CaixaForum Madrid saca a la luz las colecciones privadas de diez artistas

Caixaforum Madrid

La jefa de las Colecciones de la Fundación ”la Caixa”, Nimfa Bisbe; la directora de CaixaForum Madrid, Isabel Fuentes, y la cocomisaria Àngels de la Mota han presentado este miércoles Dioses, Magos y Sabios. Las colecciones privadas de los artistas en CaixaForum Madrid. Organizada y producida por la Fundación ”la Caixa”, la muestra responde a la voluntad histórica de la entidad de generar conocimiento y sensibilidad hacia el arte más actual.

Dar a conocer la creación contemporánea rompiendo las barreras que a menudo la separan del público es uno de sus objetivos de la Fundación ”la Caixa” en el ámbito cultural. Para ello, cuenta como herramienta principal con su Colección de Arte Contemporáneo, que es un fondo infinito de ideas y proyectos.

El título de la exposición remite al periodista político y crítico literario alemán C. W. Ceram, conocido por sus obras de divulgación sobre arqueología y, en especial, por el libro Dioses, tumbas y sabios. Como refiere la co-comisaria Àngels de la Mota, la muestra trata, en cierta forma, de arqueología; más concretamente, de un tipo de arqueología «de artista», puesto que partiendo de las obras de diez creadoras y creadores de la Colección de Arte Contemporáneo Fundación ”la Caixa” propone un recorrido a través de los objetos que esos artistas han ido reuniendo en sus casas o en sus estudios o talleres a lo largo de los años.

Así, esas «piezas procedentes de culturas no occidentales y obras de arte poco conocidas para el público forman o han formado parte de sus colecciones más personales y, a través de esta exposición, desvelan, como si de un yacimiento arqueológico se tratase, los estratos ocultos de sus vidas», subraya de la Mota. La exposición llega a CaixaForum Madrid, después de poder verse en CaixaForum Barcelona.

Como destacan las ideólogas de la muestra, la observación de estas colecciones es particularmente valiosa por su capacidad de revelarnos aspectos relacionados con el imaginario del artista, sus referentes, sus intereses y obsesiones, sus procesos creativos y, en definitiva, su propia obra.

En este sentido, Jean Baudrillard expresa que «el entorno de objetos privados y su posesión es una dimensión tan esencial como imaginaria de nuestra vida. Tan esencial como los sueños». Uno de los principales estímulos para el desarrollo del arte del siglo XX fue el arte africano. Los artistas de las primeras vanguardias estaban completamente fascinados por él y a principios de siglo empezaron a coleccionar aquellos objetos que dejarían huella en sus obras.

Así, los talleres de artistas como Vlaminck, Matisse, Apollinaire y Picasso se llenaron de objetos africanos considerados como piezas artísticas. La comparación entre las distintas colecciones y la relación entre la obra y la colección de cada artista nos invitan a identificar diferentes maneras de coleccionar y de abordar la elección de objetos para hacer evidentes las motivaciones que subyacen tras dicha elección. La contemplación de la colección y la obra de los artistas permite indagar en la relación entre el coleccionista y sus objetos, y preguntarnos si, en palabras de Walter Benjamin, es el coleccionista el que habita en las cosas o si, por el contrario, son las cosas las que están vivas en él.

De Rosa Amorós se podrá ver una imponente instalación, Pathosformeln, que reúne objetos procedentes de distintos lugares de África, de Asia y del centro y el norte de América, coleccionados junto con su marido, el editor Gustau Gili. Se trata de figuras antropomórficas de madera y cerámica, herramientas prehistóricas y otros objetos de distintas culturas que se podrán ver junto a una cuidada selección del propio trabajo de la artista.

Amorós nos descubre hasta qué punto sobreviven en nuestra época los mitos y los antiguos ritos. Tanto las referencias a la naturaleza y al paisaje como el interés por los símbolos son elementos fundamentales de su trabajo. De Miquel Barceló se podrán contemplar las obras Mesa dibujada y Taller con libro rojo, de la Colección de Arte Contemporáneo Fundación ”la Caixa”.

Ambas obras remiten a los temas clásicos del taller de artista, las naturalezas muertas y la tradición de la vanitas del Siglo de Oro español, la época de los gabinetes de curiosidades. Ambas son representaciones de su taller, donde trabaja rodeado de animales disecados y de numerosos cráneos, también de animales.

Otros objetos orgánicos o de procedencia exótica se distribuyen por las estancias y convierten el espacio en una Wunderkammer (cámara de las maravillas) en la que conviven un objeto ritual maya, una escultura del artista surrealista Jean Benoît a base de huesos de pollo o una pintura de Jean-Michel Basquiat.

