EL CUADERNO DE PEDRO PAN

Los Premios Ciudad de Palma y el verdadero respeto institucional

Al acudir a la gala, el PP se convierte en el tonto útil, como ya lo fue con la Ley de Normalización y el Decreto de Mínimos

El respeto institucional es que la administración más próxima al ciudadano reconozca el bilingüismo enraizado de Palma

El PP asistirá a los premios literarios de Palma que marginan al español por respeto institucional

premios ciudad de palma
Los premios Ciudad de Palma se entregan el 20 de enero.

La gala de los Premios Ciudad de Palma ha copado desde los años 60 del siglo pasado parte destacada del programa de la festividad del patrono de Palma, San Sebastián. Con la llegada en 1979 del primer ayuntamiento en democracia tras la dictadura, el alcalde socialista Ramón Aguiló decidió la no inclusión del castellano en el apartado de los premios literarios (poesía y novela), recuperándose el bilingüismo en función de la alternancia entre el PSOE y el PP en el despacho de Alcaldía. Por tanto, no es que el PSOE se haya plegado a las exigencias de los nacionalistas, puesto que la práctica de anular el castellano es algo habitual desde el primer gobierno de izquierdas.

Tampoco pasa nada porque los Ciudad de Palma jamás han sido relevantes en el panorama de premios literarios que recorren la geografía española. En todo caso, sí debe hacerse notar que en los períodos abiertos al bilingüismo ha sido abrumadora la presencia de obras en castellano, frente a las escritas en catalán. El problema reincidente es la barbaridad que supone negarse al reconocimiento de que la sociedad capitalina es bilingüe por definición.

Llegados a este punto es cuando podemos empezar a hablar de la inmersión por voluntad política de manera que el castellano es ignorado y excluido en  cualquier modalidad contemplada en las bases de los premios, como tributo al enanismo intelectual que está en la naturaleza, tanto de los nacionalistas como del resto de una izquierda que ha perdido el norte y el sentido común. 

En la entrega de los Premios Ciudad de Palma 2022  se ha venido aireando con anterioridad que parte de la oposición no iba a acudir a la gala, en señal de protesta por la no inclusión del castellano en poesía y novela. Solamente el PP ha justificado su participación “por respeto institucional al esfuerzo e ilusión de los participantes”. ¡Hay que joderse! ¿Y qué pasa con el respeto  institucional a la ilusión por participar de quienes han sido excluidos?

Lo más que conseguirá el PP es que la izquierda no le señale, mientras se ensaña con la ausencia “de la extrema derecha que encarna Vox”, confiada en que este mensaje bastardo vaya calando como un mantra. 

¿Y Ciudadanos? No hará falta ensañarse con ellos, porque ya es un cadáver político. El PP se convierte -una vez más- en el tonto útil, como ya lo fue con la Ley de Normalización y el Decreto de Mínimos, que la izquierda y nacionalistas aprovecharon para colar el añadido tramposo de la expresión, “consenso lingüístico”, que tanto daño está haciendo. En este sentido, el colectivo de profesores PLIS ha acuñado la mejor definición del momento presente: “Armengol no preside Baleares, sino una realidad paralela nacionalista”. Armengol es intercambiable con Hila o Cladera.

Ahora, elegido Joan Miralles (ex PI) presidente de la Obra Cultual Balear (OCB), vuelve la burra al trigo: aboga por recuperar ese “consenso” y la apuesta por un carácter más transversal para que la OCB sea la casa común.  Sobre este particular anuncio, Joan Font Rosselló nos regala una perfecta definición: “¿La pose del eterno impostor?”. «¿Qué hay detrás?», se pregunta interrogante y él mismo se responde; “Joan Miralles trata de ganarse al PP de Marga Prohens a la casa del catalán”. Esto es lo que en realidad esconde  “el respeto institucional” que mueve al grupo municipal del Partido Popular. 

El verdadero “respeto institucional” es que la administración más próxima al ciudadano reconozca el bilingüismo enraizado de la capital y que deje de jugar a engañarnos porque, en efecto, de nuevo esgrimido por PLIS, “la única herramienta  adoctrinadora es la inmersión en catalán”.

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