ARAGÓN

El jefe del atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza disfrutará de su semilibertad: la Fiscalía no recurre

Al etarra sanguinario Joseba Arregi Erostarbe, alias 'Fiti', le quedaban todavía dos años en la cárcel

La Audiencia Nacional ha logrado revocar el tercer grado concedido por el Gobierno vasco hasta en dos ocasiones desde 2022

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Paula Ciordia

El tercer grado concedido al sanguinario etarra Joseba Arregi Erostarbe, alias Fiti, es el ejemplo de la consumación de la reivindicación histórica de ETA, que exigía el fin de la política de dispersión y lograr la libertad para sus presos.

Desde luego, así se percibe desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), tal y como explican a OKDIARIO, al  conocer por la Audiencia Nacional finalmente no recurrirá la decisión de la Consejería de Justicia del Gobierno vasco (anunciada la semana pasada) de conceder el tercer grado a Fiti, a quien la Audiencia Nacional lo condenó a 2.354 años de prisión en 2000, y cumplía una pena de 30 años de prisión, por su implicación en 16 asesinatos. 

Con ésta hubiera sido la tercera vez que la Audiencia Nacional que habría revocado el tercer grado al etarra Fiti. Una posibilidad que, desde el principio,  la AVT miró con escepticismo, puesto que eran conscientes de que «era muy improbable», ya que la Audiencia ha paralizado en dos ocasiones anteriores la decisión del Gobierno vasco y, en esta ocasión, no tenía apenas margen de maniobra. La primera en febrero de 2022, coincidiendo con el cambio del modelo penitenciario en dicha comunidad, en el que las Juntas de Tratamiento deben justificar por qué el preso no está en semilibertad.

Fiti etarra tercer grado
Imagen de la Casa Cuartel de Zaragoza.

El Gobierno Vasco y el tercer grado de Fiti

Las víctimas del terrorismo insisten en la importancia que tiene que los presos que optan a estos regímenes de semilibertad cumplan dos condiciones. La primera, que se comprometan a colaborar con la Justicia, y la segunda, que no se permita celebrar homenajes públicos. Dos peticiones que no se cumplen a día de hoy. Y para más inri desde la asociación ven como un «paripé» que los etarras sólo tengan que pedir perdón, además del compromiso de pago, para que se les conceda dicho tercer grado. Lo que exactamente ha pasado en este caso, al deducirse con estas acciones que el etarra presenta «arrepentimiento», al firmar una carta pidiendo el perdón a sus víctimas «con nombres y apellidos».

Actualmente, según cifras proporcionadas por la AVT, se han concedido 80 terceros grados que afectan a 65 presos. Unas cifras que se deben a que la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha conseguido revocar hasta en 15 ocasiones algunas concesiones del Gobierno vasco. «Esto evidencia la forma diferente de interpretar la Ley entre las dos instituciones. El Derecho Penitenciario no se puede convertir en la puerta de atrás del Derecho Penal», trata de concienciar la abogada de la AVT, Carmen Ladrón de Guevara, a OKDIARIO.

Fiti, su intento para el tercer grado

En estos momentos, Fiti es el preso etarra más viejo al que se le concede el tercer grado. Tiene 78 años, y muchos y terroríficos muertos a sus espaldas, como los de la Casa Cuartel de Zaragoza, en el que murieron 6 niños pequeños, un adolescente de 17 años, dos mujeres embarazadas y otros tres adultos. Al día siguiente de aquel 11 de diciembre de 1987, más de un cuarto de millón de zaragozanos salieron a las calles en una multitudinaria manifestación en la que se podía leer pancartas como «pena de muerte para los asesinos».

La historia presidiaria del etarra Fiti es clave para comprender cómo se ha ido estrangulando la lógica penitenciaria en España hasta conceder el tercer grado, y con ello la rendición a las proclamas legendarias de ETA. La primera de ellas, el fin de la política de la dispersión, que nació como modo de desarticular los núcleos que estaban creando los etarras en algunas prisiones al coincidir en la misma cárcel.

No hay que olvidar que el fin de la política de dispersión «ha sido uno de los grandes chantajes de ETA», denuncia Ladrón de Guevara. El secuestro del funcionario de prisiones Ortega Lara o el del concejal del PP, Miguel Ángel Blanco, amenazando con su asesinato si en el plazo de 48 horas no se acercaba todos los presos de ETA, son ejemplos de este chantaje. «El Gobierno no cedió y ETA cumplió con su ultimátum», señala la abogada de AVT.

