Las afrentas catalanistas a la identidad valenciana que deberían sonrojar a Puig

Armengol España federal
Puig, en el congreso de los socialistas catalanes con Illa y Armengol.
Ignacio Martínez

El escándalo producido por la emisión de un spot de la entidad catalanista Plataforma per la Llengua en la televisión publica valenciana en que se promociona el uso del catalán en territorio valenciano supone para muchos valencianos una nueva afrenta de las muchas que han venido sufriendo en los últimos tiempos por el catalanismo. Todas, con un componente común: la exaltación del catalanismo en la Comunidad Valenciana. Pero también, con el silencio del presidente de la Generalitat Valenciana el socialista Ximo Puig.

Ese silencio de Puig no se ha alterado ni cuando la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, entidad adscrita al Ministerio de Hacienda del Gobierno de Sánchez, plasmó en un catálogo que el Tribunal de las Aguas de Valencia celebra sus sesiones «íntegramente» en catalán. La citada publicación provocó la reacción inmediata de Vox y del Partido Popular, pero no de Puig, a quien la síndica portavoz del PP en las Cortes Valencianas María José Catalá, ha reclamado hoy, por este mismo asunto, que defienda al citado Tribunal y que, además, se reúna con el presidente de la Sociedad Nacional de Correos y le exija que rectifique, que retire el catálogo y que ofrezca una disculpa pública.

Puig, tampoco ofreció muchas explicaciones cuando la cuenta oficial de la Generalitat Valenciana situó el Mercado de Valencia en los países catalanes. La Generalitat Valenciana, además, subvenciona una publicación El Temps, que en su día situó también a la alicantina Isla de Tabarca, dentro de esa entelequia que son los países catalanes. En los últimos 7 años, la Generalitat Valenciana que preside Ximo Puig ha concendido al menos 7 millones de euros en ayudas a chiringuitos catalanistas. Puig tampoco se inmutó cuando en el último congreso del PSOE balear, Catalina Cladera insistió ante el propio Puig en que «lo que nos une» era lengua común de los países catalanes.

Otra de las afrentas se ha producido en el Senado, cuya Mesa, de la que forman parte los socialistas, no vio objeción alguna en que las iniciativas presentadas por los senadores se refieran al territorio valenciano como mejor considerasen, utilizando el término País Valenciano o países catalanes y no el estatutario y oficial Comunidad Valenciana. Hasta por dos veces intentó el PP que la Camara Alta rectificase y obligase a los senadores a utilizar exclusivamente el término Comunidad Valenciana cuando se refiriesen a este territorio. Ambas, sin éxito. Tampoco Puig ni los socialistas valencianos protestaron.

Estas son sólo algunas de las afrentas catalanistas que ha sufrido la Comunidad Valenciana en los últimos tiempos. Todas ellas con un denominador común. No ha aparecido  una defensa clara y directa por parte de su presidente.

 

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