Villamarín como una oportunidad para demostrar que la noche no le confunde. Danilo, inédito hasta el momento con Zizou, entraba por Carvajal en el lateral derecho y tenía ante sí un examen para quitarse de encima el sambenito de lateral torcido. La desperdició. Sin novedad en el resto, con Pepe y Varane como pareja de centrales, Kroos y Modric de mediocentros, Isco de chico para todo y Cristiano y Benzema como referencias arriba.
Era el primer partido para comprobar si el Madrid de Zidane va a jugar fuera con la misma alegría que en casa. Y salieron a dominar los grises, uniforme de los blancos en el Villamarín. El Betis, con la defensa adelantada, trataba de estrechar el campo y convertirlo en un pabellón de Fitur. La idea de Merino era alejar lo más posible la manzana envenenada de Cristiano y Benzema de la portería de Adán.
A los seis minutos cayó el primer disgusto para el Madrid. Fue una jugada eléctrica de Vargas, que retrató a Danilo –a partir de aquí, el Bulto Sospechoso–, después de una pérdida infame del brasileño. Su disparo abajo lo despejó Keylor con los pies y su rechace al cielo de Sevilla fue incapaz de despejarlo Pepe, más pendiente de cuerpear que de cabecear. La pelota quedó suelta en la frontal, sin dueño, hasta que apareció la diestra de Cejudo para conectar una volea propia del mismísimo Zidane.
Al Madrid le tocaba remontar, pero para eso primera tenía que empezar a crecer en torno a la pelota. Una combinación Modric-Benzema derivó en la primera ocasión visitante pasado el cuarto de hora. Adán atrapó abajo sin grandes apuros. A los de Zidane les faltaba precisión y tenían más pérdidas que Abengoa, pero iban acosando al Betis casi por inercia.
Un Madrid descosido
No se parecía el equipo de Zizou al que arrasó a Deportivo y Sporting. Primero, porque los laterales no eran extremos. Ni Marcelo por la izquierda ni el Bulto Sospechoso por la derecha eran capaces de abrir el campo. Después, porque la ausencia de Bale se traducía en una preocupante falta de desborde. En la primera media hora el Madrid hacía honor a su camiseta: un equipo muy gris. La pelota circulaba despacio como el McLaren de Fernando Alonso.
Cristiano perdonó el empate después de una buena pared con Benzema en el minuto 31. Se adentró en el área pero la pegó picuda y su tiro se fue desviado. No estaba cómodo el luso, que hasta se había cambiado de botas. También la tuvo Pepe a la salida del córner posterior, pero su cabezazo se marchó fuera.
Tres minutos después Martínez Munuera se comió un clamoroso penalti de Petros a Benzema. El árbitro, que estaba encima, debió de sufrir un ataque de ceguera transitoria o prefirió hacerse el sueco. Despacito y sin demasiado brillo el Madrid empezaba a rondar el empate, pero el Betis, ordenado y serio como un funcionario alemán, supo resistir y se marchó con el 1-0, contento de haber encontrado un tesoro como Gollum con su anillo.
Puso una marcha más el Madrid tras el descanso y aculó al Betis en su propia área. A los cuatro minutos debieron empatar los de Zidane, pero James y Benzema se empeñaron en rematar como si jugaran en una liga de empresas. El colombiano empaló al aire en boca de gol y después del francés no supo empujarla delante de Adán.
Ataque en embudo
El barroquismo de Isco provocaba un punto de desconcierto en la zaga del Betis, pero el Madrid atacaba demasiado en embudo. Sólo la clarividencia de Benzema encontraba huecos entre la zaga verdiblanca. James tuvo otra en el 54 a la salida de un córner, pero el remate del colombiano fue casi una cesión a las manos de Adán. Los blancos empezaban a jugar su propia contrarreloj por la Liga.
Un buen centro del Bulto Sospechoso desde la derecha no lo pudo rematar Cristiano en el área pequeña para desesperación de Zidane, que veía cómo su efecto quedaba sin ídem en Sevilla. El técnico volvió al plan A y metió al campo a Carvajal para intentar que su equipo volviera a ser ancho para ser profundo.
La salida del canterano cambió la cara al Madrid, que empezó a ocupar el campo con más sentido. Así llegó el empate, con 7 jugadores grises rondando el área de Adán. Kroos filtró un pase interior para James, que arrancó en posición más que dudosa y asistió cómodamente a Benzema para que el francés igualara el partido en el minuto 70.
Al Betis se le estaba haciendo eterno el segundo tiempo y el Madrid buscaba el segundo desesperadamente. El partido ya era acoso y derribo. Adán evitó el segundo dos veces. Primero, con un vuelo espectacular para sacar un disparo de James desde fuera del área. Después, al sacar un tiro a bocajarro de Benzema con una mano prodigiosa. El Madrid toreaba bien, pero fallaba con la espada.
Salió Jesé por James y los de Zidane atacaban a tumba abierta porque el partido se le escapaba y el empate sabía a derrota. Pepe y Varane eran los únicos jugadores que se quedaban a cerrar. Otra vez Adán en el minuto 41 evitó un gol cantado al tirarse a los pies de Cristiano. Las caras de los jugadores del Madrid eran la viva imagen de quien estaba perdiendo la Liga. Y así acabó el partido, con 1-1 en el marcador y los futbolistas del Madrid enfilando el túnel de vestuarios con el gesto de que el campeonato se les ha puesto en japonés.