Cerro Muriano

El capitán de Cerro Muriano y dos mandos más comparecerán el día 22 por los dos militares ahogados

El juzgado militar ha aplazado un día las comparecencias

También están citados el teniente y el sargento investigados

Cerro Muriano, soldado ahogado,
Dispositivo de búsqueda de los dos militares desaparecidos y posteriormente hallados sin vida en Cerro Muriano (EFE).

El capitán al mando de las maniobras en el lago de la base de Cerro Muriano (Córdoba) en el que fallecieron ahogados el soldado Carlos León Rico y el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar comparecerá como investigado, junto a un teniente y un sargento, el próximo viernes 22 de marzo. El Juzgado Togado Militar nº 21 de Sevilla ha aplazado un día las comparecencias de los tres mandos, inicialmente previstas para el día 21.

La citada instancia rechazó recientemente las medidas de prisión provisional solicitadas para el capitán por parte de los abogados de la familia del soldado, y para todos ellos en el caso de la familia del cabo.

Según la acusación particular que ejerce la familia de Carlos León Rico, los responsables de ambas muertes serían el general de la Brigada X Guzmán el Bueno del Ejército de Tierra, dos coroneles -tanto el que aprobó las maniobras como el que estaba al mando aquel día-, el teniente coronel, el comandante, el capitán que dirigía el ejercicio, dos tenientes y el sargento, unos como autores y otros como cooperadores necesarios.

Esta semana, la viuda del cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar remitía un escrito a la ministra de Defensa, Margarita Robles, solicitándole la «suspensión de funciones» de los mandos encausados -capitán, teniente y sargento- por la muerte de los dos militares.

En el escrito dirigido a Robles se alude al «artículo 111 de la vigente Ley de la Carrera Militar», que dice así: «El pase a la situación de suspensión de funciones del militar profesional se podrá acordar como consecuencia del procesamiento, inculpación o adopción de alguna medida cautelar contra el imputado en un procedimiento penal o por la incoación de un procedimiento disciplinario por una falta muy grave».

El fatal ejercicio

La representación de la familia del soldado, ejercida por Luis Romero Santos, recalca que aquel 21 de diciembre se ordenó a la tropa atravesar el lago artificial de la base de Cerro Muriano, unos 100 metros de orilla a orilla, «sin contar con las más elementales medidas de seguridad adecuadas para la práctica», asumiendo con ello un «riesgo extremo». Los testigos narran incluso que propusieron al capitán dejar las maniobras para otro día, pero hizo caso omiso. «¡Me suda la polla todo, todo el mundo para adentro!», dijo el mando, según describió un soldado presente en las maniobras.

El fatal ejercicio se saldó con la muerte por ahogamiento del soldado Carlos León Rico, de 24 años, y del cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, de 34, que se lanzó al agua para auxiliar a sus compañeros. Además del uniforme, el casco, las botas, el fusil y una mochila de ocho kilos, algunos de ellos llevaban una mina inerte como castigo por no ejecutar correctamente ejercicios previos, elevando el peso del macuto hasta los 12 kilos. Varios militares fueron atendidos por hipotermia y otro de los soldados fue rescatado en parada cardiorrespiratoria y reanimado a tiempo por un militar.

La acusación particular insiste en que en el entorno del lago no había ningún socorrista ni equipos de salvamento (flotadores, salvavidas…), como tampoco ambulancia ni personal sanitario o facultativos de emergencia. Además, la línea de vida, la cuerda de sujeción que debía unirles a todos y estar fijada en un elemento fuera del lago (en un árbol, por ejemplo), «no era tal, sino que simplemente era una cuerda guía, que además fue soltada» por orden del capitán con el objetivo de tirar de los hombres ya sumergidos bajo el agua, pero provocó el efecto contrario y los hundió aún más hacia el fango.

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