Independentismo en Cataluña

Aragonés pacta con Podemos aumentar la presión sobre Sánchez para arrancarle el referéndum

La UE no pide a Pedro Sánchez suprimir la sedición:
Pedro Sánchez y Pere Aragonés. (Foto: EP)
Joan Guirado

Esta tercera semana de enero era la fecha marcada en el calendario del Gobierno y la Generalitat para volver a reunir en Madrid la mesa de negociación a la que los independentistas siempre llevan el referéndum y la amnistía como reivindicaciones irrenunciables. Pero, tal como avanzó OKDIARIO hace unos días, Pedro Sánchez no tiene intención de poner fecha y hora a la cita. Con la excusa de la pandemia, el presidente trata de dilatar una reunión incómoda de la que no se esperan resultados. Por eso, el catalán Pere Aragonés busca aliados dentro de su propio gabinete para aumentar la presión sobre el PSOE y obligarles a mover ficha. Y mejorar, de paso, su capacidad negociadora. Es la petición que Aragonés trasladó la semana pasada a Yolanda Díaz e Irene Montero, en los encuentros que mantuvo con ellas, según ha podido saber este periódico. Y los morados aceptan.

Aunque en la primera cita con Sánchez y Aragonés como principales interlocutores se fijó como fecha tope final de 2023 para dar frutos a los primeros acuerdos, ERC tiene prisa para escenificar avances. Más, tras el apoyo de los separatistas a los Presupuestos Generales de Estado de 2022 después de varios días de forcejeo que a punto estuvo de hacer descarrilar el voto favorable del grupo de Gabriel Rufián.

Pero vienen semanas con votaciones importantes en el Congreso que pueden marcar el devenir de la coalición. La convalidación del real decreto de las mascarillas, al que por ahora se opone ERC, y el de la Reforma Laboral son, a día de hoy, los dos principales quebraderos de cabeza para Moncloa. Sin ERC, ambas votaciones parecen abocadas al fracaso. De ahí que los de Oriol Junqueras se sientan de nuevo en una posición negociadora fuerte y Podemos vea en los independentistas un filón para mover al PSOE hacia sus postulados.

Para Ferraz y Moncloa, los socios de ERC continúan siendo «un actor muy importante». Pero en el complejo presidencial, el lugar donde se deciden las cosas, admiten que «el escenario ha cambiado». Tras varios meses fuera de juego, Ciudadanos ha vuelto a entrar en los planes del Ejecutivo. Mal les pese a Podemos, que prefiere mantener la alianza con ERC.

Con los Presupuestos ya aprobados, más allá de la Reforma Laboral, las mascarillas y la Ley de Memoria Histórica -aparcada por el momento-, el PSOE no necesita a ERC para mucho más de aquí al final de la legislatura. El otro gran cambio normativo en el que trabajaba la coalición, la reforma del delito de sedición en el Código, queda aparcada hasta el final de legislatura, por lo que tampoco Sánchez necesita a los independentistas para eso.

A los socialistas, que hasta ahora les beneficiaba aupar a ERC frente a JxCAT, ven posible que Salvador Illa pueda hacerse con la Presidencia de la Generalitat en el medio plazo. Más aún si JxCAT consuma sus amenazas en privado de salir del gobierno catalán antes de hora y provocar un adelanto electoral. De ahí que lo de ayudar a ERC, más aún cuando ya no pueden aportar mucho más a la estabilidad de Sánchez, pase a un segundo plano.

Intereses muy distintos tiene Podemos. Los morados consideran a los de Junqueras imprescindibles para garantizar la gobernabilidad en el Estado, en el ayuntamiento de Barcelona e incluso para una futura alianza que dé entrada a En Comú Podem -o como se llame en ese momento la coalición progresista- en el Palau de la Generalitat.

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