Un marroquí condenado por el 11M vuelve a prisión por robar y disparar a un guardia civil en Almería
Apuntó al agente con una pistola y apretó el gatillo, pero el arma no se disparó porque tenía el seguro activado
El TSJA ratifica una pena de casi 15 años de cárcel
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado la pena de 14 años y ocho meses de prisión para el islamista Zohaib Khadiri por disparar dos veces sin éxito a guardia civil y encañonar a otro en El Ejido (Almería) mientras intentaba escapar de una vivienda a la que había entrado a robar. Zohaib K., de nacionalidad marroquí, ya fue condenado por ayudar a huir a seis yihadistas autores de los atentados del 11M.
Zohaib K. fue detenido a principios de 2007 en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona). Cumplió una condena de 10 años de cárcel por integrar una red islamista que prestaba ayuda a yihadistas, ya sea enviándoles dinero o facilitando su huida de España. Entre las personas a las que financió figuraban varios de los autores de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, como Othman El Mouhib, el argelino Daoud Ouhnane y los marroquíes Mohamed Afalah, Mohamed Belhadj y Abdelilah Hriz.
Ahora, más de 20 años después de los atentados que dejaron casi 200 muertos y cerca de 2.000 heridos, el TSJA ha desestimado los recursos de apelación del acusado y de su compinche en el robo y confirma en su sentencia las penas dictadas por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería. El tribunal estipuló en su día que una vez Zohaib K. cumpla dos tercios de la condena o se le conceda el tercer grado penitenciario, se sustituya el resto de la pena por 10 años de expulsión del territorio nacional.
El robo y el intento de asesinato
Los hechos se remontan a la madrugada del 24 de febrero de 2022, cuando, pasadas las 2:00 horas, Zohaib K. y su compinche, L. L. S., se dirigieron a bordo de un Audi a una vivienda del núcleo costero de Almerimar, en El Ejido, para cometer un robo.
Previamente, los condenados habían seleccionado la vivienda y planificado el golpe, puesto que utilizaron un dispositivo electrónico de inhibición canina para evitar la actuación de los perros de guardia que tenía la propietaria del inmueble.
Una vez tranquilizados los perros, saltaron el muro perimetral de la casa ataviados con guantes y pasamontañas para evitar ser reconocidos (la condena aplicaba en este sentido la agravante de disfraz, que endurece la pena). Acto seguido, con la ayuda de varias herramientas, rompieron la puerta y entraron al domicilio.
Los procesados subieron al dormitorio de la víctima y Zohaib K. le apuntó con una pistola «cargada y apta para disparar», exigiéndole «de forma violenta» el dinero y las joyas, y diciéndole en repetidas ocasiones que «en caso de no hacerlo la matarían». Los ladrones lesionaron a la mujer al intentar inmovilizarla atándola con una manta.
Tras registrar varias de las habitaciones, se hicieron con unos 80 euros en efectivo, varias piezas de joyería, un teléfono móvil y las llaves de la casa, pero en un momento dado sonó la alarma y se dieron a la fuga.
L. L. S. se ocultó en un arbusto y fue detenido sin oponer resistencia. Zohaib K., por su parte, saltó la valla perimetral de la vivienda mientras era perseguido por un guardia civil que le dio el alto «de forma repetida» mientras se identificaba. Cuando el agente estaba a unos tres metros de él, el procesado sacó una pistola que guardaba en la cadera, apuntó contra él y apretó el gatillo, pero el arma no se disparó. Sorprendido, miró la pistola, apuntó de nuevo al pecho del agente y volvió a disparar, pero tampoco consiguió accionar el arma porque «no se dio cuenta de que el seguro estaba activado», según el fallo de la Audiencia emitido el 4 de marzo de 2024.
Zohaib K. logró huir de nuevo y fue perseguido por otro guardia civil, al que también intentó apuntar con la pistola, aunque en esta ocasión el agente logró placarlo. El procesado forcejeó y escapó por tercera vez, pero a los pocos metros fue reducido por varios guardias civiles que lograron darle alcance. Antes de ser detenido, Zohaib K. intentó deshacerse del arma y de alguno de los efectos sustraídos. Los dos agentes a los que intentó disparar sufrieron lesiones de carácter leve.
La Audiencia de Almería condenó a Zohaib K. a ocho años y ocho meses de prisión por un delito de homicidio intentado, un delito de atentado y dos delitos leves de lesiones, todos ellos en concurso ideal, cuatro años más por un delito de robo con violencia e intimidación y otros dos años por tenencia ilícita de armas.
Su compinche fue condenado a dos años de cárcel por tenencia ilícita de armas y otros tres años, dos meses y siete días por un delito de robo con violencia e intimidación.
Además de las penas privativas de libertad, el tribunal impuso a los acusados una orden de alejamiento de 500 metros durante cinco años con respecto a la víctima, a quien deberán indemnizar con 3.400 euros por las lesiones y los daños morales sufridos. Zohaib K. también deberá indemnizar a los dos guardias civiles con 700 euros.
La Sala de Apelación del TSJA, que destaca la «muy pormenorizada y trabajada sentencia» de origen, considera patente la intención de matar del acusado, que si no tuvo éxito fue porque su «impericia» le llevó a no quitar el seguro del arma. El guardia civil dijo que llegó a oír el «click» del gatillo. A esta versión se sumó la pericial técnica de balística que confirmó el correcto estado de funcionamiento de la pistola, de la que se llegó a accionar el disparador. El informe señaló que Zohaib K. no consumó su intención homicida porque «no pudo reconocer la existencia del seguro, que a lo mejor ni siquiera sospechaba que forma parte de su mecanismo».