Champions League: Oporto - Atlético de Madrid

El Atlético se corona en Oporto y sigue vivo en la Champions

El equipo gana en Do Dragao y se beneficia también del triunfo del Liverpool en San Siro

Marcó Griezmann tras un saque de esquina en el peor momento de juego de los rojiblancos

Oblak volvió a ser decisivo sosteniendo el resultado con paradas imposibles

Carrasco fue expulsado por dar un manotazo a Otavio y Correa y De Paul sentenciaron al final

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El Atlético se corona en Oporto y sigue vivo en la Champions
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

El Atlético se coronó en Oporto y logró el milagro de clasificarse para los octavos de final de la Champions pese a haber llegado como colista a la última jornada, favorecido por el triunfo del Liverpool en San Siro. Griezmann marcó en el momento en el que peor estaba el equipo, al que sostuvo durante todo el partido un magistral Oblak, que dejó para el álbum otro catálogo de paradas imposibles. Correa y De Paul redondearon el triunfo en el tramo final. La noche perfecta sólo la estropeó la expulsión de Carrasco, que se perderá los octavos de final.

Obligado por las ausencias, Simeone tiró de lo que poco que le quedaba y compuso un defensa de circunstancias a la que trató de proteger alejando el balón del área lo máximo posible. El equipo apareció en Do Dragao con las líneas muy altas y le dejó muy claro al Oporto lo que venía a buscar desde el primer minuto de partido porque a fin de cuentas ya no tenía sentido jugar a la especulación. Se trataba de ganar y esperar a ver lo que pasaba en Milán.

Para empezar, una mala noticia. Con sólo 12 minutos jugados Suárez se echó mano al isquio y dirigió una mirada inmediata al banquillo. Cunha ingresó en el campo mientras el uruguayo se retiraba llorando, consciente de que se iba a perder el partido más importante de la temporada. Simeone no se podía creer tanta desgracia.

Sin embargo sobre el campo la ausencia del máximo goleador fue amortiguada por la buena actitud del equipo, que no escatimó esfuerzos para perseguir a su rival, que también tiró arriba la presión para evitar problemas cerca de Diogo Costa. El partido llegó a la frontera del minuto 20 sin una sola llegada destacada en ninguna de las dos porterías, pero con la certeza de que había tanto en juego que nadie quería equivocarse.

Carrasco fue el primero en romper las hostilidades y en crear la verdadera primera ocasión de gol. El belga se fue de dos jugadores en el área y sirvió raso para que no llegara Griezmann y. en el segundo palo, empalmara Marcos Llorente para obligar a intervenir a Diogo Costa, que rechazó con el pie el disparo del madrileño. La jugada mereció mejor suerte, pero por lo menos sirvió para intimidad al rival y dejar en silencio al estadio, que empezó a percibir la certeza de que iba a ser una noche complicada.

Peor se puso el panorama cuando justo a la media hora marcó el Milan en San Siro, lo que dejaba a Oporto y Atlético fuera de la Champions. Viéndole las orejas al lobo, Sergio Conceiçao dejó de especular y también mandó arriba a los suyos. A los 31 minutos Luis Díaz soltó un disparo que hubiera sido gol de no haber surgido primero la imponente mano de Oblak y después la valentía de Llorente, que se jugó el físico para evitar que Taremi cazara el rechace. El iraní se ganó la amarilla y el partido siguió 0-0. La tensión podía cortarse con un cuchillo. El empate del Liverpool en Italia no hizo sino aumentar los decibelios. Luis Díaz volvió a intentarlo a los 38 minutos, pero su disparo lo mandó a córner Hermoso.

Desconcertado por el paso al frente que había dado su adversario, el Atlético se diluyó en el partido y se dejó dominar sin piedad. A los 40 minutos, en otro saque de esquina, Lemar estuvo a punto de marcar en propia puerta. Simeone ya no aguantó más y se levantó del banquillo dando gritos. A los 42 minutos volvió a surgir colosal Oblak para embolsar un disparo de Grujic. La situación no pintaba nada bien. El objetivo era llegar vivos al descanso para poder rearmarse. Fue necesario soportar dos córners en contra en la prolongación para conseguirlo, pero la llegada del intermedio se recibió en el banquillo colchonero casi con la misma alegría que un gol.

Lamentablemente el segundo tiempo no comenzó con buenos augurios. Carrasco perdió un balón prohibido en el área ante Otavio y Taremi disfrutó de su segunda oportunidad de gol. No marcó, pero contribuyó a que el Oporto se sintiera poderoso en el partido. Justo lo contrario de lo que percibía el Atlético. Simeone no tardó en echar mano del banquillo y mandó a calentar a Herrera, Correa y Joao. Con los pesos pesados del equipo totalmente desaparecidos se imponía dar un golpe sobre la mesa. Oblak volvió a sostener al equipo en otro remate de Taremi.

Y fue entonces, en el peor momento, cuando nada parecía haber concebir la menor esperanza, cuando el gol del Oporto se veía venir en cualquier momento, fue en ese instante cuando el Atlético se encargó de alimentar su leyenda de indomable. A los 55 minutos Lemar botó de esquina, Kondogbia ganó la batalla en el área pequeña y su toque con la cabeza le dejó el balón expedito a Griezmann para que el francés solo tuviera que empujar a la red. El 0-1, para colmo, se complementó con el 1-2 del Liverpool en Milán. De repente el cielo se abrió de par en par para los colchoneros.

Ahora fue el Oporto el que quedó groggy sobre el campo. Estuvo a punto de darle la puntilla Cunha en una jugada prodigiosa, pero Pepe sacó sobre la línea el último remate del brasileño. El 0.-2 hubiera acabado con el partido, pero eso era demasiado fácil para el Atlético. A los 67 minutos Otavio se fue a por Carrasco y éste reaccionó dándole un manotazo. El árbitro expulsó al belga y la noche enloqueció, pero poco después Wendell hizo lo mismo con Cunha y también el Oporto se quedó con uno menos.

Diez contra diez, con 18 minutos más la prolongación por delante, Oporto y Atlético se lanzaron a una batalla total. Correa tuvo de nuevo el 0-2 a los 73 minutos, pero disparó alto tras un contragolpe en el que el argentino eligió la peor opción. Conceiçao no quiso guardarse ningún as en la mano y sacó al campo a Corona, Fabio Vieira, Toni Martínez y Sergio Oliveira mientras Simeone respondía con Lodi. 

La noche se hizo eterna en Oporto mientras el Atlético aguantaba las embestidas de su enemigo, pero el equipo se mantuvo esta vez en pie y consumó un milagro en el que muy pocos creían con el 0-2, obra de Correa en el minuto 89 tras un gran pase de Griezmann y con el 0-3, marcado por De Paul. El Oporto cerró el partido con un penalty intrascendente en el minuto 95. Ahora toca celebrarlo, pero no por mucho tiempo porque el domingo toca visitar el Bernabéu con la Liga en juego. Es otra final, como la de hoy en Portugal.

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