Georg Baselitz prima en su colección lo escultórico y elige la figura humana, lejos de las más comunes colecciones de máscaras de gusto francobelga. Sus piezas destacan por su expresividad y presentan superficies toscas. Las piezas yombe-kongos que se presentan en esta exposición coinciden en su temática ―la maternidad― con Madre negra con niño negro, de la Colección de Arte Contemporáneo Fundación ”la Caixa”.

Luis Feito vivía rodeado de numerosos objetos de características y procedencias muy distintas: máscaras africanas, figuras religiosas orientales, minerales, piezas esquimales, artesanía norteamericana de plata, entre otros. No se consideraba a sí mismo como un coleccionista. «Soy un acaparador porque no busco las piezas, compro lo que encuentro». Del citado artista destacan las kachinas, figuras que representan elementos de la religión y la cosmogonía de los indios pueblo, que descubrió en la década de los sesenta.

De Estados Unidos adquirió un buen número de estas figuras en formato de copia y, como no encontró las piezas originales, decidió hacer él mismo unas copias de las que más le gustaban y esas figuras las distribuyó por las estancias más privadas de su vivienda.

Joan Hernández Pijuan estableció una relación cercana entre su obra y las piezas que iba coleccionando junto con su esposa, Elvira Maluquer. Los objetos que forman su colección proceden en gran parte de culturas oceánicas, aborígenes australianas y africanas, aunque también cuenta con piezas arqueológicas chinas y fenicias, entre otras.

El paisaje cultural de Hernández Pijuan está repleto de matices que reflejan todo aquello que él consideraba esencial: la masía, los árboles, la flora, la montaña, el clima, etc. Así, su colección remite también a sus paisajes y el rastro de los seres humanos que los habitaron.

Manolo Millares se interesó por los objetos arqueológicos entre los que destacan los pertenecientes a la cultura prehispánica insular de Canarias, gran fuente de inspiración para sus primeras obras de la década de 1950, en las que se encuentran los colores del barro de la cerámica guanche, los diseños geométricos de las pintaderas y los recipientes de cerámica. La exposición presenta también los objetos de uso funerario que le inspiraron para las arpilleras que distinguen su producción artística.

Sin considerarse propiamente un coleccionista, Joan Miró se rodeó de objetos que respondían al gusto de la época entre los surrealistas, como los objets trouvés, el arte popular o las kachinas originales de los indios pueblo del oeste de Estados Unidos. Las formas de estas últimas se reconocen en los personajes que aparecen en algunas de las litografías del artista. Cada uno de los objetos poseía para Miró una virtud mágica.

Parte de su inspiración la tomó también de la tradición oriental y, de hecho, abrió la puerta a su caligrafía, dado el valor visual y la capacidad de transmitir conceptos de la misma.

Así lo demuestran las litografías de la serie Homenaje a Joan Prats, con trazos inspirados en ella. La colección de Susana Solano está ligada a sus frecuentes viajes, sobre todo a África y Asia, y constituye la materialización de las experiencias y sensaciones allí vividas.

En su caso, la influencia en la obra de la artista es sutil y más bien conceptual. De hecho, su trabajo se basa en el desarrollo de un nuevo lenguaje abstracto desvinculado de toda concreción tribal. No obstante, se pueden encontrar algunas referencias a culturas africanas en obras como Oro IX, que se puede ver en la exposición.

Del fotógrafo Hiroshi Sugimoto, la muestra exhibe la inspiración obtenida de su colección de objetos religiosos japoneses.

En concreto, la serie Cinco elementos está inspirada en las estupas budistas de cinco anillos: el cubo de la base representa la materialidad de la tierra; la esfera, la claridad del agua; la pirámide, las llamas puntiagudas del fuego; el viento está representado como un hemisferio que expresa su poder para atravesar toda la materia, y finalmente, el vacío se representa mediante una gotita que se desvanece en la esfera superior. De la misma forma, en el seno de su serie Cinco elementos encierra una imagen de su serie Paisajes marinos: el mar como origen de su conciencia.

Antoni Tàpies estuvo influenciado por el pensamiento de los antiguos pintores letrados chinos de la dinastía Song. El artista reunió una colección en la que destacan las piezas pertenecientes a la cultura oriental que le ayudaba a cultivar su espíritu para poder llegar a ser sabio algún día. En su obra Gris con trazos negros, n.º XXXIII, el gesto se convierte en objeto artístico y, como en los paisajes de la dinastía Song, el espacio vacío ocupa gran parte del cuadro.

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