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Ni pesticidas ni trampas: el ingenioso truco de una abuela para espantar a los pájaros de su jardín

Piedras, plantas, curiosidades
Piedras pintadas como fresas. Imagen: herkkusuut.com.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Tener un huerto es mucho más que plantar y recoger. Algunas crecen solas, otras requieren más cuidados, y luego están las que necesitan una vigilancia constante, pues hay muchos enemigos que no llegan desde la tierra, sino desde el aire.

Los pájaros tienen su encanto: cómo cantan, su plumaje, incluso su forma de moverse. Pero cuando no vienen a alegrar la mañana, sino a comerse las fresas que tanto ha costado que crezcan, su visita se convierte en un calvario.

Ante esta situación, hay quienes recurren a redes, espantapájaros o repelentes. Sin embargo, existe una solución efectiva, sencilla y sorprendentemente barata que todos deberían de probar.

El truco de las piedras rojas que confunde a los pájaros

No se trata de un invento moderno ni de una tecnología revolucionaria. En realidad, es una idea casera que una abuela del norte de Europa puso en práctica en su jardín y que ha dejado a muchos con la boca abierta: pintar piedras de rojo y colocarlas entre las plantas de fresa.

Lo curioso del truco es cómo funciona. Al colocar estas piedras, que imitan en color y tamaño a las fresas maduras, antes de que la fruta real empiece a enrojecer, las aves caen en la trampa. Picotean las piedras, descubren que no hay nada que rascar y pierden el interés. Cuando llega la cosecha de verdad, ya no vuelven.

Esta estrategia no requiere productos químicos ni trampas agresivas. Además, evita disgustos al agricultor y no causa daño ni a las aves ni al entorno.

¿Por qué este método es tan efectivo para espantar a los pájaros?

El éxito del truco se basa en dos factores clave: la vista y el aprendizaje. Las aves, especialmente los mirlos y estorninos, se guían por los colores vivos para detectar fruta madura. Ven rojo, interpretan que hay comida. Pero cuando ese rojo resulta ser una piedra, dura como el suelo, se frustran. Tras varios intentos fallidos, aprenden la lección.

Ese aprendizaje, por repetición, las disuade. Y lo mejor es que se trata de una solución natural, que no rompe el equilibrio del ecosistema, ni representa peligro para los animales que conviven en el jardín.

¿Cómo pintar las piedras para engañar a los pájaros en los huertos?

Se necesitan piedras redondeadas, preferiblemente lisas, y pintura acrílica de color rojo brillante. Cuantas más piedras, mejor. La idea es que haya suficientes como para que llamen la atención y generen el efecto deseado.

Escoge piedras que no sean demasiado grandes. Lo ideal es que tengan un tamaño similar al de una fresa, para que el engaño visual funcione mejor. Si son muy grandes, los pájaros no caerán en la trampa; si son demasiado pequeñas, pasarán desapercibidas entre las hojas.

Es importante colocarlas cuando aún no han madurado las fresas, para que los pájaros «prueben» primero las falsas. Si hay niños en casa, incluso pueden participar en la actividad. Es una forma de implicarlos en el cuidado del huerto, y además se convierte en un rato divertido.

Pintar las piedras no sólo protege las fresas, también da un toque distinto al jardín. Puede verse como un detalle decorativo que añade color y personalidad. Vale la pena intentarlo, por su eficacia y lo sencillo que resulta.

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