El Mallorca se ofrece para ser subsede del Mundial 2030

Ofrece Son Bibiloni como centro de entrenamiento para las selecciones

No se descarta que se juegue algún amistoso en Son Moix previo al Mundial

Hila y Armengol renunciaron a presentar su candidatura como sede del Mundial

Mallorca
Imagen de Son Bibiloni
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

El RCD Mallorca ha presentado su candidatura a la Real Federación Española de Fútbol para que la Ciudad Deportiva Antonio Asensio sea subsede del Mundial que se celebrará en 2030 en España, Portugal y Marruecos, además de Argentina, Paraguay y Uruguay, según ha anunciado hoy el club en una nota oficial.

Según el mismo comunicado, la RFEF ya ha realizado las auditorías correspondientes para aceptar la solicitud del club, corroborando que las remodeladas instalaciones del primer equipo y el fútbol base cumplen con los requisitos exigidos.

Si finalmente es seleccionada, el RCD Mallorca, Palma y toda la isla se convertirían en una de las subsedes de una de las selecciones participantes en la competición más importante en el mundo del fútbol, aunque a lo máximo que pueden aspirar los aficionados es a que se dispute algún partido amistoso en Son Moix porque en el verano de 2022 el PSOE renunció a la posibilidad de que la isla fuera una de las sedes.

 Armengol e Hila ni siquiera se plantearon la posibilidad de presentar una candidatura que hubiera puesto a la isla en el mapa futbolístico internacional. Se repite de esta forma la historia del Mundial 82, al que también despreció Mallorca. A finales de la década de los 70, cuando ya se sabía que España iba a organizar el Mundial de 1982, se le ofreció a Mallorca la posibilidad de albergar una sede. Es más, se le dio el privilegio de elegir si quería ser la ciudad anfitriona de la selección alemana o de la selección inglesa atendiendo a que estos dos países nutrían las islas de turistas cada verano.

La oportunidad era increíble porque el Lluís Sitjar se hubiera remodelado de arriba a abajo y el Mallorca hubiera conservado su estadio en el centro de la ciudad, pero el alcalde de la época, Paulino Buchens, de la UCD, no quiso apostar por el proyecto y guardó en un cajón el informe. El resultado fue que, por supuesto, Mallorca se quedó sin sede. Alemania se marchó a Asturias mientras que Inglaterra se quedó en el País Vasco. Aquel fue un error político gravísimo.

40 años después la historia vuelve a repetirse. Mallorca ni siquiera se planteó entrar en la criba de posibles sedes para la candidatura conjunta de España, Marruecos y Portugal a la Copa del Mundo de 2030 como sí hicieron otras ciudades. ¿Cuál era el requisito? Contar con un estadio de 40.000 plazas y, por supuesto, disponer del visto bueno político. Ni una ni otra cosa se han producido y se ha vuelto a desperdiciar una oportunidad histórica de tener un Son Moix de primer nivel que no sólo pueda acoger partidos de un Mundial, sino finales de Copa del Rey o incluso finales europeas.

Y, lo más importante. En 1982 el coste de la remodelación de los estadios lo acabó pagando el estado, no los clubes. Mallorca no quiso dar el paso para no endeudarse y al final se quedó con un Lluís Sitjar obsoleto

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