exclusión social

La pandemia dispara la marginación en Mallorca y colapsa los albergues para los sintecho

El gerente de Es Refugi admite que el centro de acogida está desbordado

El Govern de Armengol ya celebra el fin de la crisis en Baleares cuando crecen las colas del hambre

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Los albergues para personas sintecho en Palma se encuentran en estos momentos colapsados. “Todos estamos desbordados”, admite el gerente del centro Es Refugi, Toni Cañellas, ante el colapso de los albergues para personas sin recursos en la capital balear.

Desde hace décadas, la institución, situada al lado de la calle General Riera, trata de ayudar a todos aquellos que no tienen donde dormir o qué comer durante el día. Fuera del edificio, se observa cómo se acrecienta el número de personas que solicitan ayuda cuando llega el mediodía. Cañellas afirma que la crisis que ha supuesto “la Covid ha aumentado la situación desfavorable” en Palma. Ahora, más gente necesita ayuda en la ciudad. “Desde que empezó la pandemia, se ha incrementado el número de personas sin hogar” reconoce el gerente.

Los problemas económicos son uno de los principales motivos por los que han aumentado las personas usuarias de este tipo de centros. El máximo responsable de Es Refugi indica que estas suelen tener “baja formación” y cuando hay periodos recesivos en la economía suelen ser más vulnerables que el resto de la población por la “parálisis económica”.

El Consell de Mallorca, en un estudio que publicó el pasado 2 de febrero, también expone que es el principal problema entre este tipo de colectivo. En concreto, es la razón fundamental en el 46% de los entrevistados de la muestra. No obstante, la misma no hace referencia a si ha aumentado el número de personas que necesitan ayuda para comer o tener un espacio donde alojarse. Cañellas sí que afirma que “la exclusión social sigue siendo un problema importante” y que ha aumentado en el territorio durante los últimos meses.

“La financiación de Es Refugi es básicamente privada, muy humilde”, admite Toni Cañellas. Entre socios, eventos e ingresos propios por alquileres de propiedades suyas consiguen sacar adelante un proyecto que nació a principios de la década de los 90. La disminución del IRPF del Govern y las ayudas de entidades públicas y privadas son otras de las vías que utiliza Es Refugi para llevar a cabo su actividad diaria. “El centro de acogida tiene capacidad para 40 personas” y, además, el comedor social está a rebosar a diario por la situación socioeconómica en parte de la sociedad balear.

El Consell de Mallorca considera, tras el informe que presenta, que se deben mejorar las instalaciones. Lejos de la realidad, las ayudas que llegan a los centros no parecen suficientes, aunque, admite Cañellas, tienen una “buena relación” con el Govern y con la institución insular. La gestión de la pandemia por parte del Ejecutivo autonómico no sólo provocó que aumentaran las colas del hambre, sino que también son más las personas que necesitan un lugar donde dormir y comer.

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