SEGUNDA B: CASTILLA VS MENSAJERO

La despedida más triste (0-1)

Febas
Febas, en un partido del Castilla. (realmadrid.com)
Iván Martín

El último baile de una generación. El final de muchas cosas. La despedida más amarga. El Di Stéfano decía adiós a un grupo que pasará a la historia del club por lo que pudo ser y nunca fue. Todo comenzó una triste tarde en Murcia. La Condomina, la antigua, fue testigo de uno de los mayores escamoteos que ha sufrido un equipo de fútbol en nuestro país. Una eliminatoria que se tendría que haber decidido a favor de los blancos en la ida terminó con un filial tan desconcertado como herido. Sus sueños se los habían rotos a patadas, nunca mejor dicho. Los que entraron a ese vestuario de Murcia cuentan que la moral estaba por los suelos. Aunque quedaba la vuelta.

El Di Stéfano se preparó para una gran tarde. Gradas abarrotadas para celebrar el ascenso a Segunda División. Sólo necesitaban ganar 1-0. Pero ellos ya sabían que no iba a suceder. El sueño terminó en pesadilla días después ante el Lleida. Aunque todo el mundo abandonó aquella noche Valdebebas consciente de que los chicos de Ramis volverían a la carga al año siguiente. El caída se pronunció cuando el club tomaba la decisión de destituir al entrenador catalán. Solari, no se le puede reprochar nada, ocupaba su puesto, pero algo se rompió en aquel vestuario que nunca más se llegó a sanar.

Frente al Mensajero se vieron los últimos coletazos de un Castilla que necesita renovarse. El escaso madridismo que acudió a ver a los chicos de Solari ya soñaban con la temporada que viene. «Ya verás cuando llegue el próximo año Guti», decía más de uno. Normal esta ilusión despertada, el Juvenil A se lo ha ganado con su fútbol, compromiso y madridismo. Pero había que despedir dignamente a unos chicos que se habían dejado todo lo que tenían por defender la camiseta blanca.

Achraf, Febas o Tejero, jugadores que saben perfectamente lo que es La Fábrica, decían adiós a su etapa formativa. Todos volarán el próximo verano, alguno, si tiene esa fortuna tan necesaria en el fútbol, volverá, aunque ya no tendrán que ir a Valdebebás y sí al Paseo de la Castella. Volviendo al encuentro, lo menos importante del día, el Castilla salió con alegría. Solari apostó por colocar a Achraf de extremo derecho y la primera ocasión nació de sus botas. El internacional absoluto por Marruecos hacía saltar por los aires a la zaga canaria para terminar sirviendo un gran esférico a Febas que no lograba convertir en gol.

El resto del encuentro fue transcurriendo sin mayores sobresaltos. El Mensajero, apurado por una clasificación que le mandaba al descenso, trataba de meter intensidad en busca de un gol que les diese vida. El Castilla, sin alma ni alegría, disputaba un trámite donde lo mejor que les podía pasar es que el árbitro pitara cuanto antes. Y encima, justo antes del descanso, el Mensajero se adelantaba. Desilusión total entre la parroquia madridista y los futbolistas.

Y Febas dijo adiós

Comenzaba el segundo tiempo y Febas se tenía que retirar lesionado. Las malas noticias no cesaban. El hombre diferente, ese que hace que el venir a ver al filial merezca la pena se despedía de su casa a los cinco minutos del segundo acto. El cambio no vino bien a un Castilla que ahondó un poquito más en su depresión. La cosa podría haber sido peor si casi Ale González les llega a hacer el gol tonto de la jornada después de un despropósito castillista.

Con poco más que contar se puso punto final a la temporada del Castilla en casa. Se acababa el sueño, pero empezaba otro. El próximo año una generación nueva llamada a hacer historia que el sábado se proclamó campeón de España de una manera épica quiere devolver al filial a su lugar. Siempre de la mano de Guti, claro. Eso sí, ante el filial deberá cerrar la temporada ante el Albacete.

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