Clasificación para el Mundial 2026

Paseo Mundial

España inicia su camino al Mundial con una victoria cómoda, convincente y a ratos espectacular ante una debilísima Bulgaria

Golearon Oyarzabal, Cucurella y Merino en la primera mitad y regresaron con la selección Carvajal y Rodri en la segunda

Oyarzabal abre el camino de España hacia el Mundial 2026

Bulgaria España
España celebra un gol contra Bulgaria.
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El primer paso hacia el Mundial no fue un paso, fue un paseo. España no encontró rival en una endeble Bulgaria que no opuso resistencia al empuje y a la enorme superioridad de la selección de Luis de la Fuente. Oyarzabal, Cucurella y Mikel Merino resolvieron el partido en media hora y La Roja pudo dosificar en la segunda parte con la mente puesta en Turquía. La mejor noticia para los nuestros, aparte de la victoria, fue el regreso de Carvajal y Rodri, que disputaron media hora en la segunda mitad.

De la Fuente no se fiaba de Bulgaria, rival propicio para una victoria cómoda al menos sobre el papel. Quizá por ello no se permitió ni una licencia y dispuso un once solvente y titularísimo. Nada de minutos de rodaje para los otrora intocables Carvajal y Rodri ni tampoco para un Morata convocado más por ser buen compañero que por ser buen delantero. Sin Laporte ni Fabián, ausentes por cuestiones diversas, jugaba el núcleo duro de España.

Así que la alineación de la selección española ante Bulgaria estaba integrada por Unai Simón –titular sin debate mientras no venga Joan García–; Porro, Huijsen, Le Normand y Cucurella en la defensa; Zubimendi, Merino y Pedri en el medio; y Nico Williams, Lamine Yamal y Oyarzabal como tridente ofensivo.

España salió a mandar. Y mandó. Lamine enseñaba sus credenciales por la derecha y Cucurella percutía por la izquierda con su melena al vent. Merino y Oyarzabal se repartían el centro de la pobladísima defensa búlgara. Pero su resistencia duraría cinco minutos. Los que tardó Zubimendi, bien asistido por Pedri, en encontrar un desmarque de su ex compañero Oyarzabal y filtrarle un pase maravilloso. El capitán de la Real controló, aseguró, condujo, regateó y batió con sutileza y estilo al meta Vutsov.

España por la vía rápida

La Roja no levantó el pie. Pero ni un poquito. A Lamine Yamal le hicieron un penalti como un castillo en el minuto 9. Nada que ver con el que simuló en Vallecas, este fue un penalti fetén. Oyarzabal perdonó el 0-2 poco después en un mano a mano que abortó Vutsov entre el acierto y la potra cuando ya se mascaba el caño. El dominio de España era directamente proporcional a la superioridad de los nuestros.

También se asomó Pedri al área de Bulgaria con un disparo que se fue a las nubes justo al cuarto de hora. Lamine hacía trizas la defensa búlgara, a ratos poderoso como el caballo de Atila, a ratos veloz como el Fiscal General del Estado borrando móviles, a ratos mago con chistera como le gusta a De la Fuente. En plena euforia nos cogió Bulgaria para pegarnos un susto en el 19 con un disparo de Kirilov que se envenenó tras tocar en Pedro Porro y acabó estrellándose contra el poste.

Fue un espejismo porque Zubimendi, colosal en el pase, volvió a encontrar a Lamine Yamal con otro pase milimétrico que le dejó solito ante Vutsov. El joven genio se durmió en los laureles y perdió un instante valiosísimo para que el portero búlgaro se le echase encima y su disparo se topara con el muñeco.

Se veía venir el segundo. Y vino, claro. Lo marcaría Cucurella al filo de la media hora después de una larguísima jugada al toque de España que abrochó Lamine y con centro al área de Bulgaria. Uno de los centrales la sacó como pudo pero la pelota cayo muerta a los pies de Cucurella, que enganchó un latigazo que se coló cruzado lejos, lejísimos, del alcance de Vutsov. La Roja ponía tierra de por medio y aún nos quedaba un ratito para el descanso.

Resuelto antes del descanso

En el que metimos el tercero. Lo hizo Mikel Merino con un cabezazo vigoroso y picado para poner el mejor broche posible al córner botado por Lamine Yamal. España ya tenía resuelto el partido ante una Bulgaria que demostraba sobre el verde la debilidad que se le presumía sobre el papel. Incluso nos permitimos el lujo de perdonar el cuarto en el 41. Mejor dicho, lo evitó sobre la línea Tsenov lanzándose al resbalillo.

Con el uy ahogado en la garganta nos fuimos al descanso. Del que regresamos con un cambio en las filas españolas. Se fue Le Normand, amonestado, nervioso y otra vez muy lejos del nivel exigible, y entró en su lugar Cubarsí. En lo que Laporte soluciona sus papeles quizá parece la mejor opción para acompañar a Huijsen en el centro de la defensa de La Roja.

No cesó el dominio de España. Lamine se hizo un lío en un mal control dentro del área para haber logrado el cuarto casi nada más salir del vestuario. Bulgaria ya no daba para más y los nuestros dominaban con el freno de mano echado y sin ganas de hacer mucha más sangre. De la Fuente rumiaba más cambios, que probablemente caerían a partir de la hora de partido.

Antes le dio tiempo a Merino para toparse con los dedos de Vutsov y con el travesaño en su camino al doblete y al cuarto de España. La noticia llegó, como anticipábamos, en el 60. Bueno, en el 61. Entraron a la vez Rodri y Carvajal, nuestros dos soldados caídos en acto de servicio, y se marcharon del césped Porro y Zubimendi. De la Fuente ya los tiene donde quería.

Vuelven Carvajal y Rodri

Entró entonces España en un rondo infinito. Replegaba Bulgaria como si le fueran a dar un punto por perder 3-0. Eran casi los minutos de la basura. Sacó el seleccionador a jugar a Dani Olmo en lugar de un desdibujado y un poco ausente Nico Williams. Quedaban todavía un buen puñado de minutos para abrochar un segundo tiempo olvidable en el que nuestra selección se dedicó a dosificar y a pensar en Turquía.

Como hizo el seleccionador al retirar en el 77 a Lamine Yamal para que debutara Jesús Rodríguez, el perla de la cantera del Betis que acaba de emigrar al lago Como. El partido estaba resuelto desde hacía un siglo y en los minutos postreros España sólo se dedicó a mantener la pelota en su poder y asegurar una victoria cocinada en el primer tiempo, una victoria tranquila, merecida, cómoda que sirve para abrir el camino hacia un Mundial al que llegaremos, si Dios quiere, como una de las grandes favoritas. O como la gran favorita.

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