4 momentos vergonzosos del parto
Las mujeres que han dado a luz al menos una vez tienen claro que el parto es uno de los instantes más mágicos de su vida, pues gracias al mismo pudieron, por fin, tener en brazos a sus hijos. Y ese instante en el que se los colocaron en el regazo fue único, especial, inolvidable y lleno de emotividad.
En ese aspecto coinciden todas las mamás, pero también en el hecho de que el alumbramiento, aunque no lo quieran reconocer abiertamente, está lleno de momentos vergonzosos. Sí, hay que ser consciente de que es una realidad, se viven instantes que dan ganas de decir “tierra, trágame” si no fuera porque hay un trabajo que hacer y un niño que traer al mundo.
Sigue leyendo y descubrirás algunos de esos hechos que suceden durante el parto y que ponen “coloradas” a las féminas:
1-Hacerse caca o pipí cuando se está empujando
Uno de los factores que definen al momento del alumbramiento es el conjunto de empujes que tiene que hacer la mujer para poder permitir la salida del bebé. Una fuerza notable esa que, en muchos casos, puede llevar a que, de manera irremediable, la parturienta se haga pipí o caca encima, lo que trae consigo que se muera de vergüenza.
No obstante, hay que saber que es normal que eso pase si poco antes de entrar al paritorio no se ha ido al baño. Y es que es necesario ser consciente de que el pequeño está intentando nacer y para eso ejerce una fuerte presión en lo que es el canal vaginal.
Sea como sea, no hay que preocuparse, los profesionales sanitarios especializados en partos saben que eso puede pasar, están acostumbrados a que eso les suceda a muchas pacientes.
2-Ponerse a chillar como una descosida
Como la niña del exorcista. Así es como muchas mujeres se ponen cuando llega el momento del parto y antes de que les pongan la epidural, si así lo han solicitado. Y es que es innegable que los dolores son contundentes, como también lo es que cada fémina tiene el umbral del dolor en un punto concreto. Asimismo hay quienes mantienen más las formas y hay quienes no tienen ningún reparo en dar a conocer a medio hospital lo que está pasando.
Por regla general, todas y cada una de las parturientas se quejan, se lamentan y no pueden evitar subir el “volumen” de su tono. No obstante, hay algunas que montan un auténtico espectáculo, que se ponen a chillar como si se acabara el mundo y que incluso tienen que ser advertidas por el personal sanitario de que se controlen porque eso es un hospital.
Partiendo de eso, seguro que más de una ha sentido vergüenza al no poder controlar algún grito o bufido de más, pero entra dentro de la normalidad, como también que incluso pueda llegar a “mandar muy lejos” a su pareja o a alguien que esté a su lado cuando intenta darle conversación o incluso ánimos. Eso sí, todo dentro de un límite, claro está y según las circunstancias de cada una.
3-Que no haya una buena depilación en la zona púbica
Bien porque el abultado vientre les dificultaba la tarea o bien porque el parto les ha pillado de improviso, muchas mujeres se ponen a dar a luz y sienten verdadera vergüenza al ser conscientes de que su zona púbica no está bien depilada. Tanto es así que tienen que escuchar como en el paritorio los profesionales que le asisten indican que hay que eliminarle parte de vello porque si no el bebé va a venir al mundo como si saliera de una jungla.
Numerosas son las féminas a las que les ha sucedido esto y que reconocen que se sintieron realmente abochornadas, pero sucede más de lo que se cree. Sin embargo, para evitarlo nada mejor que durante todo el periodo de gestación acudir a un centro de depilación, eliminar el vello de manera frecuente en casa o, si se necesita ayuda, pedir a la pareja que le haga ese favor.
4-Gases intestinales que provocan un parto con acompañamiento “sonoro”
Muy en relación con el primer instante vergonzoso citado se encuentra este. Y es que precisamente esa fuerza para empujar que tiene que hacer la mujer durante el parto, puede provocar que salgan numerosos gases. De ahí que, de pronto, el alumbramiento cuente con banda sonora original o parezca más las Fallas de Valencia que el nacimiento de un bebé.
Aunque pueda provocar que la gestante se sienta realmente abochornada, esta no debe sentirse mal ni tener vergüenza. Y es que es algo que no va a poder controlar, es consecuencia del esfuerzo que está realizando y les pasa a muchas féminas en ese instante, por lo que los profesionales sanitarios no se van a llevar las manos a la cabeza. En cierta medida, están acostumbrados.
Sabemos que el parto es un momento muy duro, doloroso y complicado, pero con el paso del tiempo se puede conseguir desdramatizarlo e incluso, quien no haya pasado por uno excesivamente difícil, verlo con cierto toque de humor a través de esos momentos vergonzosos que pudo vivir ¿Tú sufriste alguno durante el nacimiento de tu hijo o hijos?