Un instituto valenciano habilita aulas hasta en la cafetería porque ya no le caben más alumnos
La situación del instituto Alfàbegues, en Bétera (Valencia) pone en evidencia al consejero de Educación valenciano Vicent Marzà: han habilitado como aula hasta la cafetería: el centro duplica su capacidad.
El consejero de Educación valenciano Vicent Marzà ha sido noticia en los últimos días por tres cuestiones: una, porque abogó por eliminar las clases de Religión de los centros educativos. Otra, por las subvenciones concedidas a chiringuitos catalanista. Y, la tercera, por las ayudas que su Consejería ha aprobado para empresas relacionadas con los hermanos del presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig. A todo ello, se suma hoy una cuarta cuestión: la denuncia formulada por la Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF) a causa de la masificación y deficientes instalaciones que vive el instituto Alfábegues, en la localidad valenciana de Bétera. Un total de 1.230 alumnos desarrollan sus clases en ese centro: doblan su capacidad, según denuncia el sindicato.
La situación es crítica. Y lo es hasta tal punto que el centro se ha visto obligado a habilitar hasta la cafetería como aula para dar cabida a los estudiantes, procedentes de tres municipios: Bétera, Serra y Náquera. En el instituto se cursan estudios de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato, además de ciclos formativos. La sobresaturación es tan grave que todos los espacios del centro han tenido que ser dedicados a aulas, pese a que algunos carecen de las necesarias condiciones para tal fin. Para habilitar como aula cafetería, como se puede observar en la imagen que ilustra esta noticia, tuvieron que tapiar la zona dedicada a la barra, de la que aún sobresale una pequeña parte. También, el espacio dedicado a antigua vivienda del conserje se destina hoy a la formación. Con el agravante de que a cada metro que se gana a otras actividades sigue un incremento del número de matrículas. El Ayuntamiento ha tenido que ayudar. Y lo ha hecho. Así, según fuentes del centro, el polideportivo local se dedica por las mañanas a impartir clases. El Consistorio, también, ha cedido aulas en el centro de formación de personas adultas. La masificación llega a tal punto que, ahora mismo, con el actual panorama sanitario, no es posible poner en marcha el plan de contingencia contra el coronavirus. Y resulta muy difícil la posible aplicación de un plan de emergencias.
Las actuaciones del denominado Plan Edificant, concebido como una aceleradora de obra pública pero que ahora se utiliza más para acometer reparaciones o reformas, dirigidas a remodelar el actual instituto y construir uno nuevo pretenden ser llevadas a cabo por la Consejería de Educación de Marzà manteniendo el alumnado en el recinto durante el transcurso de las obras. Esas obras pueden alargarse tres o cuatro años. Por todo ello, CSIF ha enviado un escrito a la Consejería de Educación en el que insta a realizar la remodelación y construir un nuevo instituto, pero advierte también del riesgo para el alumnado, dadas las características de las obras y del centro. El sindicato reclama que se estudie la solución alternativa más adecuada. Y reclama, también, la contratación de personal administrativo y de servicios que evite la sobresaturación a la que se ven sometidos por la sobrecarga de trabajo.