Problemas para los alérgicos andaluces: al coronavirus se suma una primavera intensa por la floración del olivo

Cómo podar un olivo
Cómo podar un olivo

Los problemas respiratorios que ya de por sí tienen las personas alérgicas están más amenazados que nunca. Al coronavirus, hay que sumarle ahora el adelanto de la floración del olivo, muy potente para los alérgicos, tal y como ha confirmado la Universidad de Jaén (UJA), que prevé el adelanto de la floración  y un nivel de concentración de polen primaveral más intenso de lo normal. Más de un 20% de los jiennenses son alérgicos al olivo en una provincia que cuenta con más de 60 millones de olivos.

La estación de seguimiento continuo de los niveles de polen de la Universidad de Jaén (UJA) ha registrado concentraciones bastante altas de los pólenes invernales en relación a otros años, principalmente de ciprés durante el mes de febrero y principios de marzo, y de plátano de sombra durante la primera quincena de marzo.

El investigador del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la UJA Luis Ruiz Valenzuela ha aludido «a un invierno muy seco y caluroso, prácticamente sin ningún día de lluvia», como el principal causante de concentraciones tan elevadas. En concreto, según se informa desde la UJA en un comunicado, los picos de concentración del nivel de polen de ciprés y plátano de sombra se produjeron el 5 de febrero con 484 granos/m3 y el 10 de marzo con 947 granos/m3, respectivamente.

A su vez, Luis Ruiz Valenzuela ha señalado que las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones de las últimas fechas han adelantado considerablemente la floración de estas plantas hasta en 15 o 20 días respecto a lo habitual.

«Normalmente, el período de máxima intensidad tanto del olivo como de las gramíneas, que coinciden en el tiempo, es la primera o segunda semana de mayo. Teniendo en cuenta lo ocurrido con los taxones que les preceden, puede que este año la floración del olivo se adelante hacia finales de abril y ya empecemos a registrar concentraciones elevadas en esas fechas», ha dicho.

No obstante, el investigador de la UJA también ha advertido que «siempre es complicado hacer predicciones de este tipo porque depende de la climatología del momento en el que las plantas están en floración». Así, ha señalado que generalmente si la primavera es lluviosa ese nivel de concentración es más bajo.

Aún con ese condicionante, en Jaén «se puede aventurar que la estación polínica de olivo siempre va a ser intensa con independencia de que la primavera sea lluviosa, ya que se trata de la provincia con mayor extensión de este cultivo y junto con el polen de gramíneas, coincidiendo en el tiempo, la convierten en la zona con las más elevadas concentraciones de polen alergénico en el ámbito mundial».

Comparativamente con los últimos tres años y de acuerdo al comportamiento del clima, el experto de la UJA ha indicado que «la estación de polen del olivo de este año se comportará de forma parecida a 2017, que fue más intensa de lo normal en cuanto a concentraciones, con un pico de 10.113 granos/m3 y varios días con cifras superiores a 5.000 granos/m3, y con un adelanto considerable, lo que también conlleva una finalización de la floración más anticipada».

En cuanto a la evolución del estudio de la incidencia de los pólenes, la Universidad de Jaén cuenta con registros de taxones de tipo polínico desde principios de los años 90. Algunos de los pólenes alergénicos, como el ciprés y el olivo, han sufrido una tendencia ascendente moderadamente acusada en los últimos años.

«Sin embargo, las concentraciones de otros pólenes que eran relativamente importantes en el aire cuando iniciamos estos estudios, como los llantenes (plantago), el polen de paritaria o de quenopodiáceas, un tipo de vegetación que crece asociada al cultivo del olivar, han descendido paulatinamente con el tiempo. Las causas están relacionadas con la urbanización del entorno de las ciudades o el uso intensivo de herbicidas», ha argumentado Luis Ruiz Valenzuela.

La estación de seguimiento de la UJA realiza una recogida de datos diaria. Para ello cuentan con una estación de monitoreo que recoge aire de forma similar a un pulmón humano, alrededor de 12 litros por minuto, y proyecta ese aire contra una superficie que va impregnada de una sustancia adhesiva en la que quedan adheridos todos los aerosoles sólidos que contiene. Entre ellos, partículas inorgánicas, partículas diésel, el polen y las esporas de hongos.

El aparato permite determinar la hora de inicio y la hora final de muestreo, que junto al volumen de aire conocido permite realizar un registro de la concentración de cada polen en el aire hora a hora. «La clave está en el laboratorio para discriminar lo que es polen del resto de partículas impregnadas y en el entrenamiento de los investigadores en la identificación de cada tipo de polen mediante la tinción y el uso de microscopios ópticos», ha explicado.

Los datos obtenidos por la estación de seguimiento de la UJA se envían periódicamente a la Red Española de Aerobiología, institución encargada de transmitir la información en el parte meteorológico de Aemet, con mapas de previsión a nivel nacional y regional. Para el investigador de la UJA «la difusión de esta información es muy útil para la población alérgica, ya que le ayuda a prevenirse ante posibles picos de concentración».

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