Bicicletas y patinetes…
El carril bici está para emplearlo, pero bien empleado, por supuesto. Es una evidencia que éste fue, sin duda, el objetivo por el cual se creó. Vaya por delante que no tengo nada en contra del carril, hasta me parece un acierto que mucha gente se desplace de un sitio a otro en bicicleta o en patinete eléctrico, pero de esto, a molestar constantemente al ciudadano de a pie con el peligro que conlleva va, de largo, un abismo.
El patinete eléctrico es la penúltima moda, ya que la última siempre está por llegar, que ha salido en el mercado, con lo cual éramos pocos y parió la abuela. Vivimos en un país en el que un tanto por ciento elevado de personas, por no decir la mayoría, hace lo que le pasa por los… y simplemente así nos va en esta vida moderna llena de mentiras, despropósitos, incongruencias, atrocidades…
Decía hace años Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno de la España de Felipe González, que cuando ellos gobernaran, «a España no la conocerá ni la madre que la parió». Pues sí, algo de razón tendría este señor con el parangón de ahora (la frase de antes y lo que sucede ahora tiene distinto concepto), ya que una mayoría de los que habitan en este país (algunos ya estaban anteriormente y muchos siguen entrando sin parar) los conocen, precisamente, no por ser ciudadanos honestos, decentes, íntegros y con sentido común, sino todo lo contrario, por sinvergüenzas y amorales y, lo que es peor, sentirse muy orgullosos y satisfechos de ello.
Un servidor tiene por costumbre, tampoco tengo ninguna necesidad de hacer lo contrario, levantarse tarde, es decir, que casi nunca salgo a la calle antes de las once de la mañana; también es verdad que me acuesto muy de madrugada, ya que soy pájaro de noche y entre tinieblas me muevo mejor. Hay un refrán que dice: «Un negocio que no da para levantarse a las once de la mañana no es negocio ni es na». Pues ya ven amigos, ¡suerte la mía!, ya que en estos momentos mis trabajos son secundarios y no me llevan a ninguna parte, con lo cual hago caso al refranero y me levanto casi a la hora del Ángelus.
Todo esto viene a cuento, ya que hace unos días tuve la necesidad de salir de casa temprano (caso muy puntual) y me di cuenta de que el carril bici, sobre todo bien de mañana, es un caos total. Como no mires delante, detrás, a ambos lados del carril y, además, te pares un instante mucho antes de cruzarlo, apañado vas, porque te llevan por delante en menos de lo que canta un gallo.
Bicicletas y patinetes eléctricos a diestro y siniestro, a toda pastilla como si de una carrera de Fórmula 1 se tratara. Y esto no es todo, ya que en el Parque de las Estaciones, concretamente, y en muchos sitios más, me imagino, muchas veces no transitan por el carril que les corresponde, espacio que se encuentra a la izquierda o a la derecha según se mire, sino por el centro, lugar exclusivo para las personas que van circulando tranquilamente por donde deben o bien para que los niños jueguen con total normalidad.
Ir en bicicleta o en patinete eléctrico no te da derecho a ser el amo del mundo, ni a hacer todo lo que te dé la real gana. Por cierto, no se te ocurra, ni por asomo, discutir con ellos, ya que además de perder el tiempo, también perderás el combate. ¡Vaya pájaros!
Ya ha habido varios accidentes y en ningún momento se ha puesto remedio a la situación. Si algún día sucede algo grave, Dios quiera que no ocurra, quedaremos como Cagancho en Almagro y buscaremos culpables, llenaremos páginas de periódicos y en pocos días otra vez más de lo mismo y a otra cosa mariposa. Así es la vida y así es España. Existen unas normas que cumplir y si no se cumplen el maestro armero de turno que las sancione, ya que todo lo contrario puede derivar que el carril bici en vez de ser una solución, que lo es si se emplea bien, sea como el IVA, es decir, otro problema añadido a todos los que ya existen por estas latitudes. Se trata de prevenir los accidentes que puedan ocurrir, ya que a toro pasado todos somos Manolete. ¡Esto es lo que hay!