La sociedad palmesana se moviliza contra la expulsión de los jesuitas de Mallorca y el cierre de Montesión

Ciudadanos, antiguos alumnos y religiosos se concentran frente al convento ubicado en el centro histórico de Palma

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Miquel Ángel Font

Ciudadanos de Palma, religiosos, antiguos alumnos y la sociedad civil en general ha iniciado las movilizaciones contra la expulsión de los jesuitas de Mallorca y el cierre del colegio y el convento de Montesión, ubicado en el centro histórico de Palma. Los jesuitas llegaron a Mallorca hace casi cinco siglos y fundaron uno de los colegios más emblemáticos y prestigiosos de Mallorca. Ahora la dirección provincial de la Compañía de Jesús ha decidido cerrar el convento y enviar a los diez padres jesuitas que residen en el mismo a distintos puntos de la península.

La Asociación de Antiguos Alumnos de Montesión ha organizado una concentración frente al convento en la noche de este miércoles que ha contado con una amplia representación de la sociedad mallorquina. La protesta se ha centrado especialmente en la expulsión de los jesuitas, el cierre del convento y la entrega de todo conjunto arquitectónico, de inmenso valor patrimonial e histórico a una empresa privada por un periodo de 70 años.

Enérgica protesta también contra el traslado del cuerpo incorrupto de San Alonso, uno de los grandes símbolos de Montesión, y patrono de Mallorca, a la Catedral de Palma, un proyecto auspiciado sorprendentemente por el obispo de la isla, Sebastià Taltavull.

Los asistente a la concentración celebrada este miércoles, unas 400 personas, han expresado su pesar por la repentina decisión del padre provincial de los jesuitas, Enric Puiggros, de cerrar el convento y enviar a los diez padres a la península. Todos menos uno, el padre Judas, son mallorquines. El motivo esgrimido  por la dirección de los jesuitas es que todos los padres son de avanzada edad y que estarán mejor atendidos en alguna de las enfermerías que la compañía posee en la península.

Es cierto que los diez padres jesuitas de Mallorca son de edad avanzada pero de los diez, siete están plenamente en activo. Llevan parroquias, atienden a diversos conventos, dan clases en el Seminario y trabajan en las diversas entidades vinculadas a Montesión como, por ejemplo, el Patronato Obrero y la Fundación Montalvo.

La historia se remonta a hace cuatro años cuando se presentó el denominado Plan Montesión. Tanto la iglesia de Montesión como el claustro y la parte más antigua del convento y del colegio presentan deficiencias arquitectónicas y requieren una restauración.

La Compañía de Jesús fue advertida del mal estado de todo el conjunto histórico precisamente por la Asociación de Antiguos Alumnos. La dirección de los jesuitas se hizo cargo de la situación y lanzó el Plan Montesión que consistía básicamente en el cierre del colegio, el más antiguo de la compañía en todo el mundo, y la cesión de la iglesia y la mayor parte del convento por un periodo de setenta años a una empresa privada para crear una residencia asistida de personas mayores.

A cambio de la cesión de todo el conjunto de 9.000 metros cuadrados, la empresa privada asumía la restauración de todo el conjunto histórico, incluido el claustro, la iglesia y las partes más antiguas del convento y el colegio.

En el proyecto inicial se contemplaba reservar una parte del recinto a la comunidad de los jesuitas. Nada se dijo entonces de cerrar el convento y enviar los padres a la península.

Primera sorpresa: el cierre del convento

La sorpresa llegó el sábado de la pasada semana cuando el padre provincial, Enric Puiggròs, se desplazó a Palma para comunicar a los diez padres jesuitas que debían abandonar Mallorca y trasladarse a la península. El cierre del convento está previsto para mediados de septiembre.

La reserva de una espacio para la comunidad de padres jesuitas de Mallorca, además, ha desaparecido misteriosamente del proyecto de reforma del denominado Plan Montesión. Para la dirección de la Compañía de Jesús ya no hay marcha atrás y los diez padres deben abandonar el convento. Esta misma semana se les comunicará su nuevo destino.

La noticia del cierre del convento causó estupor y sorpresa entre los jesuitas de Mallorca aunque ahora la dirección de la compañía les ha prohibido manifestarse contra la clausura de un convento con casi cinco años de historia.

Segunda sorpresa: la cesión de la iglesia

La segunda sorpresa, conocida también estos días, ha sido que el proyecto del Plan Montesión ya no es construir una residencia de mayores sino que se pretende dar al conjunto históricos un uso residencial.

Se abren así las puertas a su reconversión en un hotel. Sorpresa también ha sido que a la empresa privada, concretamente Víctor Madera, consejero delegado de Quirón, se le cede también la iglesia de Montesión, el claustro y toda la parte museística. En definitiva, que no queda nada en manos de los jesuitas.

Tercera sorpresa: traslado de San Alonso

Y no acaban aquí las sorpresas. Ahora se ha confirmado que el cuerpo de San Alonso Rodríguez, expuesto en una capilla de la iglesia de Montesión, será trasladado a la Catedral a propuesta del obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull.

La idea que se ha vendido es que el cuerpo de San Alonso estará en la catedral mientras duren las obras de reforma de la iglesia de Montesión. Sin embargo, es difícil imaginar que una vez acabada la reforma los restos de San Alonso regresen a una iglesia de Montesión en manos privadas y sin jesuitas.

San Alonso Rodríguez fue nombrado Santo Patrono de Mallorca en 1633. Fue beatificado en 1825. Su canonización tuvo lugar el 6 septiembre de 1888.

Alonso Rodríguez nació en Segovia en 1533. Estaba casado y era padre de familia. Al quedarse viudo solicitó a los jesuitas que lo aceptaran en su comunidad, pero no fue admitido debido a que ya bordeaba los 40 años de edad, y tampoco tenía estudios en las ciencias y las humanidades. Sin embargo, el superior cambió de parecer, y lo aceptó como hermano lego, y sería ésta la profesión que lo llevaría a la santidad.

Los superiores lo enviaron a la isla de Mallorca como portero del colegio de los jesuitas de Montesión, y de todos los amigos que San Alonso tuvo mientras fue portero, destaca San Pedro Claver.

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