Por qué el expolio de arte a Aragón es clave en el relato secesionista y guerracivilista de Cataluña
La Asamblea Nacional Catalana (ANC) sigue denunciando que el expolio es de Aragón a Cataluña
El Monasterio de Sijena fue un enclave fundamental para los reyes aragoneses del Medievo


La Asamblea Nacional Catalana (ANC) sigue manteniendo que la recuperación de los bienes y pinturas de Sijena por parte de Aragón en un «expolio» a Cataluña, al considerar que dichas obras pertenecen al patrimonio románico catalán, pese a que tanto el Tribunal Supremo como la Audiencia Provincial de Huesca han sentenciado que fueron arrancadas del Monasterio y que deben ser devueltas.
La pregunta que cabe hacerse es por qué para el relato secesionista el Monasterio de Sijena tiene tanta relevancia. Según Juan Yzuel, presidente de la plataforma ciudadana Sijena Sí, «Cataluña las ambicionaba desde antes de la guerra civil», pues hay que tener en cuenta que el monasterio será «un lugar muy relevante para la Corona de Aragón, al ser fundado por la reina Sancha de Castilla, esposa del rey aragonés Alfonso II».
Monasterio de Sijena y las batallas judiciales con Cataluña
Enclavado en un paraje sin igual, donde las damas nobles de la Corona de Aragón se refugiaron durante siglos, el Monasterio de Sijena aspira a convertirse nuevamente en una referencia mundial como símbolo de resistencia ante el expolio artístico y el abandono espiritual de tantos lugares que se han convertido en moneda de cambio de intereses ideológicos.
La batalla judicial emprendida por un alcalde de Sijena a finales de los años noventa del pasado siglo, para recuperar los bienes de Sijena que Cataluña se negaba a devolver, parece que comienza a ver los frutos, aunque lentamente. Un proceso judicial que no dudaron en continuar desde el Gobierno presidido por Luisa Fernanda Rudi, pasando por Javier Lambán y ahora continuado por Jorge Azcón.
Si bien, pese a haber una sentencia del Tribunal Supremo y una orden de la Audiencia Provincial de Huesca, el Parlamento de Cataluña como el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) sigue jugando al despiste, justificando que las pinturas murales de Sijena no pueden ser devueltas a Aragón, puesto que «el desmontaje y traslado las pondrían en riesgo».
Sin embargo, la concentración convocada por la Asamblea Nacional de Cataluña a las puertas del museo este lunes –a la que sólo acudieron unas 35 personas– ante la llegada de los técnicos aragoneses para valorar dicho desmontaje y traslado al Monasterio de Sijena, con pancartas denunciando «el expolio» aragonés, han evidenciado que la resistencia del MNAC y del Parlament no responde a motivos técnicos sino ideológicos.
«Hay que entender que estas pinturas murales fueron realizadas al crearse el Monasterio en 1188, siendo uno de los lugares más importantes de la Corona de Aragón, ya que fue archivo de la Corona, también panteón real», explica a Juan Yzuel a OKDIARIO.
Cataluña y el expolio del arte románico
«En la guerra civil, sufrió un incendio por parte una columna anarquista que hizo que las monjas tuvieran que salir rápidamente. Las pinturas se quedaron dañadas, y el funcionario de los museos de Barcelona, Josep Gudiol, las arrancó para protegerlas y se las llevó a su taller, donde las guardará enrolladas», señalará.
Desde la Plataforma Sijena Sí dudan de cómo se llevó a cabo este proceso: «Siempre hemos pensado que Josep Gudiol podía haber tomado otra solución, pues este hombre era arquitecto, pero hay que tener en cuenta que el Museo de Arte de Cataluña –Museo Nacional de Arte de Cataluña, conocido por sus siglas como MNAC–, llevaba décadas arrancando pinturas del Pirineo para crear la idea del arte románico catalán».
«Las pinturas habían sido ambicionadas durante décadas e incluso se les ofrecieron a las monjas la posibilidad de comprarlas. Sin embargo, el Monasterio al ser declarado Monumento Nacional en 1923, nada podía salir de él sin el permiso del Monasterio de Cultura», explicará Yzuel.
Y añade que «tras el final de la guerra civil, en 1939, la Comisión de Reparación de Patrimonio de Franco, las encontró enrolladas. Tomaron la decisión de dejarlas al cuidado del MNAC para que puedan volver al Museo de Huesca o de Zaragoza para su custodia hasta que el Monasterio pudiera recuperarse».
«Durante décadas, Aragón intentó recuperarlas, pero se le puso unas condiciones económicas que en aquel momento era imposibles de asumir. Ya en 1996, Alfonso Salillas, en nuevo alcalde de Villanueva de Sijena –cuya familia había trabajado durante generaciones para el Monasterio y conocía perfectamente la historia– empezó los pleitos a través del Tribunal Constitucional (TC) para recuperarla», relatará OKDIARIO.
Según expone, «en un primer momento, Jordi Puyol intentó blindarlas considerándolas patrimonio catalán –en aquel momento estaban colocadas en el MNAC y habían sido expuestas parte de ellas en Londres y Nueva York–».
Después de 13 años, el TC falló en una sentencia diciendo que no le corresponde a él determinar la propiedad de estas pinturas, y que debía hacerse por vía administrativa. «En 2016, se obtuvo la primera sentencia, que declara en el Tribunal número 2 de Huesca que estas pinturas pertenecen a Aragón y deben devolverse», recordará Yzuel.
La historia que continúa es de todos conocida. El MNAC apeló primero a la Audiencia Provincial, perdieron, y volvieron a apelar al Tribunal Supremo, que volvió a repetir que esas pinturas son de Aragón, y que deben volver en un plazo de 20 días.
Según sostiene Yzuel, lo que debía haber sido un juicio claro y sencillo por la vía administrativa, se complicó durante años. «Los propios patronos del MNAC –el ministerio de Cultura, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona– se han manifestado en varias ocasiones que este era un problema entre comunidades autónomas, pero esto no es un problema político».
¿Qué sucedió? Según este experto, «las sentencias judiciales tanto de los bienes como de las pinturas se dieron cuando el independentismo catalán está atacando con su mayor virulencia. Ellos intentaron hacer de este pleito de propiedades un conflicto político. En este caso, en lugar de España nos roba, Aragón nos roba».