La ciudad más sucia de España toma una decisión clave: comprará 1.600 contenedores para mejorar su imagen
Palma mantendrá la tipología actual en los nuevos depósitos para cada sistema de recogida
Colocará cerraduras electrónicas en los de fracción orgánica, aunque aún no estarán operativas

La ciudad más sucia de España, según la encuesta hecha pública a final de la pasada legislatura por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tras ocho años de gobiernos de izquierdas, toma una decisión clave en esta materia: invertirá dos millones para renovar 1.600 contenedores de basura. Una licitación hecha pública por la empresa municipal de limpieza, de cara a la adquisición de nuevas unidades de recogida lateral.
La fecha de finalización de la licitación vigente se encuentra en estos momentos próxima y, en consecuencia, Palma necesita seguir renovando y reponiendo el parque de contenedores públicos. Esto es debido a cuestiones de uso, comisión de actos vandálicos o, simplemente, porque han llegado al fin de su vida útil.
De esta manera la empresa municipal Emaya, justifica la necesidad de proceder a la compra y suministro de nuevos contenedores cuya adquisición ha sido adjudicada a la empresa Contenur por 1,9 millones de euros, impuestos incluidos.
Cabe tener en cuenta que la inversión en contenedores realizada en los últimos ocho años con las licitaciones de adquisición previas fue de casi siete millones de euros. Una inversión realizada con el objetivo, entre otros, de unificar la funcionalidad y la estética en las baterías de contenedores, entre todos y cada uno de los sistemas de recogida existentes.
El objetivo de la actual dirección de Emaya que encabeza el concejal de Medio Ambiente del PP, Llorenç Bauzá, es continuar con esa estrategia, de tal manera que la implantación o sustitución de nuevos contenedores mantengan la uniformidad estética y funcional actual por motivos de operatividad.
Entre otras cuestiones porque la presencia de múltiples tipologías de contenedores no sólo supondría en una pérdida estética, sino además y más importante, de funcionalidad y eficacia del sistema.
Este es precisamente el problema que se pretende evitar con la unificación en una tipología de contenedores para cada sistema de recogida.
Las cantidades de los productos fijadas a suministrar por el citado adjudicatario de esta adquisición es de 400 unidades anuales, aunque hay que entender que son estimaciones para los próximos cuatro años. Ello no implica la obligación para Emaya de adquirir la cantidad total mencionada, sino la que efectivamente precise, de acuerdo a las necesidades específicas que se detecten.
Estas cantidades podrán sufrir variaciones al alza o a la baja, según incidencias o proliferación de actos vandálicos. En el caso de los nuevos contenedores de la fracción orgánica se requiere la coordinación con el adjudicatario del contrato de suministro de cerraduras electrónicas dado que es posible que Emaya pueda requerir su instalación.
Todos los contenedores, independientemente de la fracción de residuo que acoja, serán de polietileno de alta densidad por inyección y, tanto el cuerpo como la tapa tienen que tener protección contra el agua y la radiación UV, que eviten la degradación por permanecer a la intemperie.
Se priorizará su fabricación por inyección ya que ofrece mejores propiedades mecánicas y mayor regularidad tanto en dimensiones como en espesores.
La capacidad de los contenedores es de 3.200 litros y 2.200 e incorpora sistemas antivuelco, además de los dos de enganche del contenedor para evitar que, en la posición superior de descarga por volteo en el recolector, sobrepase la vertical y no pueda realizar el ciclo de carga/descarga con normalidad. Estos dispositivos (bulones) antivuelco aseguran disponer de una operación de descarga controlada, y proporcionar una posición de vaciado totalmente estable.