El primer acercamiento de un preso etarra con delitos de sangre al País Vasco fue precisamente el de Fiti. «Primero, en 2019, se produce el acercamiento de Alicante a Asturias, manteniendo el primer grado. Después de Asturias a la prisión de Martutene, en San Sebastián, en 2020, cambiará a segundo grado», explica Ladrón de Guevara. «Estos acercamientos se convertirán en algo progresivo durante el 2020, con el traslado de 21 condenados por terrorismo, teniendo seis de ellos condenas por delitos de sangre y, por tanto, víctimas directamente afectadas», señalan desde la AVT.

Este acercamiento de Fiti fue, por tanto, un punto de inflexión, puesto que hasta entonces, el Gobierno de España se había comprometido a no trasladar a las cárceles vascas a ningún terrorista con delitos de sangre. Sólo se trasladaría a aquellos presos que les quedara pocos años para terminar de cumplir su condena. Algo que no se cumplió. Es, en este momento, cuando la AVT inicia el Observatorio de Política Penitenciaria (que se puede consultar actualmente en la web de la asociación), gracias al cual hay un registro exhaustivo de todos los trasladados que se hacen de los presos hacia cárceles más próximas.

«Todos los presos, salvo los que están en Navarra y Francia, se trasladaron al País Vasco; y, una vez realizado este paso, el Gobierno de Pedro Sánchez les trasladó las competencias en políticas penitenciaras, en octubre de 2021», denuncian desde AVT.

Los Viernes de Dolores

«Los diferentes partidos han llevado a cabo políticas de acercamiento a fin de lograr la reinserción, pero la diferencia con Pedro Sánchez es clara. En su caso, el Gobierno se sostiene gracias al apoyo de EH Bildu, formación política heredera del brazo institucional de ETA que siempre ha fijado el fin de la dispersión como una de las condiciones para mantener su apoyo», señala la abogada de la AVT, quien advierte que la derogación de la política de dispersión comenzó el 8 de agosto de 2018.

Como decimos, en 2020, con Fiti se produce un cambio cuantitativo y cualitativo. «Los traslados se generalizaron convirtiéndose en una pauta semanal sin distinción ente la gravedad de los delitos cometidos. Comenzaron los Viernes de Dolores (como los llamamos en la asociación) en que se nos comunicaba los traslados de 5 y 6 presos etarras con graves condenas y muchos de años de cárcel pendiente de cumplir», explican desde la AVT.

Desde la asociación pidieron al Ministerio de Interior tiempo para poder comunicar a las víctimas que se producía el traslado. «Fue muy angustioso, sólo teníamos 20 minutos para avisarles de que se lo iban a conceder antes de que el Gobierno se lo filtrase a la prensa. Con algunos etarras, tuvimos que llamar a muchas víctimas», recuerdan.

Colaborar con la Justicia y sin homenajes

«Los trasladados han ido acompañados en su mayoría de progresiones a segundo grado, lo que abre la puerta a los permisos de salida y a la progresión a tercer grado de los presos etarras. Actualmente, de los 190 presos etarras, sólo 3 de ellos siguen clasificados en primer grado. Por comparar, en febrero de 2018, de los 245 presos etarras, 209 estaban en primer grado», explican desde la AVT.

Esta es la mayor preocupación de la AVT que ve cómo se van cumpliendo sus mayores temores: la puesta en libertad de los presos antes de que cumplan íntegramente sus condenas. En el caso de Fiti, que argumentan que se encuentra en mal estado de salud, le quedan todavía 2 años de prisión.

«Si no detenemos los homenajes, si no ponemos como condición la colaboración con la Justicia, no sirve de nada, porque no hay reinserción. No podemos permitir que salgan orgullosos de lo que han hecho sólo por firmar una carta de perdón. El perdón se demuestra con hechos. El principal daño que han hecho a las víctimas ha sido jactarse en las instituciones», lamentan. El malestar en las víctimas es general. Las más jóvenes tienen además un duro presentimiento: «Veremos salir hasta el último preso de ETA de las cárceles».

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