«Al que no le guste nuestro juego, que se joda»


El día después de lograr la machada de sobrevivir al Bayern en el Allianz y meterse en la final de Milán, los jugadores del Atlético de Madrid tuvieron que desayunarse con las críticas a su juego, vertidas desde el equipo de Guardiola y desde la prensa más militante del fútbol de toque, esa que considera una teoría fascista del juego, que sólo se puede jugar como dicen ellos, como si el resto de estilos estuvieran prohibidos.
A los jugadores del Atlético les resbalan las críticas y no les van a restar ni un ápice de felicidad por haberse metido en su segunda final de Champions en tres años. «Al que no le guste nuestro juego, que se joda», decía a OKDIARIO uno de los veteranos de la plantilla rojiblanca, de esos que llevan el escudo tatuado en la piel y de los que han vivido las épocas buenas y también las malas vestido de rojiblanco.
La plantilla del Atlético está a muerte con su entrenador y con la idea de fútbol que defiende Simeone. «Este estilo nos ha traído hasta aquí y no sólo no nos avergonzamos, sino que estamos encantados de jugar así», insistía uno de los capitanes del equipo rojiblanco. En la caseta del Calderón se comulga de forma unánime con la idea de Simeone: «Molestamos ahí arriba y por eso nos llevamos tantas críticas».
No han sentado nada bien a los jugadores del Atlético las palabras de compañeros de profesión y rivales en el Bayern, como Vidal o Müller, que menospreciaron el fútbol rojiblanco y no supieron digerir la eliminación en el Allianz. «“No siempre en el fútbol gana el mejor. Hoy ganó el equipo más certero. No son justos finalistas, porque hoy ha triunfado el fútbol feo frente al mejor fútbol del mundo”, decía el chileno después del partido.
Los futbolistas del Atlético tienen muy clara su respuesta: la que dieron sobre el césped del estadio del Bayern. Las palabras sobran. Como dicen en el vestuario rojiblanco, «igual otros querrían jugar así de feo y estar en la final». Mientras, jugadores, cuerpo técnico, directivos y afición rojiblanca disfrutan de un día de felicidad completa después de haber conseguido lo imposible: alcanzar dos finales de Champions en tres años. Quién sabe si a la tercera será la vencida para el Atlético.