La declaración de guerra de la izquierda al retorno del bilingüismo
El centroderecha tiene que restaurar el bilingüismo cordial que siempre había marcado la convivencia en Baleares
Jaime Martínez ya trabaja en recuperar el español en las categorías literarias de los Premios Ciudad de Palma
Prohens se comprometió a llevar a la Cámara el proyecto de Ley de Industrias Culturales y de Ley de la Música
![Marga Prohens](https://okdiario.com/img/2023/05/26/fxfgzavwcae3hqs-635x358.jpg)
La semana del 3 al 9 de julio va a marcar la senda por la que van a transitar las líneas maestras de las políticas culturales del centroderecha, desalojado el Pacte de Pogrés de las principales instituciones. La declaración de guerra a la cuestión lingüística anunciada por la izquierda separatista, PSIB-PSOE incluido, será un factor clave que pondrá a prueba la solidez del pacto PP-Vox. Las tres décadas de inmersión lingüística -de imposición del catalán y destierro fraudulento del español en definitiva- harán valer sus conquistas contra natura poniendo a trabajar a voceros y comisarios políticos frente al retorno del bilingüismo que consagra la Constitución y el propio Estatut.
Contra todo pronóstico Baleares se ha venido decantando por desatender su identidad propia, dejándose arrastrar hacia la dependencia de una Cataluña con indisimuladas ansias expansionistas, llegando al punto de hipotecar lo más genuino de nuestra historia reciente, nacida de un Reino privativo que en absoluto ha tenido que ver con lo sucedido más allá de nuestro mar, por mucho que ahora se empeñen en llamarlo Mar Catalán.
También esta declaración de guerra será el espejo en el que el ciudadano de a pie podrá ver reflejada la intransigencia totalitaria de la izquierda y hasta qué punto la serenidad y firmeza del centroderecha es capaz de hacer valer el interés general que pasa por la restauración del bilingüismo cordial que desde siempre había marcado la convivencia en Baleares, hasta que llegó en los años 90 el primer Pacte de Progrés forzando una inmersión lingüística que a la postre se ha convertido en un negocio multimillonario de espaldas al ciudadano corriente y con mucho apetito para el separatismo excluyente.
El primer paso para retornar a la normalidad lo está dando el Ayuntamiento de Palma, que ya trabaja en recuperar el español en las categorías literarias de los Premios Ciudad de Palma. Pero éste ya es un clásico, que consiste en derogar o reinstaurar según gobierne en Cort la izquierda o la derecha. No hay manera de llegar a un consenso: la izquierda elimina el español y es la derecha la encargada de reponerlo, eso sí, manteniendo siempre el catalán; que ésta es la principal diferencia que debe valorar el ciudadano corriente: la intolerancia monolingüe frente al severo respeto por el bilingüismo.
Severo: «exacto y rígido en la observancia de una ley, un precepto o una regla». Definición de la RAE. Intolerancia: «Falta de tolerancia, de respeto a las prácticas de los demás cuando son contrarias a las propias». También la RAE. Le toca al ciudadano corriente señalar quién es quién en la disputa.
El 3 de julio, debate de investidura, y en lo que a este Cuaderno se refiere, del discurso de la candidata Marga Prohens me interesa escuchar –o no- dos referencias concretas: el compromiso de llevar a la Cámara el proyecto de Ley de Industrias Culturales, así como el proyecto de Ley de la Música. Ambos son promesas electorales anunciadas durante la campaña.
Otra fecha destacada de la semana es el 8 de julio, que marca la constitución de los Consells insulares, de quienes dependerá en buena medida la marcha de las políticas culturales, puesto que tienen transferida la competencia y su dotación económica. El domingo 9, a dos semanas de las elecciones del 23 de julio, en Baleares ya estaremos en disposición de iniciar una nueva etapa liberados del adoctrinamiento y la gestión de marcado carácter ideológico a que nos ha tenido sometidos la extrema izquierda los últimos ocho años.
No tengo la menor intención de ser condescendiente con los desarrollos en el futuro inmediato. Mi trabajo, mi obligación, es permanecer vigilante: ver lo que llega, cómo y para qué, y analizarlo sin prejuicio ni condicionante.
Un hecho que ha de llegar sin demora es la entrega de la Caja de Música al Govern, ya con Marga Prohens como su presidenta. Será interesante ver los pasos iniciales, empezando por la elección del nuevo gerente de la OSIB, de cuyo perfil dependerá, en buena medida, la calidad que va a suponer para la Orquestra Simfònica Illes Balears contar con una sede en propiedad que ha de marcar un importante punto de inflexión en su trayectoria.
En cuanto a la promesa en campaña del alcalde Jaime Martínez de liderar la transformación de Palma en la capital cultural del Mediterráneo, ya se verá los pasos que piensa dar, de inicio, para concretar esta idea ambiciosa, y no parece lo más adecuado sumergir Cultura en un megadepartamento a modo de cajón de sastre con entorchados. En cualquier caso, es una propuesta que va a necesitar de consensos para su permanencia en el tiempo, porque no va a cuajar el proyecto en una legislatura, probablemente tampoco en dos, si el centroderecha repite mandato. Además, necesitará del apoyo de la sociedad civil para que ese espíritu de liderazgo cuaje de lleno entre los capitalinos.
En definitiva, nos aguardan unas semanas marcadas por la beligerancia de la extrema izquierda obligada a emplear toda su artillería para intentar romper la paz social y poner a prueba la consistencia del pacto PP-Vox, utilizando su capacidad de intoxicación y juego sucio –que no es poca- para tumbar el bilingüismo, porque de no conseguirlo el social-comunismo en efecto habrá colapsado, y si el centroderecha lo hace bien nos habremos regalado alguna legislatura adicional, con lo que ello supone de afianzar la convivencia que había sido severamente dañada por el Pacte de Progrés.