La Gran Muralla Verde, el sueño ecologista de África
Este cinturón verde recorre África de este a oeste a lo largo de más de 8.000 kilómetros
La Gran Muralla Verde de África pretende crear más de 10 millones de puestos de trabajo
El proyecto ha sido reconocido por el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas

El cambio climático, la desertificación y la degradación de las tierras de cultivo suponen desafíos de enorme calado ante los que ningún país puede salir airoso por sí solo. Cuestión que tienen bien clara los 11 países que colaboran en el marco del proyecto de la Gran Muralla Verde de África, una de las iniciativas ambientales más ambiciosa del siglo XXI.
Su objetivo es crear un corredor de restauración paisajística con plantaciones de árboles y tierras recuperadas que cruce el continente africano de este a oeste, en la región del Sahel, entre el desierto del Sáhara y la sabana. Hablamos de un cinturón verde de más de 8.000 kilómetros de largo y 15 de ancho que apuesta por el desarrollo rural sostenible.
El proyecto comenzó a gestarse en el año 2005, cuando los jefes de estado y de gobierno de los 11 países del Sahel decidieron aliarse para buscar una salida regional a problemas como la emergencia climática y la degradación de ecosistemas. En el año 2007, la Unión Africana decidió respaldar y liderar esta iniciativa, dando lugar a su arranque real.
Seguridad alimentaria e hídrica
«Para 2030, la Gran Muralla Verde pretende restaurar 100 millones de hectáreas de tierra, almacenar 250 millones de toneladas de carbono y crear 10 millones de puestos de trabajo. Ya proporciona seguridad alimentaria e hídrica, hábitat para plantas y animales salvajes y una razón para que los habitantes permanezcan en una región asolada por la sequía y la pobreza», explican desde el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Mirey Atallah, jefa de Adaptación y Resiliencia del PNUMA, considera que «esta notable iniciativa ya está cambiando la vida de muchas personas de toda África, incluso en países propensos a conflictos. También demuestra los grandes beneficios de la restauración en paisajes gravemente amenazados por el cambio climático».
La Gran Muralla Verde fue, de hecho, seleccionada entre las 10 primeras Iniciativas Emblemáticas de Restauración Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas. Estas iniciativas emblemáticas son ejemplos ilustrativos de cómo la restauración a escala paisajística puede hacer frente a la triple crisis global del cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y la contaminación y los residuos.
Millones de árboles
Ciertamente, los ambiciosos objetivos marcados parecen difíciles de conseguir para el año 2030, si bien es cierto que ya se han alcanzado importantes logros, más si tenemos en cuenta que el Sahel es una zona afectada por conflictos y profundas crisis ambientales y económicas.
A pesar de todas estas dificultades, ya se han recuperado 20 millones de tierras restauradas, una superficie equivalente al 40% de toda España. Y se han plantado, en total, entre 16 y 30 millones de árboles, dependiendo de las fuentes consultadas.
Los puestos de trabajo creados ya superan los 350.000, y también se han generado alrededor de 90 millones de dólares en ingresos gracias a las actividades realizadas. Más de 220.000 personas han recibido capacitación sobre producción sostenible de productos agropecuarios y no madereros para apoyar la transición hacia un consumo y una producción más responsables.
Con el siguiente vídeo subido a redes sociales podemos comprender mejor la magnitud del proyecto.
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Impulso a las iniciativas locales
Otro de los éxitos de esta iniciativa es que ha servido para dinamizar la participación activa y el empoderamiento de las comunidades locales, a las que se ayuda para poner en marcha sus propios proyectos de emprendimiento ecológico.
Según Christophe Besacier, coordinador del Mecanismo de Restauración de Bosques y Paisajes de la FAO, la iniciativa «apoya a los emprendedores verdes para garantizar la implementación de inversiones de restauración sostenibles y proporciona múltiples beneficios a las poblaciones más vulnerables».
Se trata de un enfoque que puede aplicarse en los países empobrecidos de la zona, «ofreciendo la esperanza de un futuro mejor en un momento en el que los conflictos y la inseguridad aumentan la presión sobre las comunidades», destaca el miembro de la FAO.
Wangari Maathai
La Gran Muralla Verde de África continúa el trabajo iniciado por la keniata Wangari Maathai, que fue la primera mujer en recibir el Premio Nobel de la Paz. Maathai, también conocida como la Mujer Árbol o Mamá Árbol, recibió dicho galardón en el año 2004 por poner en marcha el movimiento Cinturón Verde.
Esta organización ha conseguido plantar más de 47 millones de árboles en África para proteger el medioambiente y promover medios de vida sostenibles. También ha puesto en marcha una red de 3.000 viveros, en cuyo cuidado participan más de 35.000 mujeres del entorno rural.
Maathai murió en 2011 víctima de un cáncer, pero dejó tras de sí este impresionante legado que, como vemos, continúa más vivo que nunca en la Gran Muralla Verde de África.