Liga: Leganés - Atlético

Un atasco le cuesta el récord al Atlético

Los de Simeone desaprovechan un caudaloso río de ocasiones tras una primera media hora excelsa y no encuentran caminos tras el gol de Nastasic

El Leganés golpeó a balón parado y resistió al principio y al final para sellar un triunfo revitalizante

Pesadilla en Leganés

Atlético
Griezmann disputa el balón durante el partido contra el Leganés. (EFE)

Las estadísticas están para lo que están, para romperlas. Y a la decimosexta se detuvo el contador. El Leganés le negó al Atlético la extensión de su récord histórico de victorias consecutivas el día que los rojiblanco más méritos aglutinaron para prolongarlo. La cruceta de Julián Álvarez, el palo de Griezmann, su agónico penalti fallado… El fútbol tiene estas cosas, da cuando menos lo mereces y quita cuando es al contrario.

Barcelona, Sevilla, Alavés… Al Atlético le había salido cara en partidos que iban abocados hacia una irremediable cruz. Y en Butarque, ante el Leganés, le salió cruz cuando más méritos había aglutinado para que le sonriera la cara. La cruceta de Julián Álvarez, el palo de Griezmann, el disparo de Barrios que lamió el larguero… Todo son ya retazos del caudaloso río de ocasiones en una primera hora excelsa que mutó hacia el atasco final.

El Leganés se mantuvo en pie tras los mencionados golpes al mentón y fue creciendo en confianza. La llegada al descanso en igualdad y la relajación colchonera al inicio del segundo acto desembocaron en mejoría y gol pepinero. Y ahí, el Atlético, dejó de encontrar los caminos que tanto había transitado durante el primer acto.

Los de Borja Jiménez se armaron, juntaron líneas y desactivaron al líder, que se atascó. La segunda parte de los rojiblancos fue un constante querer y no poder. Fue un muro, Tapia un bastión y Juan Cruz firmó un ejercicio de esfuerzos. Butarque vibra y celebra, no sólo la victoria, sino que su equipo tiene alma y escapa de los puestos de descenso.

El Atlético echó de menos a Sorloth

No leerán en estas líneas un ensayo individual sobre un deporte colectivo, pero es cierto que las particularidades de cada futbolista cambian el signo de los partidos. El Atlético, pese a la insistencia y caudaloso río de ocasiones creadas, no encontraba el tan merecido premio. El partido demandaba un cambio de guion para buscar por aire lo que por tierra no se encontraba, pero en esos visos no se podía contar con Solorth, tocado tras el partido de Copa contra el Elche. Simeone no pudo contar con las características del noruego, que había actuado como desatascador con cuatro goles en sus últimas cuatro actuaciones, y su equipo se atascó.

El Triángulo de las Bermudas rojiblanco

El Atlético rebajó las revoluciones iniciales al Leganés a través del posicionamiento y la movilidad. El costado derecho dio oxígeno primero y fue amenazante después. Por él desfilaban Nahuel Molina y Giuliano Simeone de manera perenne y Julián Álvarez y De Paul como invitados especiales. Los cuatro tocaban y se movían constantemente. Ese era el camino para deshilar el entramado defensivo de los pepineros y ese trazaron, aunque se dieron de bruces. Julián con la cruceta, Griezmann con el palo tras otra gran transición por la derecha… No encontró el premio una sociedad que está destinada a hallarlo.

La alegría va por Barrios

La facilidad de movimiento de los punteros fluyó gracias a la clarividencia en el eje de Barrios, que ya ha dado el paso. Bien colocado, dio fluidez al juego y ordenó a sus compañeros. Con un gesto dirigía el juego de los suyos. Ha crecido en jerarquía. Lo necesita su equipo, que sufrió cuando estuvo de baja por lesión. Permite jugar a De Paul más liberado, en tres cuartos de campo, donde es peligroso con el último pase. Y como la alegría va por Barrios, al rojiblanco también le tocó cruz. Perdió el duelo aéreo con Nastasic, seguramente porque él no debía cubrir a un jugador casi diez centímetros más alto, aunque eso ya queda atrás, ahora el Atlético debe volver a empezar.

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