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El descubrimiento científico que lo cambia todo: la materia oscura tocó la Tierra este año

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Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En 2023, un un enorme observatorio submarino detectó un fenómeno inusual bajo el mar Mediterráneo, generando una gran conmoción en la comunidad científica internacional. Se trata de una partícula de energía extremadamente alta que atravesó la Tierra dejando una señal brillante e inexplicable. El evento, registrado por el telescopio KM3NeT, ha desafiado las explicaciones convencionales y está obligando a los físicos a reconsiderar algunas de sus teorías más fundamentales sobre el universo.

El rastro de esta partícula, que ha sido descrita como un «muón imposible», no sólo rompió récords de energía detectada, sino que además mostró un comportamiento que ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que estemos frente a una manifestación directa de materia oscura. Un hallazgo de esta magnitud no sólo sería revolucionario en el campo de la física, sino que podría ser la primera prueba tangible de uno de los mayores misterios del universo moderno.

Un destello inesperado bajo el mar Mediterráneo

En las profundidades del mar Mediterráneo, un telescopio submarino llamado KM3NeT observa partículas subatómicas que pasan por la Tierra sin detectadas a simple vista. A diferencia de los telescopios tradicionales que miran al cielo, este detector se orienta hacia el interior del planeta, buscando partículas que atraviesan la Tierra desde el otro lado del mundo.

En 2023, uno de los sensores de KM3NeT captó una señal de luz extremadamente intensa, asociada al paso de una partícula con una energía estimada de 220 peta-electronvoltios (PeV). Para poner esto en perspectiva, es una cantidad de energía superior a la que puede generar cualquier acelerador de partículas humano, incluyendo el célebre Gran Colisionador de Hadrones (LHC).

Lo más sorprendente es que este destello superó en 35 veces la luminosidad de cualquier otro evento similar captado por el observatorio. Los investigadores, inicialmente emocionados, intentaron clasificarlo dentro de lo conocido, pero pronto se dieron cuenta de que no encajaba con ninguna partícula convencional.

¿Un neutrino o algo más? El misterio se complica

En un principio, se pensó que la señal podía deberse a un neutrino de energía muy alta, ya que estas partículas son conocidas por su capacidad para atravesar la materia sin apenas interactuar. Sin embargo, cuando los científicos revisaron los datos del observatorio IceCube, situado en la Antártida, se encontraron con una desconcertante sorpresa: no había registrado nada parecido.

Ambos telescopios vigilan sectores del cielo similares, por lo que esta falta de coincidencia generó muchos interrogantes. ¿Cómo era posible que un evento tan enérgico hubiera sido ignorado por uno de los detectores más sensibles del planeta?

Fue entonces cuando algunos científicos comenzaron a considerar hipótesis que van más allá del modelo estándar de la física de partículas. Una de ellas propone que la señal captada podría haber sido causada por una partícula de materia oscura, algo nunca antes observado de forma directa.

Materia oscura: ¿la gran protagonista del evento?

La materia oscura es uno de los grandes enigmas de la física actual. Aunque no puede verse ni tocarse, su presencia se infiere por los efectos gravitatorios que ejerce sobre la materia visible en el universo. Se calcula que representa alrededor del 85% de la masa total del cosmos, pero hasta ahora no se ha logrado identificar de qué está compuesta exactamente.

Según una teoría propuesta en un artículo reciente publicado en arXiv, lo que KM3NeT habría detectado no sería un simple neutrino, sino una partícula de materia oscura que, al chocar con el interior rocoso de la Tierra, habría generado una breve transformación en su estructura. Esta alteración habría producido una versión más pesada de la partícula, que se descompuso rápidamente en dos muones casi perfectamente alineados, lo que habría generado un destello tan intenso que solo KM3NeT pudo detectar.

¿Por qué IceCube no lo vio?

La diferencia clave entre KM3NeT e IceCube podría estar en la longitud y densidad del trayecto terrestre que atravesó la partícula. El detector del Mediterráneo se encuentra en un punto que ofrece un recorrido más largo a través de la corteza terrestre, lo que aumenta las posibilidades de que la partícula interactúe con el material rocoso antes de llegar al detector.

Esta diferencia en profundidad y geografía podría explicar por qué IceCube no captó nada, mientras que KM3NeT sí lo hizo. Es un detalle técnico que, según los expertos, puede ser crucial para entender la rareza del fenómeno. Si la partícula solo pudo transformarse debido al trayecto más denso y profundo que atravesó en su camino hacia el detector, entonces la localización de KM3NeT habría sido esencial para captarla.

¿Un blázar en el origen del rastro cósmico?

El origen celeste de esta partícula también ha sido objeto de debate. Según el análisis de la trayectoria, los científicos creen que proviene de una región del espacio donde se encuentran varios blázares, que son galaxias con núcleos activos y agujeros negros supermasivos en el centro. Estos objetos emiten chorros de partículas a velocidades cercanas a la de la luz, y algunos de esos haces podrían haber viajado miles de millones de años hasta llegar a la Tierra.

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