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Adiós a las mandarinas blandas: el sencillo truco para conservarlas durante más tiempo sin que se pasen

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Mandarinas peladas. Foto: Pexels.

Las mandarinas son frutas cítricas que, una vez recolectadas, pueden conservarse durante un tiempo limitado antes de perder su frescura, transformándose en mandarinas blandas. A temperatura ambiente, su duración suele ser de aproximadamente una semana, mientras que en la nevera pueden mantenerse en buen estado por más tiempo.

Sin embargo, su almacenamiento inadecuado puede acelerar el proceso de deterioro y convertirlas en mandarinas con una textura poco apetitosa antes de lo esperado. Existen estrategias sencillas para evitar que pierdan firmeza y frescura, garantizando que su textura y sabor se mantengan por más tiempo.

¿Cuál es el truco para evitar las mandarinas blandas y conservarlas por más tiempo?

Para evitar que las mandarinas se deterioren rápidamente, es importante seguir algunas recomendaciones. El truco consiste en el simple uso de recipientes herméticos.

Las mandarinas pueden ser guardarlas en un recipiente cerrado o en una bolsa de plástico bien sellada dentro del frigorífico permite retener la humedad y evitar la entrada de aire que podría acelerar su descomposición.

Para que esto funcione, también se debe evitar la exposición a la luz. Deben almacenarse en un lugar oscuro, seco y fresco, alejado de fuentes de calor y humedad, en el caso de que no sea guardado en el frigorífico.

Aunque se recomienda consumirlas frescas para aprovechar al máximo sus propiedades nutricionales, la congelación es una opción viable si se toman en cuenta algunos factores:

  • Pelarlas y separarlas en gajos para evitar que se adhieran entre sí.
  • Distribuirlas en una sola capa dentro del recipiente de congelación.
  • Eliminar el aire del envase para reducir el riesgo de formación de cristales de hielo.
  • Etiquetar con la fecha de congelación para llevar un control del tiempo de almacenamiento.

¿Cómo afecta la temperatura a la conservación de las mandarinas?

El almacenamiento de las mandarinas en frío es un factor determinante para su durabilidad. La temperatura óptima para conservarlas se encuentra entre 3 y 7 ºC, en la zona menos fría del frigorífico. Para prolongar su vida útil durante una o dos semanas, es posible refrigerarlas a temperaturas inferiores a 3 ºC.

Sin embargo, si el objetivo es mantenerlas durante un mes o más, no se recomienda bajar de 5 ºC, ya que temperaturas extremadamente bajas pueden alterar su textura y sabor.

Además, la humedad relativa juega un papel crucial en la conservación. Una humedad del 90% ayuda a minimizar la evaporación del agua, evitando la pérdida de peso y el resecamiento prematuro de la fruta.

Factores clave para no seleccionar mandarinas blandas

Para evitar adquirir mandarinas blandas desde el principio, es importante fijarse en ciertos aspectos al comprarlas:

  • Peso: cuanto más pesen, mayor contenido de jugo tendrán. Con el paso del tiempo, la mandarina pierde agua y se vuelve menos jugosa.
  • Cáscara: debe ser firme y fina. Si está demasiado blanda, es señal de que la fruta lleva mucho tiempo almacenada. En cambio, si es demasiado rígida, aún no ha alcanzado su punto óptimo de maduración.
  • Tallo: un pedúnculo blanco indica frescura, mientras que uno marrón revela que la fruta se está secando.
  • Hojas: si las conserva, deben ser verdes y flexibles. Hojas marchitas o secas sugieren que la mandarina no es reciente.

Errores comunes al elegir y almacenar mandarinas

  • No respetar la temporada: las mandarinas son frutas de otoño e invierno, con su mejor momento entre septiembre y mayo en España. Aunque es posible encontrarlas fuera de temporada, las procedentes de otros países pueden haber perdido parte de su sabor debido al tiempo de transporte.
  • Pensar que todas las mandarinas son iguales: a lo largo del año, llegan diferentes variedades a los mercados, como la satsuma en septiembre, las clementinas oronules y orogrande en octubre, y las clemenules en noviembre. Cada tipo tiene características específicas de sabor y textura.
  • Elegir mandarinas demasiado blandas: una mandarina blanda puede indicar que ha pasado demasiado tiempo almacenada. La fruta debe tener cierta firmeza sin ser excesivamente dura. Como no maduran fuera del árbol, la elección adecuada en el momento de compra es clave.
  • No considerar la importancia de las hojas: las mandarinas con hojas frescas suelen ser más recientes. Aunque la presencia de hojas no siempre está garantizada, cuando las tienen y se ven verdes, es señal de que la fruta ha sido recogida recientemente.
  • Fijarse solo en el color y el tamaño: el color de la piel varía según la variedad y no es un indicativo de frescura. Algunas mandarinas tempranas pueden ser más amarillas, mientras que otras tienen un tono más rojizo sin que esto afecte su calidad.

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