Final Four de la Euroliga

El Barça mancha su escudo ante el Monaco

Satoransky
Satoransky y Jasikevicius ante el Monaco. (EFE)
Guillermo Sáez

El Barcelona se despide de la Euroliga con las manos todavía más vacías. No tenía ganas de jugar la final de consolación frente a un Monaco mucho más motivado y encajó una derrota inapelable (78-66) que confirma el descalabro global que ha supuesto su paso por la Final Four. Una triste despedida que solo le sirve para manchar el escudo y reafirmar la dureza emocional que supuso la eliminación en semifinales contra el Real Madrid.

El marcador final maquilla un poco la diferencia de un partido sin rivalidad, que el Barça disputó completamente ajeno a lo que ocurría en el parqué desde el primer cuarto (24-13). Se marchó el club monegasco en el marcador y los pupilos de un apagado Sarunas Jasikevicius ni siquiera intentaron mantener la honrilla. Su único anhelo era que el tiempo pasara rápidamente para escapar abandonar cuanto antes de Lituania y olvidar un fin de semana nefasto.

La diferencia llegó a crecer hasta los 21 puntos en los primeros compases del último cuarto (70-49), aunque el Monaco también acabó contagiándose de la pereza de su rival y permitió que se acercara un poco en los minutos finales. Ni siquiera necesitó a su estrella Mike James, que apenas jugó 6 minutos, para dominar a un Barça fantasmagórico y al que más le vale espabilar en la Liga Endesa si no quiere cerrar la temporada sin títulos.

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