EL CUADERNO DE PEDRO PAN

Joan Company se despide de la OSIB y de la Coral UIB

Se eligió la velada del Auditórium de Palma para despedir con honores a Company, fundador de la Coral Universitat de les Illes Balears

La despedida formal tendrá lugar el 12 de agosto en el claustro de Sant Domingo

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Joan Company
Joan Company se despedirá el 12 de agosto de la OSIB y de la Coral UIB.

Descontando el concierto inaugural de temporada, que en realidad iba a ser la recuperación del Carmina Burana, suspendido el año anterior debido a las restricciones de personas en el escenario por la pandemia, cabe afirmar entonces que el momento supremo de la temporada de abono 2022-2023 de la Orquestra Simfònica Illes Balears (OSIB) se producía el 30 de marzo con Un Réquiem alemán, de Johannes Brahms. Hablamos de la cima del canto coral en la trayectoria del compositor alemán, así señalado por la musicología. Un afortunado encuentro del sinfonismo con el canto coral en el que prima el equilibrio de orquesta y coro, abriéndose además a una idea nueva en oposición a la tradición latina del canto funerario.

Por primera vez se introducía esta variante del canto laico, situando al coro como protagonista absoluto y en este caso concreto es probable que pueda entenderse como el debate interno del compositor persiguiendo su personal ideal sinfónico pues no en vano Un Réquiem alemán es contemporáneo a los iniciales bocetos de la que será su primera sinfonía. No parece casual el hecho de que el proceso evolutivo de este réquiem lleve a transformar, paso a paso, la idea original hasta cuadrar los definitivos siete movimientos. La orquesta se aleja del acompañamiento como obligada referencia, llegando a escribir algunos pasajes que ya son el reflejo de su ideal sinfónico; indicios que se encuentran especialmente en el segundo y tercer movimiento.

Elemento adicional para el subrayado del carácter singular de Un Réquiem alemán, es que además de figurar en la temporada de abono de la OSIB, a renglón seguido iba a protagonizar –el 3 de abril- el Concierto de Semana Santa en la Catedral de Palma, y como es habitual, contando con Proyecto Hombre de anfitrión y con la Reina emérita como ilustre espectadora.

Pero no acaba aquí lo singular. Porque se eligió la velada del Auditórium de Palma para despedir con honores a Joan Company, fundador y director de la Coral Universitat de les Illes Balears, que de esta manera comenzaba a desconectarse tanto de la coral como de la OSIB. Aunque, contrariando el titular de este Cuaderno, la despedida formal tendrá lugar el 12 de agosto en el claustro de Sant Domingo, segundo concierto en el programa oficial del Festival de Pollença y donde Joan Company dirigirá a la OSIB y a la Coral UIB en un concierto sinfónico-coral en puertas ya de consumarse su jubilación.

Lo que sí ha dejado como huella sobresaliente la despedida del 30 de marzo, es recibir Company el Pin de Oro del Auditórium de Palma, que le fue entregado por Rafael Ferragut, quien recordó que Company es el artista que más veces se ha subido al escenario de la sala magna en los más de 50 años de historia del primer teatro de Mallorca. Ferragut, sin buscarlo obviamente, le sacó los colores a la UIB, cuando dijo: «En el Auditórium, nadie se jubila». Añadiré que no se entiende esta jubilación forzosa cuando estamos hablando del fundador de la Coral UIB, lo que le convierte en algo más que un funcionario o trabajador público, que para el caso es lo mismo. Pero regresemos a Un Réquiem alemán, todo un hallazgo sobresaliente.

Suele convenirse que la presencia del barítono en los movimientos 3 y 6 es la representación de la voz del propio Brahms, debido a la motivación que le llevó a componer Un Réquiem alemán. Unos apuntan que inspirado en Robert Schumann y otros señalan la muerte de su madre como el detonante definitivo. De hecho, el quinto movimiento con soprano es el último que se incorpora a la partitura y casi en el límite de tiempo para el estreno.

Por tradición la soprano no aparece en primer término, sino que se sitúa en las proximidades del coro desde donde ofrecernos su relato, mientras éste permanece susurrante. De paso es el movimiento que permite al coro darse un respiro. La soprano, coincidiendo con el estreno de 1869 en Leipzig, se quiso simbolizar como encarnación de la voz de la madre de Brahms. En el concierto de abono que tuvo lugar el jueves 30 en el Auditórium de Palma, la soprano armenia Maria Sardaryan inicialmente ocupó un segundo plano, aunque llegado el quinto movimiento pasó a situarse en primera línea.

Tomaré prestadas estas líneas del programa de mano: Para el musicólogo Lionel Saltker, esta obra es «una reflexión protestante sobre la muerte; una afirmación de la fe, del coraje personal y de un fuerte sentimiento de consolidación para los vivos».

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