ERC cambiará el nombre a la Conselleria de Interior para contentar a la CUP
En ERC quieren arreglar así el alejamiento con la CUP por el papel de los Mossos en las últimas protestas violentas
El próximo Govern, si lo acaba presidiendo Pere Aragonès, no tendrá Conselleria de Interior. ERC ha cedido a una de las exigencias de la CUP, en materia de seguridad, y cambiará la nomenclatura del departamento encargado de la Policía adaptándose al lenguaje antisistema. El nombre pactado para el área, que dirigirá algún miembro de ERC, es el de Conselleria de Seguridad Pública.
Las reformas en este departamento son una condición sine qua non de los cuperos para apoyar un eventual Govern independentista formado por ERC y JxCAT. Su apoyo, no obstante, está lejos a día de hoy. Ambos partidos coinciden con los antisistema en la necesidad de acometer cambios en la estructura de lo que siempre ha sido Interior, concretamente en los Mossos d’Esquadra y en la unidad de antidisturbios.
La cesión por parte de ERC llega al ver alejarse la posibilidad de acuerdo con la CUP. Pese a que hace dos semanas llegaron a un principio de acuerdo para meter mano en los Mossos d’Esquadra, tal como avanzó OKDIARIO y confirmó la candidata cupera Maria Dolors Sabater, los últimos episodios violentos y el creciente malestar en el seno de la policía catalana ha obligado a los de Aragonès a echarse atrás y poner en cuarentena ese acercamiento en materia de seguridad pública.
ERC estaba dispuesta a ceder a gran parte de las exigencias de los antisistema a cambio de lograr el apoyo de sus nueve diputados en el debate de investidura de Aragonès. A cambio, además de esas reformas en profundidad en los Mossos, ERC también estaba dispuesta a ceder a la CUP la Presidencia del Parlament, pero Junts per Catalunya se negó y reclamó este puesto para un miembro de su partido, que acabó con la elección de Laura Borràs.
El conseller de Interior, Miquel Sámper, (JxCAT) ha pedido en distintas ocasiones dejar a los agentes del orden público fuera de las negociaciones electorales. El máximo responsable de la Policía, que no forma parte de los órganos de dirección del partido por el cual es miembro del Govern, no hace más que hacer de portavoz de un sentimiento generalizado entre los agentes de los Mossos.
Desde el mayor Josep Lluís Trapero hasta el último efectivo de la escala básica reivindican no ser moneda de cambio. Hace unos días mantuvieron un encuentro en el complejo Egara, sede principal del cuerpo, para exigir respeto y más herramientas. Denuncian, entre otras cosas, que no se les permite usar las escopetas cargadas durante las protestas violentas.
Conscientes de que están en el ojo de los manifestantes más radicales, que en las últimas jornadas de protesta han centrado sus ataques contra los agentes policiales, los funcionarios públicos reivindican poder trabajar en base a criterios técnicos y no políticos. Eso pasa por no tener las manos atadas a los compromisos adquiridos por los responsables del Govern y que cada actuación se ciña a lo que los mandos del cuerpo crean proporcional y necesario en cada momento.
El preacuerdo que habían suscrito los equipos negociadores de ERC y la CUP, y que allanaba el camino hacia el pacto, a la espera de resolver el papel institucional que deben jugar los antisistema, pasaba por impedir la presencia de los Mossos en los desahucios -pese a estar obligados como policía judicial-, prohibir la utilización de las bolas de FOAM y dejar sin asistencia legal a los funcionarios públicos, disolviendo el cuerpo de abogados que les defiende. También se comprometieron a que la Generalitat no se personaría como acusación particular contra los radicales que ataquen a los agentes.
Fuentes de ERC consultadas por este periódico señalan que «las imágenes inaceptables de hace dos sábados nos impiden avanzar hacia esta dirección, como mínimo en estos momentos». Creen que «la CUP, que no ha condenado los hechos, debe entenderlo» porque «se trata de una cuestión de convivencia en el espacio público». Reconocen los republicanos que este cambio de postura puede tener unas consecuencias graves en las negociaciones que mantienen con los de Sabater.
Los antisistema, que de momento descartan votar a favor de la investidura de Aragonès, ponían como condición para su abstención y la elección en segunda vuelta esa revisión del modelo de orden público con la voluntad de acabar con el sistema actual que rige los Mossos. La CUP llegó a manifestar su disposición a entrar en el Govern, algo que posteriormente debería refrendar su asamblea, y no parece que lo vaya a hacer, siempre y cuando pudieran hacerse con el control de la Conselleria de Interior. ERC no va a permitirlo.
En JxCAT sigue el debate
Mientras ERC se descuelga del acuerdo con la CUP, pese a ser los principales interesados en lograr su voto favorable o abstención a la investidura de Aragonès, en Junts per Catalunya sigue el debate sobre qué hacer con el modelo policial actual. En el partido que dirige la Conselleria de Interior hay disparidad de opiniones sobre cómo debe ser el modelo de orden público en esta comunidad autónoma. Tantas opiniones como ideologías hay en el espacio del ex presidente Carles Puigdemont.
Principales competidores con la CUP en lo que hace a la radicalidad independentista, ya que ERC se ha situado en la moderación, la candidata a la presidencia Laura Borràs o la diputada Aurora Madaula apuestan por ser contundentes y disolver todo lo posible el modelo actual. Otros dirigentes, como el propio Puigdemont o el conseller Damià Calvet, herederos de la extinta Convergencia, critican esta postura y abogan por dejar a los Mossos al margen de este tipo de negociaciones.