ANÁLISIS DE MERCADO

¿Dónde debemos invertir la segunda parte del año?

Gustavo Martínez, recesión, crisis, inversión, bolsa, Fed, Powell, BCE

Últimamente estamos asistiendo a repuntes en precio de la tasa libre de riesgo con su consecuente recorte en rentabilidad hasta niveles por debajo del 4.40% en los bonos a 10 años sobre todo tras los datos de enfriamiento laboral en la creación de empleo americano y el reciente mal dato de producción manufacturera del ISM en 48.7 en zona de contracción.

Aquí el mercado empieza a actuar con lógica sana y compra refugio ante un mal dato, dándole la vuelta al clásico razonamiento de los últimos años: ‘Un mal dato es algo bueno para el mercado y, por lo tanto, vendo la posición de refugio’. Y viceversa. Si las malas noticias ya no son buenas, entonces la Fed lo tendrá más fácil para plegarse a la decisión de bajar tipos que el juez supremo, llamado curva de plazos, le está indicando -al menos, en el corto plazo-.

En mi opinión, la renta variable sigue ignorando los riesgos de una recesión con una inflación pegajosa y no será porque los bonos y el oro, que se dirige a los 2400 $/onza troy, no estén anticipando claramente lo que se viene encima. Aun así, es bastante probable que la creciente deuda pública siga impulsando el gasto e inflando los precios de los activos en el corto plazo (incluidas las acciones) siempre y cuando el mercado de bonos lo permita sin tensiones claras de liquidez derivadas de un incremento en la impaciencia por la misma.

Con los resultados empresariales ya atrás, al mercado solo le queda despejar la incógnita de si la economía realmente se está desinflando o estamos entrando en un bucle de picos y valles inflacionarios con beneficios empresariales creciendo nominalmente y no realmente derivados de un temido ciclo estanflacionario. La próxima parada la tenemos el próximo viernes 7 de junio donde el dato de creación de nóminas no agrícolas americano dará nuevas y determinantes pistas al mercado de dónde debe decirle a la Fed que debe colocar el tipo de interés la segunda parte del año. Mi apuesta sigue siendo clara: Fuera de índices, largo -comprado- de value investing y commodities, muy largo de oro y productores del metal precioso y largo de bonos, corta duración, para aprovechar la incapacidad de la Fed para llevarle la contraria al mercado en el estricto corto plazo.

Es cierto que la sensibilidad de tipos afecta más a la duración -tipos más bajos derivan en una menor preferencia temporal por la liquidez que debe ajustarse vía precios más altos-, pero el mayor ajuste está en el tramo corto, donde la tasa libre de riesgo cotiza bastante más alto que los vencimientos alejados de la curva, que cotizan ese 4.4% más ajustado a una inflación pegajosa en el tiempo.

Por tanto, ese mayor gap compensa sobradamente esa sensibilidad y mi tesis es que hay mayor convexidad en esa zona.

En cualquier caso, todo apunta a que nos espera una segunda parte del año con más volatilidad y menor complacencia que la primera que está a punto de finalizar.

Gustavo Martínez es asesor financiero y experto en Bolsa

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