Madrid

Parece San Francisco pero esta cuesta está en Madrid y tiene más encanto

Parece San Francisco pero esta cuesta está en Madrid y tiene más encanto
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En la costa oeste de Estados Unidos, una de las escenas más icónicas de San Francisco son, sin lugar a dudas, sus empinadas calles. Pues bien, en la ciudad de Madrid hay una cuesta que parece sacada de la ciudad estadounidense, pero tiene más encanto. Se encuentra entre el parque del Retiro y el paseo del Prado y está peatonalizada, así que pasear por ella es toda una experiencia.

Se trata de la Cuesta de Moyano, conocida por las casetas de venta de libros, que recibe su nombre del político zamorano Claudio Moyano. Este autor de la Ley de Instrucción Pública de 1855 es homenajeado con una estatua de bronce en el arranque de la subida. Al final de la cuesta, encuentras otra estatua dedicada al escritor vasco Pío Baroja.

Cuesta de Moyano, la más emblemática de Madrid

La Cuesta de Moyano se encuentra en terrenos que antes pertenecían al desaparecido Real Sitio del Buen Retiro. Este lugar fue parte de un proyecto ilustrado que incluía un zoológico, el Real Jardín Botánico, el Gabinete de Historia Natural (hoy Museo del Prado) y el Real Observatorio Astronómico. El zoo fue trasladado en el siglo XVIII y en 1830 se llevó al sector oriental del Retiro, conocido como la Casa de Fieras.

La Cuesta de Moyano tuvo sus orígenes en las ferias madrileñas que datan desde la época de dominación árabe. En el siglo XV, Juan II de Castilla permitió celebrar dos ferias anuales en Madrid. A finales del siglo XIX, la feria en Atocha, que incluía la venta de libros, se trasladó al paseo del Prado, dando origen a la actual Cuesta de Moyano.

En 1925, se estableció la feria fija del libro con casetas diseñadas por el arquitecto Luis Bellido. A lo largo de los años, hubo intentos de cambiar el emplazamiento, pero finalmente se estabilizó en su ubicación actual.

En 1969, el Ayuntamiento consideró la renovación de las casetas y encargó un nuevo diseño, pero el proyecto no se llevó a cabo. En 1984, se estudiaron las condiciones de habitabilidad y se permitió que las casetas tuvieran agua, electricidad y teléfono. En 2004, un incendio motivó el traslado temporal de las casetas y se aprovechó para realizar una profunda remodelación como parte del Plan Especial Prado-Recoletos, que se completó en 2007.

Desde entonces, la Cuesta de Moyano está presidida por el monumento a Pío Baroja y el monumento a Claudio Moyano, ubicado junto al Paseo del Prado. En 2017, la caseta número 1 se convirtió en una caseta de animación cultural llamada La 1 de Moyano.

Las calles más curiosas de Madrid

El Pasadizo de San Ginés, conocido por su estrechez , siempre ha sido exclusivamente peatonal. Cada día, numerosos habitantes de Madrid transitan bajo sus arcos, ya sea para adquirir libros en la librería del mismo nombre, a menudo dispuestos en la calle, o para disfrutar de churros en una de las chocolaterías más célebres de la capital. Este rincón mágico se encuentra junto a la Iglesia de San Ginés de Arlés, construida en honor al santo que le da nombre.

En el siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, Madrid se vio afectada por una devastadora epidemia de peste negra. Mientras la mayoría de la población caía enferma, los habitantes de la calle de la Salud lograron evitar la propagación de la enfermedad. Su supervivencia se atribuyó a la autosuficiencia, cultivando sus propios alimentos y criando ganado, así como a tener acceso a las primeras fuentes de agua potable de la ciudad.

En el siglo XVI, unos feriantes portugueses trajeron a Madrid un rinoceronte y lo dejaron descansar en un cercado en la ubicación actual de la calle de la Abada. La leyenda cuenta que un vecino, empleado en un horno de pan, decidió ofrecerle un trozo recién hecho, pero al abrasarlo, enfureció al rinoceronte, que, tras matarlo, escapó dejando otras víctimas a su paso. La calle recibió el nombre de «abada», la palabra portuguesa para referirse al rinoceronte hembra.

A mediados del siglo XIX, Manuel Matheu, un adinerado comerciante madrileño, adquirió el solar donde antes se erguía el Convento de Nuestra Señora de las Victorias, demolido en 1836. Inspirado por la fascinación que sentía por la ciudad de París, decidió construir un bulevar al estilo parisino en ese lugar. El Pasaje de Matheu se convirtió rápidamente en uno de los lugares más animados de Madrid a finales del siglo.

La calle Rompelanzas, la más corta del casco histórico de Madrid, conecta dos de las vías más emblemáticas y comerciales de la capital: Preciados y el Carmen. Su nombre revela su historia, ya que originalmente sirvió como atajo para caballerías. Los baches de la calle fueron testigos de numerosos carruajes que rompían allí las lanzas de sus caballos, incluyendo personajes destacados del siglo XVI como el corregidor Luis Gaytán de Ayala y el presidente del Consejo de Indias, Juan de Ovando.

Lo último en Curiosidades

Últimas noticias