Cerro Muriano

La última orden del capitán de Cerro Muriano: «Me suda la p*** todo, todo el mundo para adentro»

La familia del soldado ahogado ha presentado un recurso contra el auto de inhibición en favor de la justicia militar

Cerro Muriano, soldado ahogado,
Dispositivo de búsqueda de los dos militares desaparecidos y posteriormente hallados sin vida en Cerro Muriano (EFE).
David García de Lomana

«Me suda la polla todo, todo el mundo para adentro». Fue la orden final del capitán de Cerro Muriano a sus soldados antes de lanzarse al lago de la base de la Brigada Guzmán el Bueno X. El oficial rechazó así posponer las maniobras, tal y como propusieron varios militares, que indicaron que no se daban las condiciones idóneas para llevar a cabo el ejercicio, que se saldó con un cabo y un soldado ahogados.

Aquella mañana, a pesar del intenso frío, unos 2-3 ºC, la escasa visibilidad y con el agua del lago turbia y próxima a congelarse, el oficial ordenó ejecutar las maniobras. Ese mismo día los militares se habían levantado a las 5:00 horas. Aun con circunstancias adversas, el capitán siguió adelante: «Esto es como en la guerra, se corren riesgos».

Son parte de los testimonios recogidos por el abogado de la familia del soldado sevillano Carlos León Rico, una de las víctimas, en el recurso de apelación presentado este jueves en el juzgado de instrucción nº 4 de Córdoba contra su auto de inhibición en favor de la justicia militar.

La defensa, que ejerce también como acusación particular, recalca que los «graves hechos ocurridos» no tienen encaje en el Código Penal Militar, pues aunque el artículo 46 tipifique el maltrato de obra, no tipifica el homicidio doloso, delito «mucho más grave y específico», y del que acusan a toda la cadena de mando responsable del ejercicio. En concreto, se señala al general de brigada, a dos coroneles (el que aprobó las maniobras y el que estaba al mando aquel día, que era otro distinto), el teniente coronel, el comandante, el capitán, dos tenientes y el sargento, unos como autores y otros como cooperadores necesarios.

Al respecto, el abogado Luis Romero Santos explica en su recurso, al que ha tenido acceso OKDIARIO Andalucía, que el artículo 12 de la Ley Orgánica de la Competencia y Organización de la Jurisdicción Militar «refiere que cuando nos encontremos con delitos tipificados en ambos códigos (Militar y Penal)», se aplicará este último si sus penas son más graves.

En ese sentido, detalla que el artículo 46 del Código Militar que tipifica el maltrato de obra refleja penas de 6 meses a 5 años de prisión, mientras que el artículo del Código Penal que tipifica el delito de homicidio establece penas de 10 a 15 años de cárcel.

«Nos encontramos con un delito no tipificado por el Código Penal Militar y que se encuentra únicamente tipificado en el Código Penal común, por lo que no cabe acordar que la jurisdicción militar sea competente en la presente causa, por la falta de tipicidad de los hechos en la jurisdicción militar», incide la defensa. Al respecto, la Asociación de Tropa y Marinería Española ya advirtió de que en la justicia militar «hay corporativismo y las sanciones son más benévolas».

El abogado recalca que aquel 21 de diciembre se ordenó a la tropa atravesar el lago artificial de la base de Cerro Muriano, unos 100 metros de orilla a orilla, «sin contar con las más elementales medidas de seguridad adecuadas para la práctica», asumiendo con ello un «riesgo extremo». Los testigos narran incluso que propusieron al capitán dejar las maniobras para otro día, pero hizo caso omiso. «¡Me suda la polla todo, todo el mundo para adentro!», dijo el mando, según ha descrito un soldado presente en las maniobras.

El fatal ejercicio se saldó con la muerte por ahogamiento del soldado Carlos León Rico, de 24 años, y del cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, de 34, que se lanzó al agua para auxiliar a sus compañeros. Además del uniforme, el casco, las botas, el fusil y una mochila de ocho kilos, algunos de ellos llevaban una mina inerte como castigo por no ejecutar correctamente ejercicios previos, elevando el peso del macuto hasta los 12 kilos. Varios militares fueron atendidos por hipotermia y otro de los soldados fue rescatado en parada cardiorrespiratoria y reanimado a tiempo por un militar.

La acusación particular insiste en que en el entorno del lago no había ningún socorrista ni equipos de salvamento (flotadores, salvavidas…), como tampoco ambulancia ni personal sanitario o facultativos de emergencia. Además, la línea de vida, la cuerda de sujeción que debía unirles a todos y estar fijada en un elemento fuera del lago (en un árbol, por ejemplo), «no era tal, sino que simplemente era una cuerda guía, que además fue soltada» por orden del capitán con el objetivo de tirar de los hombres ya sumergidos bajo el agua, pero provocó el efecto contrario y los hundió aún más hacia el fango.

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