Melilla

Melilla pide a Sánchez no ser «dócil» con Mohamed VI: «Es humillante, no quiere molestar a Marruecos»

Imbroda pierde toda "esperanza" en la reapertura de la aduana comercial por la sumisión del Gobierno

Pedro Sánchez, en una rueda de prensa en Rabat (Marruecos).
Pedro Sánchez, en una rueda de prensa en Rabat (Marruecos).
David García de Lomana

El presidente de Melilla, Juan José Imbroda (PP), ha perdido toda «esperanza» en la reapertura de la aduana comercial de Melilla con Marruecos, cerrada unilateralmente por Rabat en agosto de 2018, hace casi seis años, y se ha mostrado crítico con el Gobierno de Pedro Sánchez, que se mantiene «dócil» y sumiso frente a Mohamed VI.

Imbroda se ha pronunciado de este modo después de que la pasada semana el PP sacara adelante en el Congreso de los Diputados su proposición no de ley para exigir al Gobierno de Sánchez que negocie con Marruecos la apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla en 90 días, una propuesta que sumó los apoyos de Vox, PNV, Podemos, CC y UPN, la abstención de ERC, Bildu, Junts y BNG y el voto en contra de PSOE y Sumar.

Imbroda ha señalado que ese voto en contra de los socialistas implica que el PSOE está «en otras cosas, en tonterías», pero no «en lo que tienen que estar», como, por ejemplo, en recuperar en su totalidad la bonificación del 50% a las cuotas patronales de la Seguridad Social. «Lo peor de todo esto es la humillación de Marruecos a España» a través de Melilla con el incumplimiento del régimen de viajeros, que «se lo han cargado», porque «se ha desmantelado y sólo beneficia a una parte», ha recalcado.

«Usted viene de Marruecos con un piano y lo puede cruzar a Melilla, pero usted no puede llevar ni un paquete de frutos secos de Melilla hacia Marruecos. ¿Eso qué es?», se ha cuestionado Imbroda. «Casi puedo llegar a entender que Marruecos no quiera una relación comercial aduanera, aunque sea documentada, porque le puede afectar a su comercio, pero tragar que el régimen de viajeros sea nada más en una parte es de un servilismo y una docilidad del Gobierno con Marruecos extraordinaria», ha lamentado.

Lo cierto es que reabrir las aduanas supondría oficializar el comercio entre Ceuta y Melilla y otras ciudades marroquíes, lo que en la práctica implica un reconocimiento de facto de la españolidad de ambas ciudades por parte de Rabat. Y Marruecos, que no oculta sus intenciones anexionistas, no piensa ceder terreno.

Ante este panorama, la primera autoridad melillense ha admitido frustrado que sólo le queda «protestar» en el Congreso y el Senado para ver si así el Gobierno de España toma «conciencia» del asunto, aunque no guarda «ninguna esperanza» al respecto, ya que no ve «conciencia política ni dignidad suficiente para pensar lo que le interesa a Melilla o a España».

Imbroda tampoco entiende que el Ejecutivo central no apele a la Unión Europea para que «se ponga seria con Marruecos». «No quieren molestar a Marruecos ni lo más mínimo, hay una docilidad extraordinaria y ponen los intereses de los melillenses por los suelos, les da exactamente igual. Lo que les interesa es el sillón para que no los echen por siete votos. Eso es lo que estoy viendo», ha zanjado la máxima autoridad de Melilla.

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