El Cuaderno de Pedro Pan

Agustín El Casta reúne a sus personajes centrales en ‘La Vía de Cintura’

Asistimos a la celebración del cuarto de siglo del espectáculo diseñado para celebrar las fiestas navideñas

Un catálogo de disparates protagonizados por la acción política de la izquierda radical

Agustín El Casta continúa siendo un claro referente para el público insular y esto no le permite bajar el listón

Agustín El Casta.
Agustín El Casta.

‘La Vía de Cintura’ es mucho más que el ‘Especial de Navidad’ preparado por el humorista Agustín El Casta este 2021. Por encima de todo, asistimos a la celebración del cuarto de siglo del espectáculo diseñado para celebrar las fiestas navideñas con su público, primero en el Café de Cala Gamba, y desde 2005 en la sala magna del Auditórium de Palma, que es tanto como decir cambiar el ambiente intimista de su pequeño teatro por el arriesgado test de multitudes que año tras año tiene lugar ante 1.700 localidades, con llenos diarios, lo que prueba que, a fecha de hoy, sigue vigente su resumen de la actualidad mallorquina en clave de humor.

El Casta siempre cuida de alejarse de la etiqueta de ‘humorista político’, lo que no impide una lectura distendida de nuestra realidad cotidiana con fuerte significado político.

El gran acierto, no obstante, es trasladar el auténtico veredicto al patio de butacas, convirtiendo las risotadas y los aplausos en guiños de consenso a propósito de situaciones disparatadas provocadas por la acción política. Un buen ejemplo, en el show de este año, lo tenemos en ‘Es cosa de jóvenes’una radiografía hiperrealista del adolescente contemporáneo enfrentado a cómo era la adolescencia de los ‘boomers’, la generación de El Casta, y en lo relacionado con el sexo bastó un atril y leer lo que defiende el Gobierno de España a propósito de los 17 sexos según el Ministerio de Igualdad.

Un catálogo de disparates protagonizados por la acción política de la izquierda radical, cuyo aval académico es su pasado en comunas de perro-flautas. También el mensaje grabado de Don Corelone adquiría especial significado en la función del 29 de diciembre, en la que por primera vez se exigía para acceder al Auditórium el certificado Covid. Un veto a los negacionistas que le daban mayor relevancia e hilaridad a las palabras del padrino mafioso.

La sala, obviamente, apoyando unánime su mensaje. Elegir la Vía de Cintura como leit motiv para este Especial de Navidad a su vez le servía a El Casta como coartada para hacerse un homenaje por los 25 años de vigencia de su espectáculo navideño. El corto dirigido por Marcos Cabotá era un guiño a sí mismo citando en el metraje a sus personajes más celebrados: Lorenzo Llamas, Klaus Kartoffel, Doctor Tardanza y Cardenal de Lloseta. Todos ellos con algunos destellos magistrales, en especial ver a Lorenzo Llamas intentar ligar con la chica del coche vecino en pleno atasco sin percatarse de que iba toparse con un grupo de lesbianas capitaneadas por la polémica regidora Sonia Vivas. Demoledor y desternillante.

El homenaje al público en este 25 aniversario llegó precisamente al final, reservándose el último cuadro a una nueva odisea de Lorenzo Llamas, el personaje que mayores éxitos le ha deparado a lo largo de su carrera.

Agustín El Casta continúa siendo un claro referente para el público insular y esta circunstancia no le permite bajar el listón. Este 2021 ha vuelto a ser fiel a sí mismo, y a su gente, siendo de subrayar el mosaico autobiográfico dedicado a su generación, los ‘boomers’, e igualmente válido para quienes nacieron con anterioridad, puesto que nos enfrentaba a esa transformación sociológica tan profunda experimentada los últimos 70 años.

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