¿Qué hacer ante los cambios humor de los hijos adolescentes?

¿Qué hacer ante los cambios humor de los hijos adolescentes?

Sin lugar a dudas, como así estarán de acuerdo la mayoría de los padres, la adolescencia es una de las etapas más difíciles en cuanto a la educación de los hijos. Y es que esa fase en la vida de sus vástagos está marcada por cambios a nivel físico, actitudes de rebeldía en algunos casos, deseos de comportarse como mayores, nuevas amistades, los primeros “romances”…Una larga lista de modificaciones es la que trae consigo y todas esas, de un modo u otro, afectan también a lo que es el ambiente familiar.

No obstante, quizás uno de los aspectos más frecuentes que experimentan esos jóvenes y que puede generar dificultades en la relación con los padres, hermanos y abuelos que vivan en el hogar son los cambios de humor. Sí, los adolescentes, debido a las modificaciones hormonales que sus cuerpos experimentan, son capaces de pasar de la más absoluta alegría a la tristeza e incluso a la ira. Todo en cuestión de minutos y sin motivos aparentes.

Por ese motivo, es importante que los padres, en pro de que dichos cambios afecten lo menos posible a sus hijos y a la relación de estos con el resto de familiares, tengan en cuenta una serie de consejos que les ayudarán a saber cómo actuar cuando se produzcan esas alteraciones en el estado de humor de los vástagos. En concreto, entre las recomendaciones más habituales al respecto están las siguientes:

Mostrar empatía

De manera indiscutible, uno de los principales consejos que se le dan a los adultos a la hora de poder afrontar los cambios de humor de sus hijos adolescentes es que muestren empatía. Es decir, que se pongan en su lugar y que puedan entenderles en cierta medida. Para eso, sólo es necesario que echen la vista atrás, piensen en cuando ellos tenían esa misma edad y recuerden lo que sentían y lo que necesitaban de sus progenitores. De esta forma, todo será más fácil y fluirá mejor la relación entre padres e hijos.

Normas claras en casa

La rebeldía es una de las notas más características de los jóvenes y eso hace que se opongan a todo y a todos. No obstante, los padres, que deberán entenderla y “asumirla” como parte de la adolescencia, es importante que actúen firmemente respecto a la misma. Y es que una cosa será ser empáticos y permitirles ciertas “licencias” y otra cosa es dejarles hacer lo que quieran.

Por eso, en pro de que sean adolescentes pero con una educación clara y unos sólidos valores que les servirán para toda su vida, es imprescindible que los adultos impongan en casa una serie de normas que todos deben cumplir, como pueden ser las relativas a colaborar en las tareas del hogar. No obstante, también es imprescindible que dicten una serie de medidas a sus hijos adolescentes en concreto respecto a horarios para estudios, a limpieza del cuarto propio o incluso a horarios de llegada a casa por la noche. En este caso, es necesario que las mismas no se impongan de manera autoritaria pero sí firme, siempre hablando con los hijos y exponiendo los motivos de esas.

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La comunicación, la clave

Ni que decir tiene que en esta fase que nos ocupa, es imprescindible que los progenitores mantengan una comunicación fluida y constante con sus jóvenes, ya que es la manera de que puedan conocer en todo momento qué sienten, qué necesitan, qué piensan o qué quieren. A través del diálogo se conseguirá mantener una estrecha relación paternofilial, se podrán descubrir problemas que puedan tener en algún momento, se conseguirá crear un mejor clima en el entorno del hogar y se podrá apoyar y aconsejar al hijo en cualquier aspecto.

Darles su espacio

Aunque hemos mencionado que es fundamental que los hijos y los padres mantengan una estrecha y constante comunicación, es imprescindible que los adultos también den su espacio a los adolescentes. Es decir, deben respetar que también tengan su parcela de privacidad, ya sea en cuestiones de “amores” o de amistades, y que quieran guardar en la misma sentimientos, situaciones o experiencias. De ahí que no haya que presionarles para que lo cuenten todo, sino que hay que respetar su espacio y su tiempo. De esta manera, será más fácil que puedan abrirse y que, cuando estimen oportuno, puedan contarles lo que desean.

Todo eso sin pasar por alto, por supuesto, que los adultos deben respetar que sus vástagos quieran disfrutar de tiempo para estar a solas en su cuarto cuando experimentan algún notable cambio de humor. Sólo así conseguirán relajarse y calmarse.

Paciencia

El quinto consejo al respecto de cómo actuar ante las alteraciones en el humor de los hijos adolescentes es el de tener paciencia. Hay que entender que se encuentran en una etapa complicada, que sus cuerpos experimentan muchos cambios y que todo eso les afecta. Por eso, los adultos, además de la ya citada empatía, deben ser pacientes y esperar que se superen los mismos.

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