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Esta ciudad obliga los dueños de los perros a llevar siempre una botella de agua a mano

Ciudades y perros
Una persona paseando a sus perros.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Marbella, una de las ciudades más visitadas de España, impone una serie de normas a los dueños de los perros, entre ellas la obligación de llevar una botella de agua para limpiar la orina de los animales en espacios públicos. Cabe recordar los los efectos corrosivos de la orina de los perros en elementos urbanos como farolas, señales de tráfico, fachadas y bancos, lo cual conlleva un alto coste de mantenimiento para el municipio. Los expertos recomiendan mezclar agua del grifo con un poco de lejía o vinagre blanco para diluir la orina y mitigar su impacto en las infraestructuras públicas.

Asimismo, la orina de los perros representa un potencial riesgo para la salud humana debido a la posibilidad de transmitir la bacteria leptospirosis. Esta enfermedad infecciosa, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), puede causar infecciones graves en órganos como riñones, cerebro, pulmones y corazón, e incluso ser potencialmente mortal. Existen dos formas comunes de contraer leptospirosis. La primera es mediante el consumo o contacto con agua o suelo contaminado por la orina o fluidos corporales de animales infectados. La segunda vía es el contacto directo con la orina o fluidos corporales de estos animales.

Obligaciones de los dueños de los perros en Marbella

Pasear a un perro y mantener la limpieza en la vía pública son actos cívicos fundamentales, y es bien conocido que el uso de una bolsa para recoger los excrementos es una obligación legal. Sin embargo, todavía existe la creencia de que el uso de un líquido para limpiar la orina es sólo una cuestión de cortesía. No obstante, según las ordenanzas municipales de algunas ciudades, ambas acciones son obligatorias.

Es el caso de Marbella, donde existe la obligación de llevar un envase con líquido jabonoso o limpiador para verter sobre la orina de los animales en vías y espacios públicos, con el fin de evitar la concentración de olores.  El incumplimiento de estas obligaciones puede resultar en multas de hasta 500 euros. Desde 2017, se han impuesto alrededor de 1.400 multas por no recoger los excrementos de los perros, lo que equivale a menos de una multa diaria.

Las multas se pueden imponer si se sorprende a los propietarios en el acto o mediante análisis genéticos posteriores. Para esto, es obligatorio que los perros estén inscritos en el censo canino con su perfil genético. El Ayuntamiento ha iniciado recientemente una campaña informativa para recordar esta obligación.

El registro genético permite identificar la procedencia de los excrementos en la vía pública y también ayuda a localizar perros abandonados o camadas no identificadas. Los propietarios reciben una chapa identificativa numerada para el collar del perro y un carnet como prueba de la inscripción en el censo. Este registro se puede gestionar a través del veterinario y su incumplimiento también acarrea sanciones de entre 75 y 500 euros.

Marbella no es la única ciudad que multa por no llevar una botella de agua con jabón. Ciudades vecinas como Torremolinos y Benalmádena también incluyen sanciones en sus normativas, con multas de hasta 500 euros en el primer caso y 700 en el segundo.

Normas de cuidado

Los propietarios de animales de compañía deben asegurar un alojamiento adecuado para sus mascotas, proporcionándoles las atenciones necesarias y garantizando un entorno libre de riesgos higiénicos y sanitarios, tanto para los animales como para las personas que los rodean. Es fundamental adoptar medidas para evitar que los animales infundan temor, representen un peligro o causen molestias a las personas.

En lugares cerrados donde haya perros sueltos, se debe advertir su presencia de manera visible. Además, está expresamente prohibida la permanencia continua de animales en terrazas, patios, interiores de vehículos, solares o cualquier lugar donde no se pueda ejercer una adecuada vigilancia. Asimismo, es obligatorio proporcionar a los animales tratamientos preventivos necesarios y realizar reconocimientos veterinarios anuales, documentados en la cartilla sanitaria del animal.

Por otro lado, cada animal debe estar debidamente documentado, y el propietario o responsable debe estar en condiciones de presentar dicha documentación cuando sea requerida por la autoridad competente. Esta documentación incluye la identificación del animal y su inscripción en el Registro de Animales de Compañía antes de los tres meses desde su nacimiento. Además, es necesario notificar cualquier cambio de datos, como la desaparición del animal, cambios de titularidad o de domicilio, y tener la cartilla sanitaria oficial actualizada con los datos de identificación y los reconocimientos veterinarios anuales.

Finalmente, los animales deben circular en espacios públicos y privados de uso común acompañados y conducidos mediante una cadena resistente que permita su control. Los propietarios deben asegurarse de que los animales no depositen sus deyecciones en lugares destinados al tránsito de peatones; en caso de que esto ocurra, están obligados a limpiar inmediatamente. Los animales deberán llevar bozal cuando sus antecedentes, temperamento o la situación lo aconsejen.

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