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¿Cómo juegan los gatos con los niños y qué precauciones se deben tomar?

La relación entre niños y gatos es una de las más bonitas, aunque debemos establecer buenas pautas y tomar ciertas precauciones.

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juegan gatos y niños
Cómo debe ser el juego de los niños con los gatos
Blanca Espada

Los niños aman a los animales y sueñan con poder compartir el tiempo con un pequeño compañero. El gato no es una excepción a la regla, sobre todo porque es el personaje de muchos dibujos animados, películas animadas y otras que a los más pequeños les encanta ver y volver a ver sin límite. Pero el gato no es un juguete , y los padres deben asumir su papel de educadores para que la convivencia entre su hijo y el pequeño felino vaya bien. El primer principio absoluto para inculcarles es el respeto al gato . Por tanto, el niño debe saber cómo vive su gato, qué le gusta, qué no le gusta y qué condiciones de vida pueden hacerle feliz. También, saber cómo juegan los gatos con los niños y las precauciones que se deben tomar.

¿Cómo juegan los gatos con los niños y qué precauciones se deben tomar?

El gato es un animal fascinante pero también suele tener mucho carácter, por lo que los niños muy enérgicos o que tal vez muestran demasiado ímpetu frente al gato, no suelen ser del agrado del felino. Es mejor enseñar a los niños cómo juega nuestra mascota, si le gusta perseguir una pelota o si prefiere el rascador y a partir de ahí elegir el modo en que niño y gato van a compartir espacio y diversión.

Por otro lado, es importante no dejar nunca a los niños solos con el gato. Este no deja de ser un animal y reaccionar como tal, por lo que debemos enseñar a los niños a respetar a su mascota, a darle amor pero todo ello con delicadeza.

Podemos de hecho seguir estas pequeñas pautas para que el juego entre gato y niño se desarrolle sin arañazos, ni lloros:

  • No deben coger al gato en brazos. El mismo iniciará el juego y no hace falta cogerlo para jugar. Si le gusta por ejemplo jugar con su ratita de peluche, podemos dejar que el niño la sujete y la lleve de un lado a otro mientras el gato salta y la persigue.
  • Hay que tener cuidado de no apretarlo demasiado. Si el niño está sentado y el gato se sube encima, podemos dejar que interactúen pero nunca apretarlo o intentar retenerlo.
  • Nunca agarremos al gato por una pata, y en caso de que el niño lo quiera sujetar un momento, tenemos que enseñarle que se debe agarrar siempre a su gato colocando sus manos debajo de las patas delanteras.
  • Tampoco dejes que los niños tiren de su cola o de las orejas.
  • No dejes tampoco que el niño coja al gato y lo meta en una caja o en un armario. No les gusta sentirse encerrados y además tampoco es divertido para ellos.
  • No dejes que castiguen al gato. Es bien sabido que los niños tienden a imitar las actitudes de los adultos y por lo tanto, a mostrar autoridad frente a su gato… lamentablemente de una manera un poco torpe, a fuerza de reprimendas y, a veces, incluso con violencia. Por lo tanto, es necesario enseñarle a su hijo que la violencia física y verbal es una forma de falta de respeto, hacia una persona pero también hacia un animal.

Respeta las necesidades del gato

Para que todo quede claro y para que puedan jugar con su mascota, los niños deben saber que un gato tiene necesidades y que es fundamental respetarlas para que sea feliz. Necesita absolutamente que respetemos su paz . Aprovechamos para explicarles a nuestros hijos que este animal es muy sensible al estrés y que el estrés puede enfermarlo. Por lo tanto, tengamos también esto en cuenta:

  • Hay que evitar molestar al gato cuando come o bebe,
  • Dejemos al gato solo cuando duerma, se acicale o vaya a su caja de arena.
  • Aceptemos cuando  el animal no quiere que lo abracen ni que jueguen,
  • Procuremos que los niños no estén con el gato, cuando este se dedique a buscar presas en el jardín.

Las actitudes adecuadas para tratar un gato

El gato debe ser acariciado con una sola mano y la mano debe mantenerse abierta para que no se sienta atrapado. Evitamos que el bebé de tan solo unos meses acaricie a su gato sin ser guiado porque aún no sabe controlar sus gestos.

Por último, se debe respetar un principio básico: son los padres los que siguen siendo responsables del cuidado necesario de su animal. También son totalmente responsables de la actitud de sus hijos hacia el gato. Si todo el mundo respeta su papel, la convivencia debería salir a la perfección.

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