Caso Negreira

El Barça despachó dos décadas de relación con los Negreira en una reunión de 6 minutos

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Javier Enríquez
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Javier Enríquez, el hijo del ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, vivió en sus carnes cómo el Barcelona le daba la espalda después de casi dos décadas de servicio al club culé asegurándoles «arbitrajes neutrales». El hijo de Negreira habló con el entonces presidente Josep María Bartomeu para montar una reunión con directivos culés para intentar que le contrataran después de que su padre dejase de tener un cargo en la estructura arbitral sin éxito.

En su declaración ante la Policía Judicial, el hijo de Negreira admitió que le despacharon en apenas seis minutos y que los directivos azulgrana –el CEO Óscar Grau y mánager de fútbol Pep Segura– acudieron a esa reunión «por obligación y compromiso». El club culé parecía poco interesado en los informes arbitrales «de máximo nivel» –tal y como refleja Javier Enríquez– que los Negreira daban a la entidad y por los que pagaron un montante total de más de siete millones de euros durante 16 años.

El hijo de Negreira asegura que le pusieron como excusa «motivos económicos», pero que realmente no creía que ése fuese ese el argumento verdadero. Además, Javier Enríquez deja constancia de que la excusa oficial para no ser contratado antes por el Barça y facturar por los informes arbitrales a través de una empresa era «para guardar las apariencias y evitar los malos entendidos que pudiera haber por trabajar para el club azulgrana» mientras su padre ejercía de número dos del Comité Técnico de Árbitros.

Javier Enríquez, quien entregaba sus informes arbitrales en mano a un directivo del Barça, el ya fallecido Josep Contreras, hizo un alegato en su declaración ante la Policía Judicial asegurando que «tiene derecho a trabajar para el Barcelona como cualquier otro profesional que no fuera hijo de un árbitro o ex árbitro». El coach fue canterano del Barcelona durante varias temporadas a principios de los 90 y es socio del club desde los 15 años de edad.

El modus operandi

El hijo de Negreira se tenía en una altísima estima en unos informes en los que hasta detalla cómo era en el plano personal cada colegiado. El empleado indicaba al club «el aspecto social, personal, los estudios, los hábitos, las costumbres y hasta los gustos» de los árbitros que pitaban al Barça con informes dos o tres días antes del partido en cuestión. «Yo indicaba al club como atender mejor a los árbitros», esgrimió Javier Enríquez en su declaración dejando claro su amor al club.

El hijo del ex vicepresidente del CTA iba a recoger a los árbitros a los hoteles y les conocía personalmente porque les ofrecía sus servicios de coaching para que se preparasen mentalmente antes de los partidos importantes llegando a darles charlas durante ocho temporadas. Pese a todo, Javier Enríquez elaboraba informes de todos ellos para el club culé y hasta se jactaba de algunas actuaciones, como ha desvelado OKDIARIO, en un controvertido whatsapp al entonces directivo azulgrana Albert Soler.

Javier Enríquez interesó al Barcelona hasta que revisaron el contrato por el que él y su padre cobraban más de medio millón de euros anuales provenientes del club de unos informes que ni se almacenaban y que «iban a la basura», tal y como ha admitido el mánager de fútbol azulgrana Pep Segura. En cuanto Negreira dejó de estar en el CTA, el interés por los escritos de su hijo decayó hasta tal punto que le despacharon en una reunión de seis minutos tras estar toda la vida peleando porque le contratase el club.

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