El experimento de la obediencia de Milgram: cómo las personas pueden llegar a cometer actos inhumanos
El experimento de la obediencia de Milgram nos brinda una mirada inquietante sobre la naturaleza humana. ¿En qué consistió?
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En 1961, el psicólogo Stanley Milgram llevó a cabo un experimento que cambiaría nuestra comprensión sobre la obediencia y los límites morales de las personas. Su estudio, conocido como el experimento de la obediencia de Milgram, reveló cómo individuos corrientes sin enfermedades aparentes pueden llegar a cometer actos inhumanos bajo la presión de la autoridad. Este experimento ha sido ampliamente discutido y debatido en el campo de la psicología, y sus hallazgos siguen siendo relevantes hoy en día.
Justificar crímenes del nazismo
El objetivo principal de Milgram era investigar cómo se justificaban los crímenes cometidos durante el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Quería entender si las personas seguían órdenes inhumanas debido a una naturaleza intrínsecamente malvada o si la obediencia a la autoridad era suficiente para explicar su comportamiento. Para ello, diseñó un experimento en el que los participantes creían que estaban aplicando descargas eléctricas a otra persona.
El experimento consistía en tres roles principales: el experimentador, el «maestro» (el participante) y el «aprendiz» (un actor que fingía recibir las descargas eléctricas). El maestro debía administrar una serie de preguntas al aprendiz y, cada vez que este respondiera incorrectamente, el maestro debía aumentar la intensidad de la descarga eléctrica. A medida que aumentaba la intensidad, el aprendiz simulaba estar en un mayor sufrimiento y suplicaba que se detuviera el experimento.
Descargas eléctricas ficticias
Lo que los participantes no sabían era que las descargas eléctricas eran completamente ficticias y que el aprendiz era un actor que no estaba sufriendo ningún daño real. Sin embargo, los gritos de dolor y las súplicas de detener el experimento eran tan realistas que muchos de los participantes se sentían incómodos y angustiados.
A pesar de esto, Milgram descubrió que la mayoría de los participantes continuaban aplicando las descargas eléctricas hasta el máximo nivel, incluso cuando el aprendiz dejaba de responder por completo. Al final del experimento, alrededor del 65% de los participantes habían llegado al nivel máximo de voltaje, creyendo que estaban infligiendo un dolor extremo e incluso potencialmente mortal a otra persona.
Resultados y explicaciones
Estos resultados fueron impactantes y desafiaron las suposiciones previas sobre la naturaleza humana. Revelaron que la obediencia a la autoridad y la presión social pueden ser factores determinantes en el comportamiento de las personas, incluso cuando esto implica cometer actos inhumanos.
Una de las explicaciones que ofrece Milgram para estos resultados es el concepto de la «responsabilidad compartida». Los participantes se sentían menos responsables de sus acciones porque consideraban al experimentador como la autoridad máxima y, por lo tanto, creían que la responsabilidad recaía sobre él. Esta falta de responsabilidad personal permitía a los participantes alejarse de las consecuencias de sus actos, justificándolos como obediencia a una figura de autoridad.
Otra explicación propuesta es la «gradualidad de los actos inhumanos». A medida que los participantes aumentaban la intensidad de las descargas eléctricas de manera incremental, se acostumbraban gradualmente a la idea de infligir dolor a otra persona. Esta «escalada del mal» les permitía justificar sus acciones al verlas como parte de un proceso continuo en lugar de un acto inhumano aislado.
La conciencia y la ética
El experimento de la obediencia de Milgram ha sido objeto de críticas éticas debido a la angustia emocional que causó a los participantes. Sin embargo, sus hallazgos siguen siendo valiosos para comprender cómo los individuos pueden llegar a cometer actos inhumanos bajo la influencia de la autoridad y la presión social.
Este experimento nos enseña la importancia de la conciencia moral y la responsabilidad personal. Nos muestra que no debemos seguir ciegamente las órdenes de una autoridad sin cuestionar su moralidad. Además, nos insta a reflexionar sobre nuestras propias acciones y a no justificarlas como producto de la obediencia ciega.ç
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